EL CINE Y EL NIHILISMO: HACIA UNA NUEVA CRÍTICA

in #film7 years ago (edited)

Abstract:
En el siguiente trabajo voy a intentar exponer una reflexión sobre el cine y el nihilismo. Como temas subsidiarios trataré de mostrar una concepción actual de los sistemas conceptuales y en base a ello de la historia. Así mismo y de manera más concreta hablaré de la historia del arte y la relación entre industria y cine además de una breve reflexión sobre la historia del cine en concreto.


Justificación del trabajo:
Puede parecer absurdo que en un trabajo sobre historia del cine, este no llegue a ocupar la mitad de la extensión del mismo. Pero la cuestión es que debido a mi origen filosófico me veo impelido a sentar unas bases concretas sobre las que poder estructurar un discurso. Casi es la necesidad de presentar el pensamiento que funda toda mi reflexión acerca del cine, y sin el cual creo que se haría de muy difícil comprensión cualquier tipo de análisis particular que yo me atreviera a hacer.
Introducción: La vida de los conceptos.
Hegel, Nietzsche, Husserl, Freud, Foucault, Derrida y la neurociencia actual, han provocado que en la actualidad no podamos seguir contemplando la naturaleza de los conceptos con los ojos de la modernidad. Es en la modernidad donde nace él sujeto y con él, la palabra divina se convierte en concepto de razón.1 Como paradigma de esta concepción previa hay que traer a Descartes, el cual asocia pensamiento a existencia, y siendo los conceptos frutos del pensamiento, adquieren la forma de ángeles eternos que, en su comunicación con la diosa razón, motivan la realidad.2 Así, conceptos como Hombre, Verdad, Dios, Libertad, Bien… son, para el hombre moderno, realidades en sí mismas, de las cuales los pensantes participamos. Cómo he dicho, esto es provocado por la aparición del sujeto en la modernidad.3 La cuestión es que, cuando Nietzsche muestra el cadáver de Dios, mata al sujeto, al hombre moderno, del cual, años después, Foucault nos mostrará el cadáver.4 Ello conlleva, desde un punto de vista gnoseológico, que esos conceptos (Dios, Libertad…) dejan de poseer realidad por sí mismos para ser constructos que surgen en la comunicación entre subjetividades, no poseen un carácter objetivo (realidad autónoma) sino que emanan de la intersubjetividad. De esta forma, el tratamiento científico y cultural de los conceptos, que hasta ese momento se había hecho, queda obsoleto por el cambio de paradigma.5 El nuevo paradigma no es la posmodernidad, vulgarmente entendida, no voy a entrar en ella, solo diré que no se ha acuñado pretenciosidad más vacía de contenido que esta.6 Para intentar explicar de manera breve el paradigma, en constante construcción, que hoy late en el pensamiento filosófico, y que por lo tanto marca nuestra comprensión de las dinámicas conceptuales, voy a usar una especie de fábula:
Erase una vez el caos, una explosión carente de intenciones, en la que no importa el arriba o el abajo, el antes ni el después. La materia y la energía solo insisten en la existencia, pero no tienen preferencias sobre cómo se dé la misma. Y esto pudo ser siempre así, pero, por razones demasiado íntimas para ser comprendidas, se dio la vida, y aunque el caos es su padre y está en sus genes, a la vida le importa el arriba y el abajo, el antes y el después. Desde su forma más básica, la célula, ya no solo insiste en existir, como lo hace una roca, sino que busca desplegar su estructura, es importante la forma en la que se existe. Así, toda vida, nace de otra de la cual conserva en todo o en parte su forma, se despliega ocupando territorio, compite con otras formas de vida por los recursos necesarios para mantener su forma, transforma el entorno de la misma manera que el entorno la transforma a ella, en el tiempo, por selección natural, se adapta al entorno, y, aunque su conato reproductivo no siempre se lleva a cabo, siempre acaba muriendo, donde morir es no soportar, en su forma, la relación con el