Mi Primer Carro

En el año 2009 adquirí mi primer carro, después de graduarme como profesional y ejercer durante dos años, vi la posibilidad de comprar un vehículo para no tener que andar más a pie. El objetivo era claro, una camioneta Sport Wagon 4 puertas, 4x4. Sin embargo, la base no me alcanzaba para un carro nuevo por lo que opté por comprar uno usado. Después de contactar y encontrarme con varios vendedores, me decidí por una camioneta Toyota Samurai FJ60 Sport Wagon del año 1984. Se veía bastante bien de latonería, de tapicería no tanto, pero rodaba. Antes de cerrar el negocio, yo ya me veía recorriendo la Gran Sabana, Mérida, La Colonia Tovar, Los Médanos de Coro, y los lugares más retirados de mi país. Estaba tan contento en aquel momento en que firmé el documento de traspaso y el vendedor me entregó las llaves. Me monté en mi camioneta, coloqué la llave y arranqué con una sonrisa de oreja a oreja.

Mientras rodaba noté que el pedal del croche estaba bastante duro, también el volante, el pedal del freno también estaba muy duro y el frenado era deficiente; también noté un golpeteo que parecía venir de la caja de cambios y se hacía más intenso cuando aceleraba el vehículo; ¡aquello sonaba como un tractor!. Al llegar a la casa, me di cuenta que el carro estaba recalentado, y al revisar el radiador me quemé el pecho por destaparlo estando el motor todavía caliente. Al revisar el carro en casa, me percaté de otro detalle, y luego otro, y luego otro y otro. Me di cuenta que lo que había comprado era un carcamal maltratado por un dueño descuidado. Pero bueno... ¡Ya no había vuelta atrás! para mí la única opción era intentar reparar lo dañado.

A los pocos días empecé a desarmar y reparar los detalles que yo consideré que podía, siendo que no soy mecánico. Allí empezó mi labor como mecánico aficionado. Curiosamente también empezó el gran chalequeo de la misma familia, conocidos y compañeros de trabajo, “sobrino ¡usted lo que compró fue un cáncer!” “pero bueno…!que fue lo que tú le viste a ese carro!!! Ja ja ja ja ja ja ja!!!” “¿comprar un carro para tenerlo guardado en la casa? Qué bolas!” por supuesto que hubo momentos de gran arrepentimiento, no esperaba pasar por una situación como esa y le pedía a mi Dios que me ayudara a salir de esa situación; sólo quedaba tratar de resolver. Después de gastar y gastar y gastar en reconstrucción de motor, caja de cambios, transmisión diferencial, cauchos y otros detalles menores, el carro todavía se veía feo, pero se manejaba suave y sereno. Andaba muy contento en mi carro, pero las críticas seguían, “¡te hubieras podido comprar un carrito sedán pequeño en mejores condiciones!” sin embargo, en esa etapa las críticas ya no me calaban mucho, pero seguían.

Al poco tiempo ocurrió algo muy curioso; estando yo en mi trabajo recibí un dinero inesperado por parte de la empresa donde trabajaba en compensación por haberme cambiado de lugar de trabajo, recuerdo que en ese momento dije: “mi Dios que hago con este dinero”, seguidamente una gran amiga me llamó para que le prestara un dinero; ella estaba vendiendo su Optra Automático 2005 que estaba “nene” para dar la inicial de un carro nuevo, y resulta que la llamaron de la Chevrolet para formalizar la compra y todavía no había podido vender su carro. El dinero que yo tenía era la mitad del lo que ella pedía por el Optra, pero era justo lo que necesitaba para resolver la compra de su carro nuevo. Mi respuesta fue: “tengo el dinero que necesitas, te lo pongo en tu cuenta ahora mismo si quieres, pero déjame ese Optra a mi”. Resolvimos los términos del financiamiento, y a los pocos días de manera inesperada tenía un Optra 2005 Automático en excelentes condiciones, y una Samurai. Recuerdo siempre muy gratamente esa bendición tan grande que recibí de mi Dios. Tiempo después noté que ya nunca hubo más críticas. Creo que cuando obramos sin malicia, aunque parezca en algunos momentos que todo nos sale mal, Dios siempre nos dará la victoria de la manera menos esperada, solo hay que confiar y no odiar.!