La llamada | Relato erótico

En el momento en que no estaba buscando con quien complicarme la vida sentimentalmente hablando, aparece aquel hombre de piel canela y voz terriblemente fascinante, de cuyos encantos no pude resistirme… Aquel hombre atrayente cómodamente se apodero de cada uno de mis sentimientos y sin dejar de lado la astucia con la que agito el fuego de la pasión. Entre una conversación trivial surgió un juego seductor y la noche fue testigo de una tertulia que termino acrecentando el calor corporal, entre risas y picardías nos fuimos situando más acelerados y cesamos cada uno desde la comodidad de su cama en una autosatisfacción donde solo se escuchaban mis gemidos y su respiración acelerada… Después de esa noche cada llamada terminaba recurrentemente en el deleite de escuchar su respiración acelerada y mis deseos por ser poseída por Carlos eran cada vez mayor. Hasta que acordamos vernos el fin de semana pero yo me adelante 3 días de la fecha pautada para sorprenderlo y así ser yo quien tomara las riendas de ese encuentro. El día miércoles por la tarde él estaba por salir de sus responsabilidades laborales y sin notificar lo espere fuera del edificio donde trabaja, cuando me vio su sonrisa fue enorme y miro detalladamente el ajustado vestido negro que enfatiza mis atributos femeninos, al estar cerca, le di un apasionado beso y al abrazarlo le susurre al oído que estaba dispuesta a hacer realidad todo lo que se había dicho durante las llamadas, su rostro se ruborizo rápidamente pero indistintamente acepto y me invito a cenar para seguir prolongando el encuentro íntimo. Aunque durante la cena no pude dominar las ganas de seducirlo con miradas y caricias traviesas que fueron correspondidas con mucho sigilo ya que Carlos es todo un caballero.

Por fin llegamos a la habitación de hotel que había reservado y donde quiero cumplir todas mis fantasías inspiradas en su cautivadora voz.

Fuente de Internet

Para entrar en intimidad nos besamos con la misma pasión con la que habíamos fantaseado durante las llamadas amorosas, sus manos recorrían ágilmente mi espalda para quitar el vestido que estaba limitando las caricias, cuando me dejo completamente desnuda, paro de besarme para poder detallar mi desnudez y me susurro que sus expectativas habían quedado cortas frente a la realidad. Ahora era mi turno de quitar su ropa y al estar los dos en semejante circunstancia nos acercamos al jacuzzi para darnos una placentera ducha.

El agua estaba caliente como la temperatura que había en nuestros cuerpos llenos de deseos a punto de explotar. Le mordí la oreja y comencé a besar su cuello hasta bajar a donde el agua me permitió, con mis manos acaricie su hombría tan dura e imponente como su personalidad. Pero ágilmente invirtió el rol y me sentó al borde del jacuzzi donde sus labios recorrieron cada rincón de mi cuerpo y cuando sentí la destreza de su lengua en mi centro no pude contener el gemido excitado, los instintos se apoderaron de mi cuerpo y le acaricie el cabello, hasta que las caricias y los movimientos de cadera eran una clara señal de que estaba a punto de estallar de placer. Estaba tan empapada que fácilmente pudo explorar con sus dedos mi centro hasta que no pude contener la necesidad de decirle que quería sentirlo dentro de mí y cuando concebí su virilidad dentro de mi cuerpo los gemidos se hicieron más acelerados, con embestidas intensas nos fundimos de placer dentro del agua.

Con tantos movimientos penetrantes y salvajes terminamos haciendo un desastre con el agua pero así como se desbordo el agua sobre la habitación así se liberaron nuestros deseos durante toda la noche y proporcionando el inicio a llamadas más osadas…

Posdata: Este relato esta sugestionado por Carlos, con quien espero que el primer encuentro sea superior de lo que he plasmado en esta historia.