En nuestra cotidianidad solemos escuchar que 'Una imagen dice más que mil palabras' y, aunque esto es una realidad que no podemos negar, yo también le añadiría que una imagen inspirar mil historias con las que podemos conectar; novedad que nuestra amiga @solperez es partidaria, porque a través de esta dinámica de escritura creativa, estimula dicho arte.

  Particularmente, me complace unirme a su iniciativa, porque disfruto mucho la estimulación que genera dejar volar nuestra imaginación gracias a lo que nos inspira una imagen. Sin más preámbulo, comienzo con mi participación.

Mientras esté con vida, los michis de esta región pueden venir a comer aquí

  Expresó doña Juanita al escuchar el rumor de que sus vecinos no quieren alimentar a los gatos que llegan a sus casas en busca de un mendrugo de pan.

  Para doña Juanita, los gatos son seres vivos que le recuerdan su infancia, porque cuando vivía con sus papás, le regalaban uno. Obsequio que le permitió tener 36 gatos y, para ella, estos felinos eran sus hermanitos. Sin embargo, después de un tornado, fallecieron junto a sus padres; siendo ella la única sobreviviente de esa catástrofe.

  El eslogan más célebre de doña Juanita era:

Si no somos capaces de darle amor a un gato, difícilmente podremos amar a otra a persona

  Ante esas declaraciones, ella buscaba crear consciencia en sus vecinos. Sin embargo, por circunstancias del destino veía que el corazón de cada uno de ellos se endurecía más y esto la desconcentraba, porque no entendía el motivo de tanto odio hacia un ser vivo que creó Dios.

Toc, Toc

  Doña Juanita se levanta de su mecedora y va a abrir la puerta. Un hermoso felino está en la entrada de su casa; ella mira de un lado hacia otro para ver quién lo dejó allí, pero no hay nadie y, ella, con la ternura que le caracteriza, lo carga y lleva a su patio.

Te llamarás Figaro. Este es tu nuevo hogar y, aquí, el amor que recibirás será el mejor alimento que conocerás.

  El gatito, al sentirse cómodo, amado y seguro en los brazos de doña Juanita, se acurruca sobre ella, manifestándole así su agradecimiento y felicidad por conocerla.

  Desde ese día, doña Juanita y Figaro se convirtieron en los mejores amigos. Todos los días ella le daba un puñito de arroz cocino para que se alimentara y, cuando vivían ese momento, ella le hablaba con mucho cariño para que él sintiera su amor.

  Sus vecinos se molestaban con ella al ver que algunas veces no comía bien por darle parte de su alimento al gato, pero ella, lejos de prestarle atención a las críticas, les decía que el amor y la compañía de ese gatito era más valiosa que un mendrugo de pan.

Doña Juanita está muy enferma

  Es la noticia que despertó al pueblo. Algunos vecinos se dirigen a su casa. Al ver que Figaro estaba acostado sobre ella emitiendo unos leves maullidos, se sorprenden e inmediatamente comprenden que dicho cuadro reflejaba el dolor y la tristeza que estaba sintiendo el gatito al observar que doña Juanita estaba mal de salud.

¡Jamás! Había visto un acto de amor como este

  Minutos después, doña Juanita muere y ante tal escena, los vecinos entendieron la reflexión que ella siempre hacía respecto a los animales, ya que era evidente que a pesar de no ser un humano, Figuro desarrolló un amor puro y genuino por ella.

  Ante el sensible fallecimiento de doña Juanita, los vecinos decidieron que Figaro debía ser la mascota oficial del pueblo; le construyeron una casita cerca de la plaza del poblado y, todos los días, iban a jugar con él al igual que le llevaban alimento.

Doña Juanita debe estar feliz en el cielo al ver que Figaro nos ama, así como nosotros a él.

  Once años después, fallece Figaro y, para continuar conmemorando su acto de amor, le hicieron una estatua y, desde ese momento, doña Juanita y Figaro son leyendas del pueblo.

¡Muchas gracias por leer mi publicación!