Minutos. Maíz. Trenes y Betsy

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Estoy desde hace horas tirado en la línea del tren. Puede que en algún momento venga sobre los rieles esta bestia mansa y me convierta en millones de fragmentos de sangre, huesos y pensamientos. He tomado la decisión de morir. Cada mañana es un insulto al que asisto solemne.
Me he quedado sin trabajo y he decidido en virtud de un cambio cortar con la realidad. Primero me he acomodado poniendo la cabeza sobre el riel. Noto la frialdad y el punzante latido de sonidos lejanos. Sería estúpido morir tan incómodo. Me reacomodo de forma fetal y me entretengo viendo las hormigas. Recuerdo que cuando era un niño pasaba horas observando el ajetreado mundo de estos animales. Les ponía obstáculos y disfrutaba de paz interior. La casona tenía el piso con cuarteaduras y un verde gris odioso en las paredes. Cultivábamos maíz y acostumbraba caminarlos durante horas. Luego regresaba con la cabeza llena de historias. Le dispararon una tarde al viejo. Vinieron unos matones a cobrarle un pago por protección. De que nos iban a proteger que no fuera de ellos mismos. La bala le atravesó el cráneo como mantequilla. No tenía rostro, arrasaron con cuanto pudieron. Me quedé perdido en los campos de maíz. En las noches me tendía a llorar.
El cerebro hace una especie de reseteo para no quedar tarado. Desperté una mañana entre olores de iodo. Una manguera escupía líquidos a mi cuerpo. Pensé en la odiosa suerte de que me encontraran. Qué sentido tenía salvar a quien no tiene deseos de ser salvado. Podía enseñar los dientes cuatro veces al día. Me volvían a inyectar y el sueño me recogía en sus brazos. Simplemente, estaba anclado a ese pedazo de lienzo. Cuando la bala salía del arma y el tiempo antes del impacto era infinito. Las hormigas me picaban las piernas. Me desconectaba de ese submundo mental y estaba sobre la línea del tren. El sol comenzaba a molestar y el tren tal vez había desistido de hacer el recorrido habitual. Ahora me reprochaba el tema de no haber traído agua o alguna fruta. Morir con hambre, además de odioso, era molesto. Si viera planeado todo, hasta un pequeño cuaderno para dejar algunos apuntes. Alguna concesión poética. Ejemplificar que es el arte. ¿El qué maneja la locomotora durante años, no sería ya un artista? Debí escribir algunos apuntes sobre la teoría del cuento. Refutar algunos puntos y delinear otros. Hacer croquis y graficar todo el mundo narrado. Usar escritores conocidos y otros olvidados en una especie de cita en un mundo virtual.
Llegaba la hora de tomar las píldoras, indicadas. Era mejor tomarlas, morir es algo que denota valor, se debe morir sobrio. Esperar que los espíritus que viene a buscarte vean la redondez de tus glóbulos oculares. Es complicado el tema en cuestión, tu alma se desprende de este montón de carne que más que todo es un ancla terrenal. Y ves desde otra perspectiva tus estertores de pez maloliente a punto de espirar.
Llegado a este detalle, ves lo ridículo de tu situación. Seguro eres un indocumentado que está en la frontera esperando el tren de la muerte (la bestia). Vas a estar muerto seis segundos antes del impacto. Tu corazón va a experimentar un colapso eléctrico. De haber sabido contarías con algunas aspirinas, eliminar la glicerina. No ha hecho falta el impacto.
Abres los ojos y sientes en esta soledad, el silencio, es abrumador. Te concentras en escuchar y es la muerte al fondo en forma de fierros. Está lejos. Va a tomar un tiempo en llegar y es complicado querer vivir. Ahora que lo pienso podría intentar vivir. Remasterizar el lienzo y coger la bala antes del impacto. Ver otro atardecer entre los maizales. Sembrar una hilera de casuarinas en la entrada de la casa y pintar en azul. Prusiano. Colgar un daguerrotipo de fin de siglo, amueblar con caoba y tener flores en la terraza.
Muero. No muero. Muero. No muero. Ya es tarde. El tren seguro ha tomado otra dirección. Me animo a esperarlo con los ojos abiertos. El cielo es digno de indagar. Recuerdo ahora los pequeños roces de piel con Betsy. Solo he tocado su mano dos veces y ha sido mágico. Me pregunto que haría ella si me ve acostado entre dos líneas paralelas de muerte. Siento un eco en los rieles. Un sonido metálico conocido. Podría levantarme y salir a la llanura sin esfuerzo. Pero me he entumecido en todo este tiempo. Tengo un poco de hambre y la mente juega con hormigas, perros y girasoles. En que pensaran las personas que agonizan. Me enfoco en este tema, grito, pienso, cierro los ojos, el sonido es ya una oscilación perceptible que navega por las líneas de hierro y que siento en la piel. ¿Dónde está Betsy a estas horas? Si lo pienso un poco. No quiero morir sin decirle que la amo.

