Sin duda alguna el apego indiferentemente de donde este manifestado, en los humanos, en lo material, es un daño total que nos tiende a limitar como individuos si estamos muy enfrascado en ello. El final de tu post me llego a lo más profundo ya que he visto a muchos amigos y especialmente familiares desprenderse de tantas cosas y con aun más dolor de su familia, no sabía lo fuerte que era desprenderse de un ser querido hasta el domingo pasado donde me toco despedirme de mi prima (más que una prima, para mí mi hermana) junto a su pequeña, personas con las cuales pensé e imagine que siempre estaríamos juntas y que nuestras hijas también lo estarían. Hoy más que nunca estoy aprendiendo a ver las cosas desde diferentes matices para que no me desplome el apego. ¡Bienvenida sea la constante realidad! en la Venezuela donde tus familiares y tú mismo planificas cuando te vas.

Hay que aceptar la realidad, no hay que incurrir en la actitud irracional de negarlos por el apego. La realidad hay que comprenderla tal como se nos presenta, nos guste o no. Debemos aprender a sobrellevar esas situaciones y comprender que nada es eterno en el mundo, tener intereses para llenar ese espacio que sin duda queda vacio y con cierta aflicción. Ver las cosas, problemas y/o circunstancias como aprendizajes constantes y tratar de mantener el ánimo por más difícil que sea, como motor para nuestro avance y progreso, representa una actitud clave para triunfar en la vida

Saludos