Los Carroñeros // RELATO
David paso buscando a su amigo Julián. Ambos tenían turno nocturno en la empresa agroindustrial. Mantenían una amena charla dentro del vehículo, sobre lo que harían en caso de ser reales los rumores. La empresa tenía problemas de insolvencia y en las próximas semanas podrían cerrarla. Loso compañeros de labores discutían las ofertas que recibieron de otras compañías y la posibilidad de invertir en un negocio propio.
La conversación fue interrumpida cuando David freno de golpe el automóvil. Vieron con asombro un Toyota Machito perdiendo el control, dando vueltas en el aire y estrellándose en un lote de terreno rodeado de viviendas. Aparcaron el vehículo, encendieron las luces intermitentes y bajaron de inmediato.
Se acercaban al lugar del accidente cuando sintieron un golpe. David cayó al suelo. Fue el empujón de un hombre que vestía solamente pantalones cortos. Julián lo ayudo a levantarse y veían personas salir de las viviendas alrededor. Corrían desesperados hasta la camioneta. Pensaron que era para brindar ayuda, pero al contrario, era con intenciones de robar.
Impotentes y sin poder hacer nada para detener a las pirañas de la sociedad, que revisaban la parte trasera del vehículo, sacaban bolsas, herramientas, cajas, todo lo que pudieran encontrar. Mientras, el conductor estaba dentro del vehículo, mal herido y dos cuerpos que salieron expulsados de la camioneta, estaban a pocos metros, aun respiraban. Se acercaron lo suficiente para percatarse que uno de ellos, intentaba gesticular palabras, solicitando ayuda.
Todo parecía un pandemónium, los niños ayudaban a sus padres a desvalijar y saquear. Otros grababan con sus móviles y hasta una pareja se hacía una selfie, sonriendo, con el vehículo destrozado de fondo. Julián intentaba comunicarse con los bomberos o cualquier organismo público que pudiera prestar ayuda. En ese momento vio las luces de la policía. Dos coche patrullas aparcaron con violencia. Los agentes de la ley bajaron gritando improperios para alejar a los cuervos humanos. David sintió un alivio, al fin habría orden y ayudarían a los heridos del accidente.
Su alivio se transformo rápidamente en decepción. Los veladores de la seguridad, revisaban los bolsillos de los cuerpos tirados en el acampado, escudriñaba en los pantalones en busca dinero. También daban un vistazo por cuellos y brazos, esperando encontrar cadenas, relojes, alguna joya de valor. Los guardianes de la sociedad, actuaban como carroñeros, revolviendo entre las sobras.
David les exigió que ayudaran a esas personas. Se desangraban. Le respondieron con una amenaza, si continuaba con sus gritos, pasaría la noche en una celda. A la media hora llegaron los bomberos, debían sacar al conductor atrapado en el amasijo de hierro. Pero antes, se reunieron con los policías, reclamando parte del botín. Era el acuerdo tácito entre ellos. Cuando llegaron las ambulancias, los cuerpos habían dejado de respirar.
Desconcertados regresaron al auto. Julián le pidió las llaves. Manejaría hasta la fábrica. Ambos guardaron silencio, no podían creer como esos seres humanos pudieron actuar con ese grado de salvajismo. David, absorto en sus pensamientos, tomo la decisión de lo que haría cuando cerraran la empresa. Arreglaría todos sus documentos, los de su esposa e hijos. No podía permanecer más en ese país. No permitiría que sus hijos crecieran en ese pedazo de tierra sin ley. Llena de personas que perdieron la empatía y la bondad hace largo tiempo. Una sociedad que se estaba devorando a sí misma.
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Me asusta que la ficción que presentas es tristemente una realidad plausible en muchos lugares donde la sobrevivencia a veces lleva a las personas a extremos a los que no llegarían en situaciones normales.
Saludos y felicidades por el texto.
¡¡¡Felicidades!!!
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