[ESP-ENG] Relato hecho en base a la imagen digital de @xpilar. Concurso 108. -Eterna espera // Story based on @xpilar's digital image. Contest 108. -Eternal waiting

La brisa azotaba la costa de la perla escondida, el cielo y el agua combinaban hermosos tonos de ocre. Con el rostro descompuesto, un hombre se encontraba en la orilla, su respiración jadeante acompañaba el sonido del viento. El sufrimiento inundaba su caja torácica, extendiéndose lenta y furiosamente por su apagada estampa.

— Eliza, ojalá pudieras verme con este mi mejor traje, la corbata con el nudo perfectamente ajustado, los zapatos lustrados como tanto te gustaban, hoy quería vestirme así para ti en tu cumpleaños, aunque no me veas. Pero sin embargo, aquí estoy en nuestro lugar favorito, ¿cómo podría evitar sentirme triste aquí, frente a esta puesta de sol con el agua inquieta, donde sólo recuerdo tu hermosa sonrisa y se me rompe el corazón?

Entonces Dave tuvo esa rara sensación como si el tiempo se agotara, y notó que su piel se erizaba, pudo sentir, y oler su perfume, le pareció escuchar su voz muy baja, tan suave que era difícil distinguir el parecido con la que atesoraba en su cabeza. Se quedó con una rosa blanca, su cerebro se partía con preguntas, y posibles respuestas que lo torturaban. Allí donde estaba sumergido trató de reconstruir la silueta de quien tanto amaba, la imaginó formándose en las profundidades y emergiendo del agua, caminando lentamente hacia él. Dave podía decir que no estaba realmente somnoliento, tenía un ligero dolor de cabeza que le hacía recordar con incomodidad todo lo que su mente había bloqueado, una enfermedad, un cáncer, una muerte. Sus dedos comenzaron a recorrer sus ojos tratando de apartar pequeñas lágrimas de dolor que caían y mojaban sus zapatos.

En silencio, con sólo el murmullo del viento llegando a sus oídos, la realidad le hizo estremecerse, sus pensamientos se volvieron claros, Dave ya no era lo que pensaba. Estaba allí, sí, otra vez, como cada 11 de abril y lo sabía, no era posible, pero seguía esperándola. De este lado se aferraba a asuntos inconclusos que lo llenaban de angustia y lo mantenían encerrado en un espacio vacío de paredes deformes, y de este otro la paz y la luz perpetuas que lo reclamaban, pero se negaba a irse sin eliza. Este paisaje era lo único que le unía a su querida y amada esposa.

Dave no era humano, tampoco era un fantasma, era un recuerdo vivo que permanecía encendido en el corazón de su esposa que lo extrañaba cada día, que lo amaba tanto y anhelaba su presencia, que en silencio cada noche le pedía que la esperara en su lugar favorito, todo esto el 11 de abril, que era el cumpleaños de ambos.

—Dave me gustaría que pudieras verme, tengo puesto el collar de piedras de mar que me regalaste, ese que tanto te gustaba verme puesto, pronto estaremos juntos Dave, no te vayas sin mí por favor, te veré al atardecer cuando el agua pierda su tranquilidad, cuando los colores del cielo se vean influenciados por la puesta de sol y el comienzo de la noche, cuando me toque dejar este mundo tan desierto sin ti. Te lo ruego, espérame. —repitió Eliza, que también esperaba y hablaba con el pintoresco cuadro que tenía ante sus ojos.

Ambos estaban tan cerca y a la vez tan lejos, sus risas se habían desvanecido con la puesta de sol y como si hubieran robado el tiempo, pronto se hizo de noche, Dave desapareció de nuevo y Eliza se alejaba dando pasos lentos, secándose las lágrimas.