Relato: La libreta de los muertos (final)

Valskov observó a la jovencita con recelo. ¿Acaso ella pertenecía a un sindicato rival o era la hija de algún miembro en particular?

"No se preocupe", le dijo aquella adolescente, como si supiera qué era lo que estaba pensando. "No diré nada; de todos modos, la prensa y la policía no lo creerían".

"¿Quién eres?", le preguntó.

"Soy solo una estudiante de preparatoria cuyo padre fue uno de los suyos", respondió la joven con simpleza antes de marcharse.

"¿Quién es tu padre?"

"¿Por qué debería decirlo?"

"Como miembro de uno de los sindicatos, deberías saber tus obligaciones".

"No estoy obligada a decírselo, pues mi padre está retirado".

Valskov bufó con frustración. En la Liga de las Sombras, una de las reglas más importantes era que a un asesino retirado no se le toca, sin importar si perteneciese a otro sindicato. Y eso incluye a los familiares.

"Por esta vez lo dejaré pasar, muchacha. Pero para la próxima, no tendrás tanta suerte".

"En lugar de amenazarme, preocúpese por esconder bien su libreta. Le recomendaría su casa o su departamento; mi padre siempre me decía que eran los mejores lugares para esconder una Libreta de los Muertos".

Dicho esto, la joven se marchó. Valskov, tomando su libreta, decidió tomar a bien el consejo de la muchacha. Sin embargo, durante el camino a su departamento en Whitechapel, se preguntaba quién podría ser el padre de la chica y por qué tenía la sensación de que se arrepentiría una vez que se enterara.