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I have been lying on the train line for an hour. At some point this tame beast may come on the rails and turn me into millions of fragments of blood, bones and thoughts. I have made up my mind to die. Every morning is an insult to which I solemnly attend.
I have become unemployed and have decided by virtue of a change to cut with reality. First I have settled myself by putting my head on the rail. I notice the coldness and the sharp throbbing of distant sounds. It would be stupid to die so uncomfortable. I rearrange myself fetally and amuse myself by watching the ants bustle about. I remember as a child spending hours watching the busy world of these animals. I would put obstacles in their way and enjoy inner peace. The house had a cracked floor and an obnoxious gray-green on the walls. We grew corn and I used to walk them for hours. Then he would come back with a head full of stories. The old man was shot one afternoon. Some thugs came to charge him a protection fee. What were they going to protect us from other than themselves. The bullet went through his skull like butter. He had no face, they wiped out everything they could. I was lost in the cornfields. At night I tended to cry.
The brain does a kind of reset so as not to become a moron. I woke up one morning to the smell of iodine. A hose was spitting liquids into my body. I thought about the hateful luck of being found. What was the point of saving someone who had no desire to be saved. I could show my teeth four times a day. They would inject me again and sleep would gather me in its arms. I was simply anchored to that piece of canvas. When the bullet came out of the gun and the time before impact was infinite. The ants stung my legs. I was disconnected from that mental underworld and I was on the train line. The sun was starting to get annoying and the train had perhaps given up its usual route. Now I reproached myself for not having brought water or fruit. To die hungry, besides being hateful, was annoying. If I saw everything planned, even a small notebook to leave some notes. Some poetic concession. To exemplify what art is, wouldn't he who drives the locomotive for years already be an artist? I should have written some notes on the theory of the story. Refute some points and outline others. Sketch and graph the whole narrated world. Use known writers and other forgotten ones in a sort of appointment in a virtual world.
It was time to take the pills, indicated. It was better to take them, to die is something that denotes courage, one must die sober. Waiting for the spirits that come looking for you to see the roundness of your eyeballs. It is complicated the subject in question, your soul is detached from this pile of flesh that more than anything else is an earthly anchor. And you see from another perspective your rales of smelly fish about to exhale.
At this point, you see how ridiculous your situation is. Surely you are an undocumented person who is at the border waiting for the train of death (the beast). You will be dead six seconds before impact. Your heart will experience an electrical collapse. If you had known you would have had some aspirin, the glycerin is missing. The impact was not necessary.
You open your eyes and you feel in this solitude, the silence, it is overwhelming. You concentrate on listening and it is death in the background in the form of iron. It is far away. It's going to take a while to come and it's hard to want to live. Come to think of it I could try to live. Remaster the canvas and catch the bullet before impact. Watch another sunset through the cornfields. Plant a row of casuarinas in the driveway and paint in blue. Prussian. Hang a turn-of-the-century daguerreotype, furnish with mahogany and have flowers on the terrace.
I die. I don't die. I die. I do not die. It is already late. The train has surely taken another direction. I dare to wait for it with my eyes open. The sky is worth investigating. I remember now the little skin rubs with Betsy. I've only touched her hand twice and it was magical. I wonder what she would do if she saw me lying between two parallel lines of death. I feel an echo on the rails. A familiar metallic sound. I could get up and walk out onto the plain without effort. But I've grown numb in all this time. I'm a little hungry and my mind plays with ants, dogs and sunflowers. What will the dying people think about. I focus on this subject, I scream, I think, I close my eyes, the sound is already a perceptible oscillation that sails along the iron lines and I feel it on my skin. Where is Betsy at this hour? If I think about it a little. I don't want to die without telling her I love her.

Translated with DeepL.com (free version)

con cariño para, @hefestus, @wakeupkitty, @blessedlife y
@italygame