entorno.7 Si hubiésemos enviado un observador de excepción a los primeros siglos de la vida en el planeta, habría visto que la vida era algo propio del plano acuático, ya que, desde su origen y hasta ese momento solo había ocurrido así. Y si la vida solo fuese orden sería imposible que lo que nunca ha sido ahora pudiera ser, pero ya hemos dicho que es hija del caos, y de este, son las mutaciones su forma de darse. Así que cual fue la sorpresa de nuestro divino observador cuando un día se encontró con el pez pulmonado, en una charca que la mitad del año estaba llena de agua y la otra mitad, de barro. De repente la vida había dejado de ser algo propio del plano acuático para cruzar la frontera y comenzar a desplegarse en el plano terrestre. Lo que no había sido, pasó a ser y en ese paso, la vida, se llevó consigo todas las características que hasta entonces la habían definido. Siguió pasando el tiempo, millones de años, hasta que un día, nuestro voyeuresco personaje se topó con una circunstancia que le hizo recordar el pez pulmonado. Se había encontrado con el ser humano, en él la vida había vuelto a dar un salto, del plano material al plano conceptual, y cómo antes, se había llevado todas las características que hasta entonces la habían definido. Los conceptos tienen el mismo comportamiento que las especies biológicas, sometidos a distintas reglas temporales, pero con la misma forma de desplegarse en su sustrato; el ser humano. De la misma manera que las especies se relacionan con su ecosistema.8
Baste esta fábula para, de manera abrupta, resumir algo mucho más complejo que no es el tema que me ocupa en este trabajo, pero que veo importante mencionar para poder sostener lo que más adelante voy a intentar mostrar.
Así, cuando un ser humano le enseña a otro el concepto cristianismo, el alumno asume una estructura que germina en y se alimenta de toda la experiencia que hasta ese momento ha acumulado, de la misma manera que una misma semilla crecerá o no, robusta o escuálida, en función del terreno donde se plante. Hay conceptos que compiten territorialmente, conflictivos por naturaleza ya que de por sí, carecen de un referente en la realidad y su existencia depende en parte de su agresividad adaptativa. Este tipo de conceptos suelen ser aquellos a los que atribuimos nuestra dimensión espiritual, de identidad; conceptos religiosos, idealismos nacionales, regulaciones político-sociales… Otros tipos de conceptos, el de manzana por ejemplo, carecen de ese tipo de conflictividad ya que poseen un referente (esta manzana) y aunque se pudiesen discutir sus propiedades, tienen como finalidad la comunicación de realidades efectivas y por tanto difícilmente conflictivas.9 Igual que la planta se nutre de su sustrato, este se ve transformado por ella, si esa transformación del sustrato favorece la proliferación de la planta se podría decir que se ha creado una simbiosis esencial, estructural. Si la proliferación de la planta degrada el sustrato puede llevar a la desertificación del mismo (la muerte) y la desaparición de la planta. Con esto quiero llamar la atención de las relaciones de poder que se dan en función de los conceptos. Si en una inquisidora España del S XVI un hombre se ve configurado en una creencia islámica, como árbol conceptual, tendría muchas posibilidades de que ese árbol le acabase matando, debido al hándicap que ello le supondría.
Para concluir con la introducción cabe destacar el carácter comunicativo de los conceptos. No existen los lenguajes íntimos,10 como hemos descrito anteriormente sería algo contra natura, ninguna especie tiene sentido sin el conato reproductivo, sin la comunicación de la estructura. Hobbes diría que el hombre, en su origen era un animal solitario y que, solo por necesidad se establece en sociedad. Esto es más que probablemente falso y lo más probable es que el ser humano, desde sus orígenes sea un ser social y por lo tanto imposible de desvincular de su carácter comunicativo.

Breve historia de la historia:
Teniendo en cuenta lo anteriormente dicho, la historia como tal es algo propio de la modernidad, una vez que se ha instituido el sujeto comienza la reflexión sobre el sentido histórico que marcará el pensamiento hasta nuestros días. Desde la perspectiva moderna, el comienzo de la historia coincide con el nacimiento de Cristo, cuyo pensamiento abre un espacio de intimidad en el individuo. En la actualidad consideramos que la historia comienza con la primera palabra escrita, la historia entonces, es algo ligado de manera originaria al símbolo, del cual, la palabra escrita es su principal representante hasta nuestros días. Una vez que se crea conciencia del hombre como sujeto (sub-jectum, lo que sostiene (la realidad)) se termina con la concepción previa en la que Dios era el único sujeto y ser necesario mientras que los hombres nos veíamos relegados a la contingencia.11 Digamos que la conciencia humana era un continuo informe y contingente hasta que la modernidad segmenta ese continuo en conciencias temporales particulares que abren la posibilidad de la referencia histórica y por lo tanto se crea el sustrato necesario para que germine el concepto, que pasará de ser algo tratado marginalmente, solo como la problemática del devenir, para ser algo que investirá de sentido al discurrir del hombre y su posición en el cosmos. Inevitablemente el concepto de historia estará ligado al de progreso debido al optimismo humanista de la modernidad que consideraba que el hombre, a través de su razón, podría acercarse a la perfección divina. Algo así como que todas las generaciones previas a la última estamos pagando el pato de su perfecta sociedad, que al ser perfecta no cambiaría, sería estática y por lo tanto supondría el fin de la historia tal y como la entendemos hoy en día.12 Normalmente, la historia se suele considerar como una mirada al pasado, pero eso es quedarnos a la mitad del camino, nunca mejor dicho, ya que el que escribe historia, lo hace siempre con una mirada propia que marca su selección y descripción de esos hechos que él considera relevantes y al hacerlo de esta manera siempre va a subyacer una crítica a su actualidad y una propuesta de hacia donde hemos de ir. Digamos que en una hoja, el historiador se encuentra en el medio, y al escribir historia traza una línea recta, que parte de él hacia el pasado con un ángulo concreto. Esa línea es la parte explícita de su discurso histórico y la parte implícita es la continuación de esa línea, respetando el ángulo, hacia el futuro, como proyección.

La historia del arte:13
Dentro de este marco que hemos establecido en lo que se refiere a las relaciones entre humanos y conceptos, cabe preguntarse por la finalidad del arte, si es que la hubiera, en este entramado. El arte tal y como usualmente lo conocemos tiene su origen nuevamente en la modernidad y más concretamente en el criticismo. El arte actual es incomprensible sin la figura del crítico y tampoco, aunque ya de manera más pálida, sin la figura del genio. Pero antes de pasar por aquí, veo necesario realizar un breve análisis sobre qué lugar ocuparía la realización estética (no práctica) en las bases que anteriormente hemos establecido. Mal y pronto, se podría decir que las obras de “arte” equivalen conceptualmente a nuestras mutaciones biológicas. Igual que las mutaciones, no tienen una finalidad objetiva (subjetiva si, “estoy haciendo este cuadro para alegrar al rey”), tienen apariencia de aleatoriedad en la medida que humanamente no podemos cuantificar y conocer todos los procesos que las provocan. Es la obra de arte una especie conceptual mutada que se hace efectiva en su materialidad y es comunicada sensiblemente incidiendo en la estructura de la que emergen los conceptos del espectador. De esta manera, igual que todo lo que posee una estética, transfiere una información al que observa, información que dependerá en su constitución tanto de la configuración de la obra como de la experiencia previa