EQUILIBRIO PSICOLÓGICO Y EL JARDÍN

in #garden3 years ago

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       Hola, queridos amigos steemians, ¿cómo están el día de hoy?. Con este sencillo post quiero traerles algo distinto.Que al menos a mi parecer no es algo de lo que suela hablarse mucho, o que sea de mayor estudio o interés en nuestra agitada vida cotidiana. Espero les pueda parecer interesante.

       Una de las temáticas de las que poco se suele hablar o que muy pocos conocen, es la influencia de nuestro entorno en nuestro equilibrio psicológico y emocional. La influencia tanto de lo que escuchamos, vemos y sentimos va mucho más allá de una simple emoción en el momento, sino que influye directamente en el desarrollo de nuestro equilibro ante las situaciones que se nos presentan en el día a día. Se ha perdido la costumbre de observar la naturaleza, en la forma en que se presente en nuestra vida diaria. Pasamos del trabajo, al supermercado, de allí a la casa, y a menos que en alguna parte del trayecto contemos con un poco de naturaleza, nos perdemos en la selva de cemento y en nuestras preocupaciones, sin reparar siquiera en quien tenemos al lado.

       ¿Has notado lo diferente que te sientes cuando has visitado el campo o la playa?, ¿te has dado cuenta cómo el canto de los pájaros puede llegar a cambiar en cuestión de segundos tu humor? Si no lo has hecho, comienza desde ahora en adelante a hacer el experimento: ¿Qué sentimientos te genera una puesta de sol o el amanecer?, ¿Cuándo fue la última vez que presenciaste alguno de los dos?, ¿Cuándo fue la ultima vez que abrazaste un árbol o que una mariposa te hizo sonreír?, ¿Cuándo fue la última vez que te detuviste a inhalar el olor a tierra mojada luego de una lluvia?.

       En época de encierros para algunos, de estrés constante para todos, volver a encontrarnos a nosotros mismos es la mejor manera de encontrar la fortaleza para hacer frente a nuestra vida cotidiana, para evitar que la rutina nos consuma. Si bien para algunos, tener contacto con la naturaleza puede ser una empresa muy grande al estar en medio de una ciudad, para tener contacto con ella no es necesario hacer un viaje largo al campo; basta con poner atención en nuestro cielo, en las zonas verdes de nuestra ciudad o en nuestro jardín, y si no tenemos uno, como en mi caso, por lo menos generar un pequeño espacio para tener algunas plantas o por lo menos tener unas en alguna parte de nuestro hogar. Una sola planta es capaz de darle vida a todo un espacio, así de simple funciona su magia. Aunque no nos demos cuenta, psicológica y energéticamente hay un gran cambio entre un espacio que aunque muy lindamente decorado, no tenga ni una planta; y el que por muy grande o pequeño que sea, tenga aunque sea un cactus mínimo. La vida atrae vida.

       Pero, si realmente queremos aprovechar todos los beneficios que pueden generar las plantas, lo ideal sería dedicar un mínimo de tiempo en crear o cuidar nuestro propio jardín. No necesita ser un espacio muy grande, ni tener gran cantidad de plantas, ni siquiera tiene que ser un jardín en sí, dependiendo de las condiciones y posibilidades de cada uno hay cantidad de posibilidades. Desde tener un par de plantas aromáticas en la ventana de nuestra cocina, una pequeña jardinera en algún balcón o terraza, hasta tener un rincón especial para cuidar orquídeas o alguna especie en especial que nos apasione o ya de plano un jardín en todo el sentido de la palabra. No importa su tamaño, lo que importa es nuestra dedicación.

       Contrario a lo que muchos pudieran pensar, el mayor beneficio en el momento de practicar jardinería es cuando realizamos la labor sin guantes, directamente con las manos. El tener contacto directo con la tierra y las plantas, genera una gran cantidad de reacciones químicas en nuestro cerebro, que más allá de regular nuestra presión arterial y bajar el nivel de estrés, también ayuda a fortalecer nuestro sistema inmunológico. Siempre y cuando la actividad de jardinería se haga con total tranquilidad, disfrutando cada una de sus etapas, el dedicar un tiempo diario, incluso semanal, nos ayuda a salir de lo común, lo repetitivo. Nos da espacio para cambiar o analizar nuestros pensamientos o simplemente de admirar la belleza de la naturaleza que tenemos en frente, en nuestras manos. Obviamente que existen casos que realmente requieren el uso de protección para evitar pinchazos o cortadura, pero en definitiva, la mayoría de los beneficios de practicar la jardinería, se ven tremendamente disminuido al momento de evitar el contacto directo con la tierra y con nuestras plantas.

       Por otra parte, comenzar a cuidar una planta desde el momento en que era una semilla nos puede ayudar a entender los procesos de la vida. A generar paciencia, incluso compromiso, valoración, respeto y otras tantas virtudes. Estoy segura que si cada uno desde pequeño hubiese sido enseñado a cuidar una planta, desde sus inicios, sabría valorar el trabajo de quien trabaja generando los alimentos que consumimos, también valoraría más los árboles, ya que sabría el esfuerzo que implica, tanto para quien cuida como para la planta que crece. Quien siembra una semilla pone la esperanza en que la vida brote y con ello permite que dentro de si broten y afloren sus mejores pensamientos y sentimientos, y a la final la vida le da el fruto del entendimiento, la magia que generan la constancia y la paciencia. Sembramos una semilla y a la final germinamos con ella. Germinan nuestros proyectos, así sea el de cuidar un par de plantas y no más, pero al cuidar nuestro jardín afuera, si nos damos la oportunidad, cuidamos nuestro jardín adentro.

