RE: Un amor inagotable y un sinfín de historias que respaldan esto.
Maravillosos abuelos, que cambios nos trae la tecnología, ahora veo nietos enseñándoles a sus abuelos a mover el dedo en la pantalla, sin miedo abuelo pasa el dedo que no se rompe. Yo conocí a mis abuelos maternos, ya estaban mayores, mi abuela ya no tenía cabeza para nada, era una niñita para cuidarla pero mi abuelo seguía teniendo su don de mando todavía, así que mis padres los separaron porque peleaban mucho y mis tíos se turnaban para cuidarlos, rotaban en casa de sus hijos. Mi abuelo Teodoro siempre tenía esos chocolaticos pequeños en su mesa de noche al lado del vaso de agua donde guardaba los diente y el polvo (pegamento) para pegarlos.
Siempre me pedía que el dedo de vino sansón o el sagrada familia; no lo echara acostado sino levantado, que le echara un chorrito más, es lo que me pedía en el almuerzo.
Que divertido era mi abuelo, nos decía una chistosa poesía, la repetía a cada rato: no es verdad, ángel de amor, que en esta apartada orilla, se ha cagado una chiquilla y hasta aquí llega el olor.
También me hiciste recordar la historia del tazón donde el abuelo se vuelve invisible.
Ese cambio que indicas en tu lectura es fácil de entender el abuelo se relaja, ya su papel no es el de criar, solo dar amor, se relaja un poco más ya no tiene la carga exclusiva de la crianza.
Me he divertido, con esos recuerdos infantiles, gracias @bert0 @emeeseese un abrazote