Aunque me han sucedido muchas cosas que yo podría decir que fueron muy tristes, les voy a contar la que más me ha marcado y la que me ha conllevado a comprender lo que soy hoy en día. Nada sucede por error, todo tiene una razón de ser. Lo más sentido que me ha pasado fueron los ataques de bulling suscitado en mi infancia y parte de mi adolescencia, según era extremadamente fea ante los ojos de los demás, era muy delgada, con piel oscura, cabellos afros y dientes pronunciados... en esa época sentí mucho dolor, las personas fueron muy crueles conmigo e hicieron que mi autoestima se desmoronara. En el cololegio los chicos que yo no conocía me gritaban a lo lejos palabras muy ofensivas, muchas veces me esperaban al salir de clase para promulgar sus ataques con hirientes palabras. En la calle cuando caminaba con mis familiares, amigas o conocidos, los que iban en los carros lanzabas sus palabras molestas, yo solo bajaba la cabeza apenada, deseaba llegar a mi casa para desplegar mi ira y soltar mis lágrimas a solas en mi habitación. Todo esto conllevó a que sintiera mucha envidia hacia las mujeres bonitas, deseaba todo lo que tenían las demás chicas y las imitaba constantemente, y lo que fue aun peor para mí, es que la soberbia y la vanidad se apoderó de todo mi ser... Las personas no saben lo que se siente cuando se pasa por todas estas emociones. Por lo mismo nunca me di la oportunidad de conocerme como realmente era; aceptarme se me era muy difícil... Hoy en día, ya en mi adultes; y aunque no fue nada fácil y gracias a las oraciones constantes, he aprendido a valorarme, aceptar mi físico tal cual es y sobretodo a conocerme, a conocer esa esencia que siempre había estado allí, a conocer esa esencia que tanto yo oculté...