¿Falsas acusaciones, falsas víctimas? / Cuando los victimarios son las víctimas

Eso de las falsas acusaciones es un asunto tan viejo como la maña de sacar fiado. Si, por ejemplo, nos vamos a la Biblia, al profeta José, a quien sus hermanos lo vendieron como esclavo a un mercader egipcio, lo metieron injustamente en la cárcel debido a la falsa acusación que hizo de él la mujer de su amo. Pero de falsas acusaciones está plagada la historia del mundo y basándose en hechos de la vida real, la escritora norteamericana Harper Lee, escribió la novela “Matar a un ruiseñor” (1960), donde se narra la historia de un joven negro que fue juzgado y declarado culpable por un jurado conformado por puros blancos.

El joven de color fue acusado por una joven mujer blanca quien lo señaló como un agresor que intentó violarla. Y casualmente, al profeta José y a este joven negro les sucedió algo similar: Fueron las mujeres las que los estaban acosando sexualmente. Por lo menos a José le salieron solamente algunos años de cárcel, pero al joven negro lo mataron por haberse intentado escapar de la prisión.

Y así sucesivamente hay miles de casos. Cabe mencionar, por ejemplo, cuando los que se hacen llamar autoridades les colocan envoltorios de droga en los bolsillos a quienes están abordando, lo que en el acto se convierte en un secuestro donde las víctimas o sus familiares tienen que pagar.

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