Una amistad improbable

in #challenge4 days ago

Hola a todos.

Este cuento debía formar parte de los concursos de narrativa patrocinados por @dove11. Si quieren ver el llamado a concurso y ver cuáles otros hay, sigan este enlace.

@wlin me había hecho una invitación y tardé en cumplirla. Aunque ya es tarde para participar, es mejor tarde que nunca.

Una amistad improbable

Teena y Dev hallaron vacíos en los registros de la empresa y, por primera vez en toda su experiencia en la oficina, Teena vio a su compañero preocupado. Cada carpeta que revisaban les empeoraba el semblante.

—No pensaba que todo estaría tan mal —susurró Dev, con las cejas oblicuas y sujetando levemente los archivos.

—Hay que salir —soltó Teena, frustrada.

Dev la siguió casi de forma obediente. Su ánimo apagado y su decepción le hacían buscar refugio en las decisiones de su compañera. Salieron de la oficina y caminaros dos calles hasta llegar a una panadería. Mientras ordenaban y esperaban, Dev tenía la misma cara que suelen tener las personas cuyo mundo está por acabarse.

Cuando llego la comida, Teena empezó a comer. Su compañero apenas se percató de la llegada de la camarera con la olorosa comida.

—Me quiero morir —le alcanzó a oír.

—Cálmate, no va a pasar nada.

—¿Que me calme? ¿Después de todo lo que vimos? Vamos a quedar sin trabajo si decimos algo y si no lo decimos también.


consultant-779590_640.jpg
Pixabay

—Cállate, recuerda que estamos en público.

Teena masticaba con energía y pensaba en todas las causas posibles de toxicidad dentro de la compañía.

Teena masticaba con energía y pensaba en todas las causas posibles de toxicidad dentro de la compañía.

Sin importar en qué estrato de la compañía se encontrasen, todos los empleados participaban de la corrupción dentro de las paredes de la misma. Unos eran más responsables que otros, pero todos eran culpables. Ella también lo era: se beneficiaba de sus ganancias ya manchadas por las malas decisiones, aunque no directamente de ser el germen de las mismas.

Dev, siendo el hijo de uno de los directivos, creció viendo la empresa como su segunda casa, oyendo cosas relacionadas con ella en las conversaciones diarias, captando términos complejos y usándolos mal para luego aprender a usarlos como es debido. Creció con la idea de que tendría un lugar seguro en semejante institución y que le pertenecería de manera vitalicia y que nada ni nadie sería capaz de cambiar eso.

En caso de perder lo que lo hacía especial, ¿qué haría? ¿en qué trabajo hallaría seguridad? Sólo era un hijito de papá que nunca tuvo que esforzarse en la vida.


woman-4702060_640.jpg
Pixabay

De regreso en la oficina, Teena tomó el control del asunto. Muchas veces tuvo que forzar a Dev que se enfocara y tratara de hacer lo que ella le decía.

El esfuerzo fue monumental. Teena hizo cosas que Dev nunca imaginó que sería capaz de hacer. Aunque él debía ser el que liderara el grupo de análisis, ella llevaba la batuta y daba informes sobre cómo solventar los problemas. Pero esto era solo una fachada para complacer a los jefes.

La tinta de los lapiceros para hacer firmas, la tinta de los marcadores para diseñar métodos de contingencia y para imprimir reportes eran una cortina que le daría tiempo a ella y a Dev para reaccionar al diluvio de problemas que venían sobre todos los empleados.

—No debes decirle nada a nadie, ¿oíste? —dijo Teena, casi ordenando más que sugiriendo—. No podemos salvar a todos, pero sí a nosotros mismos. Esto es como un barco que se hunde: o lo abandonamos o nos vamos al fondo con él.


glitter-graphics.com

Gracias por leer