Ficticio pero posible- Crónica de un extranjero en Caracas
Crónica de un extranjero en Caracas
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No salí huyendo de ti. Aunque muchos me sugirieron una y otra vez que lo hiciera. Nunca quise irme, la verdad. Por una razón: mis amores están ahí. Pese a que todo se está cayendo a pedazos.
Mirelis Morales
-Hemos llegado al aeropuerto Simón Bolívar de Maiquetía- Dijo a través de parlantes la voz del capitán del avión en descenso el 6 enero de 2016 cuando caía la tarde, confirmando la llegada de este parisino a Venezuela después de 9 horas de vuelo directo desde París-Caracas. La lente de mi cámara captura la lejanía del horizonte entre el cielo y el mar que se desvanece para deleitar mi vista con una ciudad multiforme que exhibe sus virtudes y defectos a través de la ventana, una amplia carretera transitada ubicada entre montañas verdes y onduladas parcialmente forradas de barriadas y edificios en la costa, con vista directa al mar y acceso a la playa marcan de forma cuasipoética el contraste social que en este país reina.
Son variopintas las primeras impresiones que tuve al pisar Venezuela, desde que descendí del avión el frio residual de mi cuerpo, resultado del aire acondicionado, fue disipándose lentamente ante el calor tropical al que ahora me estaba aclimatando. Empecé a notar la gran mezcla racial de la que eran parte los distintos funcionarios del aeropuerto al delinear con cuidado sus distintos rostros indiferentes y atareados; rostros bonitos, rostros feos; de rasgos que llegaban a ser sumamente dispares; rasgos finos, rasgos gruesos, rasgos mixtos; distribuidos en toda la gama de razas que tiene el ser humano.
Soy yo un espectador de Caracas, una ciudad nueva para mi, que pasa a ráfagas en la ventana ante mis ojos durante el recorrido del aeropuerto al hotel. –Llegamos al Continental- Dice el chofer mientras estaciona su camioneta en la entrada del mismo, un botones me recibe y se encarga de mis maletas a la vez que me registro en la recepción, terminado el proceso recibo las llaves de la habitación. Una lujosa y ordenada suite se abre frente a mis ojos, y termino yaciendo en las cómodas sábanas y almohadas de la cama, son increíbles los lujos que la hiperinflación permite con 100 dólares.
Una alarma programada suena a las 7 am, apenas despierto y abro las ventanas, la metrópoli se desnuda para dejarme ver su fulgor. El Ávila, gigante verde y montañoso, se eleva con imponencia sobre toda la ciudad, los surcos que se esbozan a lo largo de su ser se asemejan a una elegante espalda femenina, una plaza Francia adornada con fuentes y un alto obelisco tiene en sus márgenes calles transitadas de vehículos que pitan sin ninguna consonancia y a lo lejos se asoman la cima de diversos edificios que no dan aporte estético al panorama.
Después de apreciar la ciudad y tomarle algunas fotografías me arreglo con parsimonia tratando de darme una idea de lo que se avecina al salir, solo Dios sabrá.
Informe Policial
Asier Hirault fallece de 3 balazos en el torso a las 10:34 am el 7 de enero de 2016 en las proximidades del obelisco de la Plaza Francia de Altamira. De nacionalidad francesa, según la información otorgada por sus familiares, Asier era un periodista y fotógrafo que estaba en Venezuela vacacionando con la intención de realizar un reportaje y una serie fotográfica. El escrito anterior fue redactado por Asier y dan prueba de lo anterior dicho.
Asier fue asesinado a quemarropa por un antisocial por resistirse al atraco. Según el testimonio de los presentes en la escena del crimen le robaron una cámara fotográfica, la cartera, una cadena y un reloj de pulsera.