Sobre la inspiración artística
Saludos. Esta publicación no es más que un fragmento de un artículo que publiqué anteriormente en la página Filosofía Hoy. En orden de revisar dicho artículo a plenitud, coloco el link aquí.
Definir la inspiración es más complicado y complejo de lo que pudiera aparecer en primera instancia. Sabemos, por un lado, que toda invención artística está precedida por algún tipo de “destello” que motivó al artista a emplear los medios que tenía a su disposición para crear la pieza de arte correspondiente. A partir de este destello, y de los efectos que tuvo este sobre el artista o conjunto de ellos, ellos se vieron impulsados a poner manos a la obra y empezar el proceso de ejecución de arte ya sea textual, lírico, musical, escultural, pictórico, entre muchas otras variaciones. Pudiéramos, entonces, decir que la inspiración es una clase de fuerza espontánea e impulsora de acciones.
La trascendencia de la inspiración.
Por otro lado, sabemos que el origen de la inspiración es variopinto, es decir, que puede hallar sus causas en un universo de fuentes altamente diverso. Si eres de las personas que han realizado varias obras, puede que concuerdes conmigo en lo siguiente: prácticamente cualquier cosa puede servir como fuente de inspiración; al ser el arte un elemento camaleónico que puede vestirse de distintas formas y presentarse de forma multivariable sin perder por ello su esencia, se abre la posibilidad de que sus orígenes respondan también a la naturaleza camaleónica anteriormente mencionada; el significado y sentido que conforman una pieza artística en particular jamás será idéntico del todo a otra. Pueden ser similares, pero la serie de motivos, objetos, significados, efectos, lecturas que pueden tener jamás concordarán por completo.
La inspiración no puede ser enseñada. No verás nunca en la calle un panfleto que oferte cursos o diplomados de inspiración (y si lo hace, muy probablemente sea una farsa). No puedo decir que la inspiración sea algo que se enseñe ni que se aprenda, sino más bien que se vive y experimenta a cada momento a niveles varios de intensidad. La experiencia humana es el vehículo de la inspiración y su medio fundamental para presentarse y expresarse en la realidad empírica a través de la acción humana; ella se desarrolla y esculpe por medio del efecto de los elementos de la realidad que cada persona percibe y procesa de un modo determinado, resultando en la cristalización de índole artística. A pesar de que hay elementos comunes en las versiones de realidad que cada uno vive a su manera, los efectos, causas, y condiciones de esos elementos no son iguales para todos; cada uno produce una reacción distinta en las consciencias individuales diferentes entre sí, y la cristalización de dicha reacción, una probable inspiración, será disímiles una de la otra.
Hemos definido tres características de la inspiración que resumiremos a continuación: la inspiración es una fuerza motora para la realización de acciones cuyo fin es de índole artístico/estético; la inspiración puede ser originada y causada por un gran universo de elementos debido a que la esencia artística es camaleónica y su significado se encuentra directamente determinado por su creador o conjunto de ellos, deviniendo así en una variedad infinita de representaciones que pueden considerarse artísticas. Por último, la inspiración no puede ser enseñada ni aprendida, sino que se experimenta y recibe por medio de la experiencia y las vivencias que tiene una persona o conjunto de ellas.
Sin más, agradezco profundamente el tiempo empleado para la lectura de esta breve reflexión.
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