Ese día que todo salió al revés / o Inesperadamente bien

Tengan cuidado con lo que le piden a Dios, en un momento de angustia, tristeza o desesperación, porque se les puede cumplir.

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De lunes a viernes, tenía la misma rutina: despertador, ducha, desayuno apurado y salir a trabajar. Algunos días iba con una energía contagiosa, sobre todo cuando sabía que era fin de mes y tocaba el bono. Ese dinerito me ayudaba a cubrir cuentas, comprar algo especial o simplemente respirar un poco. Otros días, el cuerpo no me daba, y el sueño era tanto que me quedaba dormida en la camioneta, pasando de largo mi parada. Llegaba tarde, agitada, con la mirada de la supervisora clavada en mi espalda.

Pero había otros días… esos en los que no quería ir. No por el trabajo en sí, sino por el ambiente. En especial por una compañera que, desde el primer día, me vio como una amenaza. Me lo dijo con esas palabras exactas: "Tú eres joven, rápida, la gente te quiere… tú viniste a quitarme mi puesto". Lo tenía todo para hacerme la vida imposible, y a veces lo lograba.

Una mañana en particular, después de una situación humillante, me encerré en el baño. No dije nada a nadie. Solo respiré, lloré bajito y le hablé a Dios como si estuviera frente a mí. "Sácame de aquí, por favor… o sácala a ella… pero ya no aguanto más". Ese fue mi mantra por varios días, repetido en cada oración silenciosa, cada vez con menos esperanza… pero siempre con fe.

Entonces llegó el último viernes de marzo.

Nada parecía distinto. Hasta que nos reunieron a todos, y por videollamada, nos dieron la noticia: la empresa cerraba operaciones. Así, sin aviso. Todos nos quedamos en silencio, procesando. Ese mismo día nos entregaron nuestra liquidación. Afuera, el sol brillaba como si no pasara nada. Por dentro, sentía un torbellino: alivio, tristeza, miedo, libertad.

No voy a mentir: extraño mi lugar de trabajo. Hay días en los que el vacío se siente. Pero cuando me acuerdo de esa oración en el baño, y cómo todo cambió de golpe, no puedo evitar pensar que a veces Dios escucha… pero responde de formas totalmente inesperadas.

Y aunque el final no fue como lo imaginé, fue exactamente lo que necesitaba.