En 1625, durante la guerra de los Treinta años, el rey de Suecia Gustavo II Adolfo, ordeno construir cuatro grandes buques de guerra, de los que el mas suntuoso debía ser el Vasa. Se encargó su construcción a un ingeniero holandés. El 10 de agosto de 1628 se fleto el barco. Pero al poco tiempo de desencadeno una tempestad que inclino el navío, inundándolo de agua. Se hundió rápidamente a unos 35 metros de profundidad

Intentos de Rescate

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Tras el naufragio, comenzaron las tareas para recuperar al menos una parte de los cañones del barco. Gracias a unas campanas de buzo que permitían una inmersión de entre 20 y 30 minutos, los suecos pudieron sacar a la superficie algunas piezas del armamento del navío. Las operaciones de rastreo duraron hasta 1683; después se interrumpió la exploración de los fondos marinos y el Vasa se fue hundiendo lentamente en el cieno. El rey ordeno que se abrieran numerosas investigaciones sobre las razones de la catástrofe, pero ninguna consiguió descubrir el verdadero origen de la misma.

¿Cómo se conservó?; La principal dificultad consistía en evitar que la madera del barco se desmoronara si se producía una gran desecación al sacarlo a la superficie. Para impedirlo se rego el casco del barco y se envolvieron las estructuras con tejidos plástico; después se construyó una cobertura climatizada, antes de iniciar un tratamiento químico que tenía por objeto evitar la podredumbre de la madera. El mismo tratamiento se dio al hierro forjado que había sido atacado ya por la herrumbre, y a las velas, de las que seis de cada diez se habían conservado; cada una tenía más de 600 m2 de superficie.


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Las enseñanzas del Vasa

El Vasa, verdadera catedral móvil de madera, es una obra maestra de la construcción naval escandinava. Además de su función militar, el barco tenía una función simbólica: ser el testimonio de la grandeza del soberano que lo había construido; por otra parte, sus elementos decorativos revelaban las costumbres y creencias de la sociedad de su época. Desde un punto de vista artístico, el Vasa representa una etapa importante en cuanto a la organización de la imagen, ya que la escultura ocupa el lugar que antes ocupaba la pintura ornamental. La inspiración del arte del Vasa es cercana a la del barroco, estilo que triunfaba en esos momentos en los países germánicos y en la Europa del Norte.


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