Casi todo lo malo que pudo acontecerlo a Job, se había cumplido, unos hombres malvados le robaron el ganado, mataron a sus obreros e incendiaron a sus cosechas y sus diez hijos murieron trágicamente en una sola noche.

Sus tres amigos se enteraron de su tragedia y fueron a visitarlo, cuando vieron su terrible dolor y angustia no hicieron nada, sino que se limitaron a acompañarlo silenciosamente en su tribulación durante siete días.

Para la mayoría de nosotros hubiera sido muy difícil guardar silencio por siete días, por eso fue que los amigos de Job hicieron por él, este es un ejemplo de amor silencioso, quedarse junto a un amigo atribulado.

Job se vio sometido a una prueba terrible, perdió todos sus bienes, se quedó sin hijos y contrajo una terrible enfermedad, pero en medio de tantas desgracias no dejó de bendecir el nombre del señor.

La pregunta de Job, la más insistente es por qué Dios le envió una calamidad tan grande, siendo así que él había sido su fiel servidor.

Job se había quejado muchas veces del inexplicable silencio divino, y al fin obtiene que el señor se le manifieste y le dé una respuesta, la cual resulta a primera vista sorprendente, por que no dice nada sobre los padecimientos de Job.

Job lo que se niega a reconocer es que su piedad sea desinteresada, es decir que no esté ligada a la expectativa de una recompensa, y de ahí el desafío que dirige a Dios, y Dios sabe que Job no lo sirve por interés y por eso, acepta el desafío y el honor de Dios estará en las manos de Job, aunque el mismo no lo sepa.

La total sumisión a la voluntad divina, aún en medio de los peores sufrimientos, ha hecho de job, el prototipo del hombre paciente.

Tus hijos y tus hijas, todos ellos murieron, entonces Job se levantó y lleno de dolor se rasgó la ropa, se raspó la cabeza y se inclinó en actitud de adoración, se dijo: desnudo vine a este mundo y desnudo saldré de él. el señor me lo dio todo y el señor me lo quitó, bendito sea el nombre del señor, a pesar de todo, Job no pecó ni dijo nada malo contra Dios.

Ante el ángel acusador, el señor le dijo, te has fijado en mi siervo Job, no hay nadie en la tierra como él, que me sirva tan fielmente y viva una vida tan recta y sin tacha, cuidando de no hacer mal a nadie, y aunque tu me hiciste arruinarlo sin motivo alguno, él se mantiene firme en su conducta intachable.

Dios insistirá en su grandeza ante Job, la inocencia del hombre, aún cuando tenga que sufrir, no significa que Dios sea injusto. Job reconoce la sabiduría de Dios, que lo puede todo, que no hay nada que no pueda realizar y que él no es nadie para dudar de su providencia. Dios bendijo a Job en sus últimos años, más abundantemente que en las anteriores, llegó a tener catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas, también tuvo catorces hijos y tres hijas, después de esto, Job, vivió ciento cuarenta años y murió a una edad muy avanzada, llegando a ver a sus hijos, nietos, bisnietos y tataranietos. Lo más importante para Job no es haber puesto en claro la doctrina sobre la retribución, sino haberse encontrado con Dios.