       Muchos piensan que la acción de meditar es simplemente sentarse en posición de loto y tratar de mantener la mente en blanco. La verdadera meditación, y sobre todo la meditación activa, nos permiten tomar el tiempo mientras realizamos otras acciones, de observar y evaluar la calidad de nuestros pensamientos y emociones. de hacernos conscientes de qué es realmente lo que nos preocupa, y si estamos en capacidad de solucionarlo en el momento, y si no tomar el tiempo para recargarnos y hacer frente luego. Las plantas tienen la capacidad de entendernos, aunque no tengan la capacidad de que entendamos su lenguaje, si hablas a una planta con amor, de seguro crecerá fuerte y saludable, si le hablas con ira o rabia, no tardará mucho en marchitarse.

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Acciones tan simples como caminar descalzos sobre la grama o la tierra, tomar el tiempo de hacer una respiración profunda en medio de plantas, abrazar un árbol, pueden llegar a hacer una gran diferencia entre continuar en medio de una situación estresante, que a la larga pudiera degenerar en graves problemas de salud; y en desconectar, drenar y equilibrarnos, para recargarnos y luego poder ocuparnos de lo que nos afecta, en vez de sólo preocuparnos y no solucionar nada.

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       Aprender a hacernos responsables, estaría bien en medio de una sociedad en la que todos somos víctimas de las circunstancias. En el momento en que decidimos hacernos responsables de alguien o de algo, asumimos que los efectos de las acciones que tomemos o dejemos de tomar, influenciarán directamente tanto sobre nosotros como sobre de quien somos responsables. Si igualmente pensáramos en hacernos responsables de nosotros mismos, responsable de lo que cultivamos en nuestra mente y en nuestros sentimientos, en sacar las malas hierbas y en abonar la tierra para ser fértiles para todo lo bueno, de seguro no solo fuéramos cada día mejores personas, sino que lograríamos cambiar, si no el mundo, por lo menos nuestra realidad circundante más inmediato. Lograríamos generar por nosotros mismos un lugar más bello y armonioso.

       Nos han educado para competir, ser mejor que el otro sin importar el medio. Nos han inculcado a exigir todo ya hecho, a no entender a no valorar y terminamos carentes, vacíos, tratando de cumplir cánones en los que no encajamos. ¿Qué pasaría si en vez de seguir volviendo árida nuestra tierra interna, dejáramos de sembrar cizaña esperando rosas y comenzáramos a cambiar las cosas radicalmente? ¿Que tal si generáramos un nuevo proyecto?: Diseñarnos a nosotros mismos, no como a otros les parezca, sino como realmente quisiéramos ser. Si nos planteamos un nuevo reto: plantar una semilla o cuidar una planta desde muy pequeña y a través de su proceso, llevar el nuestro. evaluar qué es lo que hace falta para que se dé manera exitosa su y nuestro crecimiento. ¿de qué cuidados requiere? ¿de qué cuidados requerimos?.

       Siempre para iniciar se comienza de a poco. Debemos tomar en cuenta que cada semilla tiene su proceso, requiere su tiempo, igualmente nosotros. Que no existen, ni dos plantas, ni dos flores u hojas de la misma planta absolutamente iguales, así que no podemos pretender ser la copia de otro o que las cosas nos funcionen como a otro. Es posible adquirir un conocimiento, pero cada quien lo aplica como mejor se le acomode, tenemos que aprender que eso es lo natural. Y así como no hay dos plantas iguales, no habrá dos jardines iguales, así tengan los mismos elementos; de igual manera será con nuestros pensamientos y sentimientos.

       Si nunca antes has disfrutado del proceso de la jardinería o de cuidar una planta, quizás sería bueno de que te lo plantearas de forma diferente, no es el hecho de tener el espacio abarrotado de matas que o no estén en buen estado o que ni siquiera sepas que son o para qué sirven. Existe una gran diversidad de plantas que según el clima y el tipo tienen un cuidado u otro, algunas ni siquiera necesitan tierra o un gran espacio para crecer, algunas crecen en agua otras les gusta la sombra, es gusto y disponibilidad de cada quien. además existe una gran cantidad de métodos de riego que le salvan la vida o la planta hasta al más olvidadizo. A lo mejor cuidando una planta o creando tu propio jardín podrías estar dando un plus a tu equilibrio y a tu salud, que antes no sabías cómo encontrar.

       Entonces, querido amigo steemian, ¿serías capaz de aceptar el reto de plantar tu propio jardín interno y externo?, ¿crees igual que yo cultivar(nos) puede hacer una gran diferencia en nuestra vida y en lo que nos rodea?. Espero que si te has tomado el tiempo de leer este post, por lo menos sirva para hacerte pensar y reflexionar. Que la vida permita que tus mejores proyectos germinen, florezcan y den frutos. Que las flores de tu jardín perfumen tu vida.

Atentamente Gabanna.