Yo soy quien soy, no lo que parezco ser.
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Una cosa es lo que fui ayer, y otra lo que puedo ser hoy. Una cosa es lo que soy, y otra, completamente diferente, es lo que parezco ser o la gente interpreta de mí.
Ayer, me levanté pensando en este dilema, aunque debo reconocer que lo que filosofado muchísimo, con base en las tantas cosas que veo a diario.
Vivimos en un mundo donde las apariencias pueden engañar, donde muchas veces somos juzgados por lo que otros ven en la superficie, por cómo hablamos, cómo vestimos y hasta cómo comemos, pero lo cierto es que no somos solo lo que parecemos ser, sino lo que decidimos ser cada día.
No estamos atados al pasado ni a los errores que cometimos, y mucho menos, a esos errores que suelen ser de origen familiar. ¿Te das cuenta? Cada amanecer nos da la oportunidad de redefinirnos, de evolucionar y de crecer.
Las afirmaciones con "Yo soy"(algo que hago cada mañana de mi vida) son más que simples palabras; son declaraciones de identidad, de intención y de poder.
La ciencia ha demostrado que nuestros pensamientos moldean nuestra realidad y en la Biblia, podemos leer cuando el apóstol Pablo recomendó: "Diga el débil, fuerte soy"
Cuando decimos: "Yo soy fuerte", "Yo soy capaz", "Yo soy exitoso", nuestro cerebro empieza a alinear nuestras acciones con esas creencias. ¡No es magia, es neuroplasticidad! Es el cerebro que se adapta, refuerza conexiones neuronales y genera nuevas formas de pensar y actuar.
¿No es esto maravilloso? Nuestro creador nos ha dado este poder para ser la persona que queremos ser cuando hacemos lo necesario.
Si ayer dudé de mí mismo, eso quedó atrás. "El agua pasada... esa agua que ya pasó, no moverá el molino".
Hoy puedo decir con certeza: "Yo soy resiliente, yo soy valioso, yo soy suficiente".
No porque lo parezca ante los demás, sino porque lo reconozco dentro de mí. Y al repetirme estas verdades, mi mente comienza a creerlas, y mi cuerpo y mis acciones responden en consecuencia a estas declaraciones.
El poder de "Yo soy" radica en que nos convierte en arquitectos de nuestro destino.
Si nos repetimos que somos débiles, fallaremos antes de intentarlo. Pero si afirmamos con convicción lo que queremos ser, abrimos el camino para que esa realidad se manifieste.
Hoy, no soy lo que fui ayer, ni lo que los demás creen que soy. Hoy soy quien elijo ser.
Y cada día, con mis palabras y acciones, construyo mi destino... el destino que siempre he soñado.
Tengo algunas publicaciones que quizás puedan ser de su interés, y que, a continuación, compartiré alguna de ellas:
1.- La Fuente de la Eterna Juventud: ¿Un Camino a la Longevidad?
2.- Dos Poderosos Aceites que Debes Consumir a Diario por tu Salud.
3.- ¿Margarina o Mantequilla? La Sorprendente Verdad Sobre Qué Debes Comer para una Salud Óptima
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