Consejos para Escritores #1 "Humildad Ante Todo" | Por @thelostprophet

Cuando nos topamos con algún título del estilo “consejos para escritores”, es normal pensar en sujerencias o recomendaciones para mejorar la redacción, la narrativa, entre otros aspectos de suma importancia relacionadas con el grandioso arte de la escritura. Pero, por desgracia, es muy poco habitual hablar de otros temas que deberían tener el mismo grado de importancia. Centrándonos muchas veces en mejorar nuestro talento y habilidad para la escritura, y olvidando cultivar otras áreas de nuestras vidas. Es por esa razón que tomé la decisión de iniciar esta serie de consejos iniciando por el que para mí sería el más importante de todos: la humildad.

Normalmente, al comenzar un tema, suelo dar una pequeña definición, pero en este caso saltaré ese paso, e intentaré ir directo al grano. Muchas veces creemos que, por no ser reconocidos o famosos, no seremos víctimas del antagonista de esta historia: la soberbia, y su inseparable amiga, el orgullo. Que, por cierto, hablando del segundo, un conferencista dijo en una ocasión que “el orgullo es como el mal aliento, todo el mundo sabe que lo tenemos, menos nosotros mismos”. Es tanto así, que muchas veces negamos que podríamos tenerlo.

A medida que vamos aprendiendo y mejorando, nos volvemos más susceptibles a caer en las garras de estos enemigos silenciosos, y si a eso le sumamos el recibir algún tipo de elogio por nuestro trabajo, peor aún. Esto se debe a que este mal, así como cualquier otro, no mira color de piel, estatura, status social, nivel académico, lengua, nacionacionalidad, género, ni nada parecido, si eres un ser humano como cualquier otro encajas perfectamente en el perfil. Pero toda patología, normalmente, tiene un tratamiento, y aquí veremos algunos de ellos.

Esta tiene una doble intención. La primera de ellas, tiene que ver con tus inicios. No naciste siendo un gran escritor, o un excelente artista, porque hasta aquellos con un talento innato les tocó ser guíados y corregidos. El segundo tiene que ver con el lugar donde naciste o creciste. Aunque seas una persona que nació en una “cuna de oro”, hay una lista que puedes hacer de personas que confiaron en tu talento, que tuvieron más peso que aquellas que pensaron que fracasarías. Recordar nuestro lugar de origen, quiénes confiaron en nosotros, y aquellos que nos enseñaron, es una gran herramienta para recordar que no debemos creernos más que otra persona.

En cierta ocasión me topé con algo que me hizo pensar por largo rato: “No hagan nada por orgullo o sólo por pelear. Al contrario, hagan todo con humildad, y vean a los demás como mejores a ustedes mismos”* Lo más lógico al leerlo por primer vez es pensar que nos piden creernos menos que los demás, pero no es así. Un gran secreto para ayudar a frenar el orgullo y la soberbia es ver a quienes nos rodean “mejores que a nosotros mismo” y ya paso a explicar con más detalle. Todos nos hemos topado con alguien a quien admiramos, y nuestra primera reacción es actuar con deferencia. La admiración no lleva a ser muy respetuosos. No es que nosotros nos sentimos menos, sino que vemos a esa persona como si estuviese un escalón por encima de nosotros. Cuando aprendemos a ver a quienes nos rodean de esa forma, es mucho más difícil doblegarnos ante el orgullo.

Algo que muchos artistas olvidan, y aquí hablo en general, no solo del escritor, sino a toda aquella persona que practica algún arte, es que se olvidan que si no fuese, en este caso, por los lectores, no tendríamos ningún tipo de reconocimiento. Sin contar que es gracias a ellos que nos obligamos a mejorar cada día. Ser agradecido y recordar que te debes a tus lectores te ayudará a mantener los pies sobre la tierra, y siempre será una motivación para superarte y querer sorprenderlos.

Cuando miramos hacía el pasado, nos encontramos con un niño o un adolescente que anhelaba escribir un libro, ganar algún premio, que miles de personas se deleitaran con aquella gran obra que nació de los profundo de nuestro ser... A veces simplemente debemos mirar atrás y recordar las razones por las que decidimos iniciar este hermoso camino.

El día que olvidamos quiénes somos, de dónde venimos, y la razón por la que un día decidimos dedicarnos a esto, de a poco empezamos a morir, a perder el norte, la verdadera pasión, y motivación real. Nos apartamos de nuestra verdadera esencia, de lo que realmente somos. Y, quizás sí, parezca que estoy como “obligándonos” a ser esclavos de nuestros lectores, que debemos siempre ofrecerle solo que ellos desean, o algo similar, pero no hay nada más alejado de la realidad. Cuando haces algo que amas, recordar ese tipo de cosas no se vuelve una carga, sino una necesidad. Hay una necesidad de sorprender a esa “persona amada” con algún poema, una canción, chocolates o flores, y esto no es tan distinto. Por el mismo amor al arte, por el amor a quienes nos leen, por el amor al amor, aunque parezca raro, es que debemos ser siempre humildes y recordar quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos.