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Cifras de esperanza

Me animé a escribir de nuevo por varias razones. La principal es porque el tiempo, la distancia, la realidad nacional nos invita a sacar lo mejor de cada uno de los venezolanos y así pretendo hacerlo en esta mi nueva etapa como periodista de un país cerrado, con medios cerrados y mentes cerradas. De allí el auge e incesante vuelo de las redes sociales.
La otra y más poderosa razón, es que no puedo seguir contemplando el mundo desde un computador sin ser parte activa de este y de su evolución. En Venezuela, mientras los jóvenes se van en busca de mejores condiciones de vida, un grupo extraño y minoritario entre los cuales me cuento, quiere, desea, pide a gritos quedarse enormemente anclada aquí para dejar el alma en su tierra y cambiar todo cuanto se pueda. En ese camino sigiloso yo Isvelys Bracho, zuliana de pura cepa y venezolana hasta morir, madre de una gran creadora, tía de sobrinos de un Mapamundi, abuela de un gato y permanente aprendiz de periodista deseo anotarme en la ola del optimismo, la esperanza y la oportunidad. No se trata de un optimismo sin faenas, ni de una emperdernida posición de arraigo sin sentido, de pendejismo barato o de buenismo sin acción. Se trata más bien de vivir luchando y promover una etapa en la que no abandonemos la vida sin haber luchado.
El país está hundido. ¿Está hundido?. Yo aún no estoy tan convencida. ¿En qué me baso?. Por ahora solo hablaré de la palabra recurso y conste que no solo se trata de recursos como país, sino también de potencialidades como pueblo. Aquí hay gente sufriendo y muriendo, pero, hay gente creando cosas, rescatando animales, sembrando arboles y conducta, llenando barriguitas y promoviendo cultura. Esta gente de la que hablo vive y sufre como todos pero tiene un componente novedoso y potente. La valentía. Sí, la valentía que tiene Valentina Quintero para hablar de nuestro turismo y criticarlo pero con conciencia, la que tiene Lenin Danieri y Ana Karolina Mendoza para denunciar la miserable vida de nuestros indígenas pero con ellos y por ellos intentan cambiar su rostro y su destino, también la valentía de Moraima Gutiérrez para continuar apostando por nuestra música en momentos cuando la globalización nos borra de la mente la prosa que hay en una buena danza, vals o gaita, o la valentía de Shirley Varnagy por cuestionar la política pero con propuestas simples, o la valentía de Marlene Nava cuya conducta es el roble que sostiene nuestro gentilicio maracucho en Santa Lucía a través de su Casa Museo Gunther o finalmente la valentía de Golcar Rojas que no para de aclarar ¿Dónde queda Venezuela? porque lo escribió él y no Rafael Cadenas porque aunque a los venezolanos nos guste tanto apropiarnos de las bondades ajenas y él se deba insistir donde queda nuestro paísm queda claro donde queda Venezuela. Lo que aún suscita dudas es cómo vamos a hacer para rescatarla y volverla a poner en el mejor lugar de nuestro corazón. En esa parte si me anoto, pero me anoto con visión crítica, irreverente e investigadora.
La investigación es algo que he hecho en el periodismo, algo que me gusta, que no pasa de moda, que representa un camino dificil y puede que hasta poco remunerado, pero eso si, muy reconfortable al corazón de quienes amamos este método de abordaje. Les invito a leerme tema a tema en los que pretendo abordar a Venezuela desde sus delirios, especialmente desde el turismo, el ambiente, la economía, el emprendimiento y la gastronomía.
Siento que en este obligado confinamiento al que nos han llevado y que hemos aceptado como norma aún podemos construir cosas y dar propuestas cuyos frutos quizás no podamos ver a mediano plazo. Me niego a entregar mi esperanza, me obligo a desaprenderla. La máxima de los dominantes es someter para crear inacción. Aceptar que todo está perdido es de dominados. Yo los llamo perezosos por eso los invito a nutrir esta propuesta en la que apenas buscaré narrar previa investigación, las proezas de la gente que en verdad trabaja. Mucha gente hay "Haciendo país" dentro y fuera de nuestra tierra y divulgar estas cosas es al menos un acto de dignidad y responsabilidad. ¿Quién me acompaña?. Segura estoy que muchos ya están adelantados en esta tarea de darle cifras a la esperanza.

Isvelys Bracho @ojocotidiano