Yo también echo de menos aquellos viejos tiempos en los que jugábamos al aire libre. Juegos sencillos y nos divertíamos. Hoy en día las calles están vacías y sólo por la noche hay jóvenes de 17 años aburridos porque las tiendas y todo lo demás está cerrado. Es triste que como sociedad hayamos permitido que se llegue tan lejos. El teléfono móvil y el ordenador han causado muchos daños, incluida la putrefacción cerebral. A veces parece que yo también lo sufro.