del espectador. Por lo tanto aquellas obras de arte que han desaparecido son aquellas que no han sido capaces de enraizarse en su sustrato y, aquellas que a lo largo del tiempo han sido relevantes (no siempre han sido las mismas, depende, digamos, del clima conceptual) lo son porque han sido capaces de florecer en su sustrato. Veo justificado aquí hacer mención al debate planteado en clase sobre el cine como arte o industria. El diccionario nos dice que “La industria es el conjunto de procesos y actividades que tienen como finalidad transformar las materias primas en productos elaborados.” De esto podemos conjeturar que la técnica, el conocimiento de los procesos y las actividades de la producción, es la esencia de lo que denominamos industria. Y es curioso que justamente la técnica y el arte comparten un mismo origen etimológico, el termino griego “tecne”. Lo que nosotros llamamos arte a día de hoy era llamado por los griegos tecne ya que la esencia de la producción del arte, al menos hasta la postmodernidad, era, igual que en la industria, el conocimiento de los procesos y actividades necesarios para la producción de la obra. Los griegos no se habrían podido plantear este debate que nosotros tenemos entre manos, ya que ellos poseían teorías sobre la belleza, pero no sobre el arte.14 El arte podía ser bello, sublime, horroroso, bueno o malo, pero siempre que fuese algo producido, sería arte, por muy mundano que sea el producto, una cuchara por ejemplo, formaba parte ineludiblemente de la categoría de arte, ya que él mismo se refiere directamente a la técnica del artesano, a su tecne. Walter Benjamin en su libro “La obra de arte en la era de su reproducción técnica” nos habla de la obra de arte desvinculada del proceso artesanal e inmersa en la reproducción industrial. El máximo exponente de esta circunstancia es el cine, el cual es el arte que tiene como parte de su esencia la reproductibilidad ya que es creada para ser copiada y reproducida, y sus elevados costes de producción requieren de una amplia explotación para que él mismo sea posible. La obra pictórica, por ejemplo si es reproducida, copiada a través de la imitación de la técnica, el resultado, la copia, nunca alcanzara el estatus del original, por muy exacta que sea la reproducción. Es fácil percatarse de que esto en el cine no tiene ningún sentido ya que la copia del negativo original tiene tanto valor como el mismo, ya que su capacidad de explotación es exactamente la misma y el espectador jamás se preguntará por esta circunstancia.
Volviendo al eje de la modernidad, como ya he dicho, fundadora del arte tal y como ha sido interpretado hasta finales del siglo XIX y que, aunque en el ámbito teórico ya ha sido superado, en la sociedad sigue latente aunque solo sea por la forma en la que estudiamos la historia y la historia del arte en las escuelas de enseñanza primaria y secundaria y el trato que los medios de masas hacen del mismo. Insistiendo de nuevo en la constitución del sujeto como referencia ontológica, se puede decir que ese optimismo moderno por el que se creía que era posible un conocimiento exhaustivo de las causas primeras, conllevaba, en consecuencia, un criterio ético, político y estético. Esto es el nacimiento de la crítica, una vez que se considera que existen realidades últimas de las cuales participamos conceptualmente, se establece un criterio, con el hombre como eje y la ontología como suelo, por el cual se define lo bueno y lo malo, lo bello y lo feo. La figura del genio queda así establecida como el que es capaz, de una manera intuitiva, de conocer esas causas primeras y ponerlas en relación con el mundo a través de su obra. Imagen, la del genio, imposible si tenemos en cuenta lo que aquí ha sido expuesto, no se puede desvincular la matriz del individuo de su experiencia, y menos se puede asumir que haya quien pueda valorar el genio de ningún creador ya que como comentario de lo ya ocurrido no deja de verse sujeto a las reglas del discurso histórico.

