Un texto muy profundo y conmovedor.
Esa escena de la mujer con el café intacto, esperando entre la esperanza y el desconsuelo, refleja una verdad que muchas han vivido. Tengo que decir que el abandono duele, sea en una mujer o en un hombre, y aunque se nos ha dicho desde pequeños que los hombres no lloran, definitivamente, también nos enseña.
Muchas veces, un café a solas, se transforma en el primer sorbo de amor propio, que es exactamente lo primero que debemos darnos a nosotros mismos, porque: ¿Cómo dar a otros lo que no somos capaces de darnos a nosotros mismos?
Qué poderosa forma de mostrar que del dolo también nace la fuerza. ¿Y tú, has tenido un café así alguna vez?
Saludos...gracias por tu lectura...afortunadamente he tenido muchos cafés así...recuerda que todo en la vida es una lección, una bendición o ambas cosas la magia es saber verlo. Mi saludo fraterno para ti.