Mi Pequeño Gran Sueño

in #cuento5 years ago

No sabría decir si solo es por amor enorme, o solo por una pasión a mi oficio y a los míos, solo se que un día me dispuse a cumplir mi sueño.
Yo soy Jimmy, no estoy seguro si decir que soy un amante a los perros, pero la afición que tenía para lograr hacer su vida más fácil es muy grande…Esta es mi historia.
Cuando sos un niño de tan solo 12 años que no lo tiene todo, menos el apoyo de tu familia, solo te queda ser un chico antisocial. Tener muy pocos amigos y que ellos lo sean todos para ti, mucho mas mi mejor amigo Coraje un ovejero alemán muy juguetón el cual solo tenia un juguete, era una pelota azul que no soltaba ni para dormir. El único que me acompañaba y que me comprendía, aunque a veces se portaba mal, pero cuando estoy con el siento que mi mundo es completamente mejor, que todo el mal se acaba y que por un instante soy la persona más feliz del planeta.
Un desafortunado día, salí a correr con mi fiel compañero y un inconsciente al volante casi le arrebata la vida a Coraje y en esas circunstancias también mi alegría. Recuerdo que fueron unas horas desesperantes, pero por suerte todo salió bien, solo tenia unas lastimaduras leves, Coraje estaba bien y juguetón como siempre.
Por otra parte, yo como buen antisocial que soy solo pude compartir mi sueño con otro amante de los animales; El era Diego un veterinario de alrededor unos 65 años, con el cual compartimos muchas cosas en común, sin saber que un día iba a llegar a ser un gran ejemplo de persona. A partir de ese día empezamos a compartir tiempo juntos, el me pagaba gran parte de los estudios ya que mi familia no se hacía cargo de mi ni de mis gastos, yo como simple niño solo le hacía compañía porque era un hombre solitario ya que su esposa falleció hace muchos años y nunca pudieron tener hijos. Con el pasar de los años Diego se convirtió en un padre para mí y yo el hijo que nunca tuvo.
Al fin y al cabo, logré recibirme de arquitecto junto a la compañía de Diego, comenzamos a trabajar en un emprendimiento muy grande, que ni mas ni menos era el sueño de los dos, un hotel para perros callejeros. Diego se jubiló y dejó de trabajar, yo cubría todos los gastos del hogar. Esta vez me tocaba a mi mantener a Diego en forma de agradecimiento de lo mucho que hizo por mí, en el camino a ser arquitecto y cumplir mi sueño.
Al transcurrir 2 meses me llega una llamada a la oficina desde el hospital diciendo que Diego estaba en sala de urgencia tras padecer una rara enfermedad que no detectaron antes, llamada La púrpura de Schönlein-Henoch (PSH)1.
Al finalizar la llamada con los ojos llenos de lágrimas me dirigí hacia el hospital donde se encontraba Diego. El como siempre con una sonrisa diciéndome que no me preocupe, que todo iba a salir bien, que juntos íbamos a poder cumplir nuestro sueño del hotel para perros, que de niño anhelaba construir y gracias a Diego ya había comenzado con el proyecto.
Pasan los días y Diego sigue mal, pero con todo el optimismo del mundo yo lo visitaba todos los días junto a Coraje y le dábamos ánimos para seguir luchando y le comentaba lo bien que iba la obra, le mostraba fotos y vídeos, era tan gratificante ver su cara de felicidad al ver todo eso, que se convirtió en mi motor para seguir adelante y continuar con nuestro sueño.
Desgraciadamente una mañana iba feliz con Coraje a visitar a Diego, y los doctores me comentan que Diego cada día va empeorando y que le quedan menos de 1 semana de vida, mi cuerpo se paralizó y mi mente se detuvo por completo, caí al piso y desperté en los brazos de un enfermero, al parecer me desmayé por unos 30 segundos, pero para mí fue una eternidad.
Diego no sabía nada de esto, pero comenzó a sospechar que algo andaba mal, porque yo después de eso no me despegue de su camilla, pare la obra en seco y descuide todo, solo quería estar con Diego. Pasaron los días y como me habían dicho Diego falleció a los pocos días. Yo era su única familia y el la mía.
Despedí a Diego a la semana con una tristeza enorme, sentía que mi vida se terminaba ahí, el sueño ya no era válido sin él, nada tenía sentido desde su partida.
Estaba en mi casa y me llaman desde el hospital para darme las pertenencias que las chicas de limpieza habían encontrado en el armario de Diego. Sin animo me levante y fui con pijama y desvelado a buscar las cosas, volví a mi casa, empecé a revisar sus pertenencias para guardarlas y entre su campera encontré una nota que textual decía, “Hijo mío, no decaigas por mi partida yo te seguiré acompañando sea donde sea que me vaya, los doctores ya me comentaron sobre mi última semana y quería dejarte esta nota para que sepas que a pesar de todo nunca dejes de cumplir tus sueños y tus metas sea el motivo que sea, continua el sueño de los dos por tu cuenta, yo te acompañare desde lejos, eres muy fuerte y lo sé, Te Amo”
Termine de leer esa nota llorando, pero inconscientemente me seque las lágrimas, me levante, me vestí y reabrí la obra.
Después de dos largos meses de trabajo terminamos el hotel, su inauguración fue todo un éxito, ese mismo día vinieron más de 500 personas a conocer el hotel y muchas de ellas a dar una mano y llevar perros en situación de calle.
A los pocos meses el hotel estaba hermoso, mi sueño se había hecho realidad, todo el esfuerzo habían dado sus frutos, junto a la ayuda y recaudaciones de dinero logramos abrir mas sucursales y lugares para seguir rescatando perros en situación de calle los cuales me recibían todos los días con los mejores ánimos y meneando sus colas, lamiéndome el rostro y dándome un amor incondicional cada día. Y así gracias a ese amor hoy en día tenemos mas de 30 sucursales por todo Mendoza-Argentina y pensamos seguirnos expandiendo por todo el país…Esta es mi historia. Espero los inspire a seguir sus sueños y metas que tengan en mente.
Fin.