Comentario sobre la historia del cine:
Si hay algo en lo que la historia del cine tiene ventaja es que se conserva un elevado porcentaje de las obras expuestas, por lo menos en comparación con otras historias como la de la literatura por ejemplo. Un historiador del cine escrupuloso supongo que no estará del todo de acuerdo y se lamentará de la cantidad de obras perdidas. Pero realmente no creo que haya muchas historias en las que se pueda establecer una continuidad tan clara en su despliegue. El profesor Miguel Payán en su clase afirma que, más o menos se puede ver la historia del cine como una cadena en la que se puede apreciar cómo un director influye contundentemente en otro y así sucesivamente. Creo que esto es bastante cierto, no poseo ni la vigésima parte de los conocimientos sobre historia del cine como para poder contradecirle desde esa perspectiva. Pero si atendemos a todo lo anteriormente dicho, creo que la imagen de la cadena, a pesar de su claridad, se puede enriquecer. Suponiendo que esta afirmación se hace basándose principalmente en el análisis de las obras de los directores a lo largo de la historia, pero si recordamos lo dicho en la introducción de este trabajo, creo que es más preciso hablar de una similitud de sustrato (su estructura genética enfrentada a la experiencia) entre el director heredero y el director precedente en la cadena. Digamos que cada director es un fértil suelo en el que crecen arboles conceptuales formando el bosque de su realidad consciente. En ese bosque habrá un árbol que pueda dar más sombra que los demás y puede ser que en él estén impregnados las impresiones estéticas de las obras del director del que le consideramos heredero. El único problema es que este tipo de afirmaciones, como toda generalización, son inevitablemente erróneas ya que no se puede discernir con claridad la influencia estética de la experiencia. O dicho de otra manera, es, en un principio, ley gnoseológica el hecho de que se pueden conocer los efectos a través de las causas pero nunca las causas a través de los efectos, por lo que, si siguiésemos con la imagen de la cadena, podemos hablar con certeza de medios eslabones y es nuestra intencionalidad intelectual la que aporta la otra mitad de los eslabones para que la cadena pueda ser constituida. Como hemos dicho antes, al escribir historia proponemos al futuro.

Nihilismo y cine: hacia una nueva crítica.15
Desde que hice un estudio en profundidad del pensamiento Nietzscheano, la errónea concepción social del nihilismo es uno de mis caballos de batalla. Probablemente parte del error radica en la confusión que puede provocar la simple traducción del término nihilismo=nadaísmo, el culto a la nada. Este tipo de análisis pueden llevarnos a pensar que existe una vinculación especial entre el Punk, por ejemplo, y el pensamiento Nietzscheano, “no future”, nada existe, luego hago lo que me da la gana, nada importa, culto exacerbado del instante. Pero nada más lejos de la realidad. Según Nietzsche, y nuevamente recordando la introducción del texto, el nihilismo es seguir viviendo como si dios (símbolo o sustento de la verdad de los conceptos por sí mismos; motor de la verdad, la libertad, el bien…) no hubiese muerto. Esto significa que para Nietzsche el más claro ejemplo de nihilista es el cristiano que sigue viviendo en función de la verdad de la palabra revelada, cuando Nietzsche ya ha mostrado el cadáver de Dios y por lo tanto ha negado la posibilidad de la verdad de la palabra. Esto es que aunque el cristiano crea que está regulando su vida en función de realidades verdaderas, Nietzsche diría que las regula en función de la nada y por lo tanto es un nihilista en sentido negativo, ya que en su actividad empobrece el espíritu. Pero, para que la imagen nihilista sea mejor comprendida en nuestros días el ejemplo del cristiano no ayuda especialmente. Por ello cabe decir que por ejemplo igual que un cristiano es nihilista por creer en la verdad de la palabra, un heavy o un madridista pueden asumir las mismas características cuando consideran que ellos conocen lo que en realidad es el heavy o el Real Madrid, como si fuesen realidades existentes por sí mismas de las cuales ellos participan de una manera excepcional, a ellos les ha sido revelada la realidad del heavy o del madridismo. Suele relacionarse el punk con el nihilismo, no future, nada existe, nada me ata, exaltación del instante. Pero nada más lejos de la realidad ya que el propio culto a la nada es una aptitud nihilista en el sentido negativo igual que la del cristiano, ya que asumir la nada como realidad existente es igualmente equivocarse, ya que la nada, igual que la verdad no deja de ser un constructo y por lo tanto carente de realidad por sí misma. Por otro lado se daría la aptitud positiva del nihilismo, que no es otra cosa que el intento de mostrar la carencia de realidad propia de los conceptos y los valores. Se podría decir que es una dialéctica destructiva pero a su vez no deja de ser propositiva, ya que, decir que la verdad carece de realidad por sí misma no quita que se dé cómo constructo. Esto quiere decir que la superación del nihilismo es la toma de conciencia de que los valores, las verdades y demás son constructos y por lo tanto, en vez de arrojarme a sus brazos, he de asumir la responsabilidad de su realización a través del espíritu crítico. Superar el nihilismo es ser capaz de dudar de cada palabra que hasta este momento me ha configurado, ser capaz de comprender que no existe un sentido dado sino que ese sentido emanará de mi responsabilidad. A Gaspar Noe se le suele calificar como un autor nihilista, y si, se podría decir así pero solo en su aspecto positivo. La actividad cinematográfica de Gaspar Noe es una constante escritura del yo, fuente del espíritu crítico. Muestra en sus películas el vacío de los valores dados y fomenta el destripamiento de la conciencia individual. Es un cine de crisis sumergido en la desesperación de un vacío interior del que intenta impregnarnos, cagarnos encima a ver si echamos valor para limpiarnos. En “Solo contra todos” nos muestra al individuo atomizado, aislado en su yo, en una oquedad en la que no cabe nadie más. Es un ejercicio sobre la soledad en la que se muestra la carencia de realidad última de la solidaridad y la empatía. Nos muestra nuestra más ferrea animalidad en la que la endogamia y el infanticidio hacen emanar la provocación. La película “Irreversible” se puede tomar como un ejemplo de que no se pueden conocer las causas a través de sus fines. Si miramos una barra por uno de sus extremos diremos que las barras son círculos, Noe, en esta película nos muestra la barra en perspectiva, permitiendo que apreciemos que una barra dista mucho de ser un círculo. Por último en su película “Enter the void” cuyo título nos trae a la mente implícitamente el nihilismo, Noe se ríe de la inmortalidad del alma. Alma que para ser inmortal debería mantener aquellos flujos que marcan nuestra identidad, esto es que, una vez muertos sigamos sintiéndonos nosotros mismos. En esta película vemos que ocurriría si el alma se llevase con ella nuestras pasiones. Parece más una condena que una salvación en la que nuevamente la endogamia florece en el protagonista hecho fantasma. He leído críticas que intentan dar una interpretación completa a la historia que aquí plantea Noe, pero si eso fuese así Noe daría un salto del nihilismo positivo al negativo, ya que estaría proponiendo una especie de verdad salvífica en la que nuestra existencia se vería sometida a un eterno retorno. Yo creo que, más bien, es un ejercicio estético en el que se insertan sus nihilistas pasiones de manera subsidiaria y que la historia del eterno retorno queda subsumida a una ética muerta, y como tal, pura estética.
Ya, para concluir el trabajo, me gustaría hacer una mención sobre el lugar de la crítica en la actualidad, teniendo en cuenta todo el entramado anteriormente expuesto. La crítica establecida es una forma de regular aquellos productos de consumo social en función de unos patrones estéticos definidos por cierta escuela conceptual y basado en la difusión que pueden adquirir ciertas voces autorizadas por el mundo de la cultura. La crítica tradicional, como hemos dicho, requiere de una ontología que la justifique, ya que de otra manera lo que obtendríamos sería un mero ámbito de la opinión en el que no podríamos tomar ningún referente como posible constitutivo de una estética. Si asumimos que, en la actualidad, el pensamiento de Nietzsche, por lo menos en lo referente al nihilismo y la genealogía, se ve reforzado por los descubrimientos neurocientificos16 de los últimos 10 años, cabe decir que una autoridad estética no dejaría de ser algo radicalmente absurdo. Entonces, ¿de qué manera se puede establecer un criterio estético? Digamos que ya ocurre de alguna forma, y es algo que parece se irá reforzando con el tiempo. El criterio estético del futuro, que en parte ya es presente, nacerá de las fricciones libremente participativas de las opiniones de los consumidores de las obras estéticas. Esto es, una democratización de la estética que favorecerá el desarrollo dinámico del criterio. Significa que obras que, en anteriores circunstancias, nunca habrían llegado al público sino de manera excepcional, ahora podrán enfrentarse en condiciones de mayor igualdad a aquellas que son valoradas por el poder establecido. Estoy hablando, evidentemente, de internet.

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