Los errores
Foto tomada de Pixabay
Siempre las personas le temen a los errores, claro, no somos médicos y de nuestros errores no depende la vida de otros. Es un tema polémico en muchos aspectos, especialmente porque no todas las personas tienen la disposición a reconocer que hacen mal, y que otras cosas pueden mejorar.
Hace unos días publiqué un post, titulado “los resultados”, les dejo el enlace si gustan leerlo. En ese post cometí dos errores, uno lo detecté a tiempo, el otro lo detectó mi amigo @juanhlb, de inmediato lo corregí, pero gracias a la reflexión de Juan y otras experiencias vividas decidí escribir sobre eso.
Las culpas son huérfanas
En todos los escenarios, las personas huyen de reconocer sus culpas y las dejan abandonadas en el proceso de aprendizaje. Así, los países se sumergen en el pozo de la corrupción por políticos irresponsables, que no son capaces de asumir las fallas de sus gestiones.
Sucede también en los salones de clases, algunos profesores creen que ser temidos por sus estudiantes es la mejor forma de ganar reputación y prestigio en la institución, pero no evidencian que hacen grandes males a muchas generaciones que acuden a recibir conocimientos sobre un área específica.
Les colocaré un ejemplo de esto. Como cualquier adolescente pasé por procesos de crecimiento personales comunes y otros no tan normales, el caso es que repetí en noveno año del bachillerato (lo que en el resto del continente se conoce como secundaria, prepa y demás).
Las razones no vienen al caso pero fue precisamente la falta de constancia de mi parte en las asignaturas que no me representaban interés, sumado a la falta de amor a la práctica docente de muchos profesores, lo que me llevó a dejar a un lado cualquier aspiración académica. Todas esas cosas motivarían en un futuro el vincularme con la participación formativa de otros jóvenes universitarios.
El caso es que repetir ese grado, me llevó a una nueva institución, una situación que me hizo salir de mi zona de confort y así conocer los procesos de disciplina que me permitieron obtener notas destacadas en mi paso por ese liceo. Para resumir el cuento, existía una profesora muy temida por todos los estudiantes, por razones de respeto la nombraré “Vilma”, si, como la de Los Picapiedra.
Foto tomada de Flickr
Vilma era la profesora de dibujo técnico, era implacable en sus comentarios y trato hacia las demás personas, fui testigo de faltas grave hacia otros compañeros, pero terminaron como muchas de las cosas que hoy pasan, todos fuimos cómplices.
Hasta un día, en que según el libro de dibujo técnico, ofrecía un cigüeñal de un motor para la consideración del docente como ejercicio práctico, que midiera las capacidades de los estudiantes.
En mi caso, un estudiante con serios conflictos con el silencio ante las injusticias, sumado a mi falta de práctica para hacer semejante cosa, me hizo acudir a la profesora Vilma para preguntarle… ¡Cómo demonios hacía esa creación de satanás!
No crean que le consulté con la palabra “demonios”, ni mucho menos con las exclamaciones que les relato.
Le dije:
- “Profesora, ¿podría por favor decirme, cómo puedo comenzar a dibujar el cigüeñal?, tengo 20 minutos viendo el libro y realmente no sé qué hacer”
Me respondió:
- “¡Cállate y siéntate!”
De inmediato, se revolvieron en mi mente todas las situaciones pésimas a las que fui expuesto por ella en las clases y le dije muchas cosas que me dejaron grabada en la mente su rostro de miedo e impotencia.
Lo que quiero decir con el relato, es que la profesora Vilma incurrió en una falta grave, optó por no ser parte de la solución sino en ser parte del problema.
No asumió la culpa al no explicar que instrumentos geométricos emplear para realizar con éxito el cigüeñal, aparte, asumió una postura agresiva no solo conmigo, sino con toda una comunidad estudiantil. Jamás se sentó a preguntarse si su metodología era la adecuada para que de 30 estudiantes solo terminaran aprobando 4.
Allí también falla la institución, al permitir que personas sin competencias académicas sean parte de sus nóminas. También de todos los estudiantes, por ser cómplices de prácticas metodológicas poco honestas y respetuosas.
El ego desenfrenado, la falta de humildad, la soberbia, la prepotencia, entre otros factores, son los principales responsables de que día tras día se repitan errores sin autores visibles, para revertirlos todos los actores de una sociedad debemos participar. Dejar en manos de una sola persona, es el mayor error que cometemos, lo que permite, que se repitan prácticas nefastas que fomenten desigualdades y contradicciones económico-sociales.
Reflexiones finales
- Ten humildad de preguntar sobre cualquier tema que desconozcas.
- Nadie conoce sobre todo, por algo Platón dijo: “Yo sólo sé que no se nada”.
- Lee mucho: una novela, poesía, cuentos, lo que prefieras, pero una de las cosas que te permite evitar la reincidencia al momento de cometer faltas ortográficas es leer.
- Perdiendo también se gana: queda la experiencia y si haces vida en Steemit hasta nuevos contactos quedan.
- Disfruta el proceso de errar, cada experiencia es única e irrepetible.
- No existe un manual sobre cómo vivir la vida, así que sal a la calle a hacer tu mejor esfuerzo.
Si crees que hace falta una segunda parte sobre este tema deja tu comentario y así construimos entre todos.
"Un hombre debe ser lo suficientemente grande como para admitir sus errores, lo suficientemente inteligente para sacar provecho de ellos y lo suficientemente fuerte para corregirlos"
John C. Maxwell
Gracias por leerme, recuerda que lo único seguro en la vida es la muerte.
Muy buenas reflexiones. Me gusto tu post!
¡Muchas gracias @art.joselyn!
Me sorprendiste este post está muy bueno realmente, gracias por nombrarme, cuando hablamos de los errores no me imaginé que ibas a escribir sobre Vilma Picapiedra, quién sabe si de verdad la profesora Vilma lanzaba piedras o algo así. Les cuento una historia de mi esposa: cuando ella estaba en la escuela hizo un dibujo tan bonito que la profesora no creía que ella lo había hecho y por eso le puso cero.
Que profesora tan malaaaa x.x se pasooo
Gracias a ti por leer y por el aporte. ¡Si!, esa Vilma lanzó borradores en su momento, clase de brazo. Todos tenemos unas historias particulares con los profesores tal como le pasó a tu esposa.