Un Geek en la cárcel: Una serie de historias sobre la vida de Charlie Shrem (Parte 1)
Un Geek en la cárcel es la historia del pionero de Bitcoin, Charlie Shrem donde cuenta su experiencia de pasar de ser una fuerza promotora de la adopción de Bitcoin mucho antes de que el mundo oyera hablar de criptomonedas a su temporada de 15 meses en una prisión federal por vender a la gente equivocada. En su entusiasmo por correr la voz sobre Bitcoin, Charlie se vio en problemas con la ley y reconoce que cometió la falta. Desde entonces fundó Crypto.IQ, una firma educativa y de inversión.
No existe una forma de prepararse para ir a prisión
El 30 de marzo de 2015, me entregué al Campamento de Prisiones Federales de Lewisburg (Pensilvania) después de que fui sentenciado a dos años de prisión por ayudar e instigar a un negocio de transmisión de dinero sin licencia, del cual era culpable. En mi caso, lo único que podía hacer para prepararme era abrazar la idea de que, en un futuro próximo yo no estaría disponible. Pero era optimista porque la única forma de superarlo es abrazar la idea completamente y asumirla. Y es lo hice.
He temido escribir esta publicación en el blog, y desde que la escribí, ha estado en borrador durante algunas semanas. Sin embargo, es momento de que lo haga. El 30 de marzo, me entregaré al campo de prisioneros federales de Lewisburg en Pensilvania. Ha sido una pelea larga y dura, desde ser arrestado en el aeropuerto JFK mientras aterrizaba, hasta el confinamiento solitario y estar bajo arresto domiciliario durante los últimos 14 meses. Cuando el gobierno me acusó y solicitó 30 años, mantuve la cabeza en alto con la ayuda de amigos, familiares y la comunidad Bitcoin. Mientras algunos se distanciaron, la mayoría se mantuvo firme y luchó. Le debo mi vida a esas personas. Por supuesto que no busco simpatía. Cometí un crimen y cumpliré mi sentencia. Dicen que aquellos que te apoyan en los malos tiempos merecen estar contigo en los buenos tiempos. Se avecinan buenos tiempos, y estoy deseando que lleguen pronto.
Optimismo
No importaba lo triste que me sentía, tenía que mantener una actitud positiva con la cabeza en alto, porque si llegaba a caer en una espiral de autocompasión y depresión, no podría salir.
Así que comencé a tomar notas de otras personas que habían estado en Lewisburg para averiguar todo lo posible para prepararme para esta experiencia.
- Mantén los libros/ periódicos en menos de 13 oz (370 gramos). Mantenlos en 4 por paquete.
- Compra la suscripción con entrega al USA Today. Se entrega directamente.
- Siempre utiliza Amazon para comprar libros.
- Lleva contigo una lista de personas con las que puedas comunicarte: Nombre / Dirección postal / Dirección de correo electrónico / Número de teléfono.
- Comprende que tienes 300 minutos mensuales maximo para usar el teléfono. En noviembre y Diciembre son 400 minutos.
- El servicio de correo electrónico y el teléfono, están mucho más ocupados después de la cena.
- Consigue un reloj.
- $360 (USD) al mes es lo máximo que puedes gastar en la tienda de la prisión, sin incluir el teléfono y el correo electrónico.
- Compra zapatos deportivos.
- Intenta conseguir un trabajo educativo, enseñando a otros reclusos.
- Nunca apuestes.
- Llega a las 8:45 a.m. Luego completa la búsqueda de objetos desnudo, consigue ropa temporal, realiza el examen médico, firma los formularios y busca a un consejero.
- Consigue la aplicación Corrlinks app para iPhone, se convierte en algo como mensajería instantánea. Puedes imprimir correos electrónicos.
- Escribe cartas a mano.
- Mantente optimista.
Pero, ¿cómo sería la prisión? ¿En qué iba a consistir mi día a día desde que me despierte hasta que me vaya a dormir? Nadie podría responder estas preguntas, excepto yo mismo. Necesitaba aceptar que iba a estar en la cárcel e iba a usar ese tiempo sabiamente.
Había mucho que hacer. ¿Qué hago con mi cuenta de correo electrónico? ¿Cómo aseguro mi monedero Bitcoin? ¿Cómo conservo mi número de teléfono? ¿Cómo mantendré la relación con mi familia?
Todas estas preguntas me ardían en la cabeza y no pude encontrar nada en online que me ayudara.
El 19 de diciembre de 2014, me levanté frente al juez y dije:
"Bitcoin es lo que amo y todo lo que tengo. Es toda mi vida. Es mi misión en la tierra, la cual es ayudar al mundo a ver un sistema financiero que no discrimine y prevenga la corrupción, y creo que Bitcoin hará con el dinero lo que el correo electrónico le hizo al servicio postal. Permitió que todos sean iguales. La gente en África, Medio Oriente, Asia, tendrá las mismas oportunidades ahora con Bitcoin, y debido a Bitcoin, porque puedes mover dinero e información instantáneamente y en un sistema de igual a igual. Y creo que eso es realmente importante. Y si tu señoría me lo concede, me encantaría estar allá afuera, ayudando al mundo y asegurándome de que la gente no haga cosas estúpidas como yo lo hice".
En una carta al juez unos días antes, mi abogado escribió:
"Si los griegos conocieran las criptomonedas y ciertos vecindarios provinciales de Brooklyn, podría haber escrito una tragedia sobre un chico que, a través de la pasión dionisíaca y un poco de arrogancia, ayudó a nutrir una nueva idea —Bitcoin— al mundo y que podría cambiar cómo el mundo entero, puede transmitir valor de una persona a otra".
Esta nueva idea tomaría al niño de barrio. Este niño se vería a sí mismo como un guardián casi sagrado de esta nueva idea, con la gran responsabilidad de sacarla de la oscuridad y llevarla a la luz de la aceptación generalizada. Sin embargo, en el caos de desarrollar la nueva idea, dejaría caer su guardia y permitiría que las fuerzas oscuras la ensombrecieran.
Él sería el culpable. Sería visto no como su protector, sino como su destructor, el destructor de una cosa, la idea que más amaba. Sería enviado de regreso a su vecindario provincial y, durante un tiempo, viviría en los sótanos de sus padres, mientras soñaba con el momento en que podría volver a su tarea de toda la vida de ayudar, de ser uno de tantos, a traer esta nueva idea a la luz.
El resto de la historia aún esta por escribirse.
Sin embargo, como el destino lo marcaría, me dirigía a la cárcel.
La sala del tribunal se despejó, mientras yo retrocedía para asimilarlo todo.
Poniendo todos los factores sobre la mesa, así como todos los demás hechos bajo la Sección 3553 (a), que la Corte había considerado, en la ecuación. El Tribunal consideró que la sentencia apropiada es de dos años. En consecuencia, el acusado será sentenciado a dos años de prisión, 24 meses.
Dos años en una prisión federal. En este punto, yo había estado bajo arresto domiciliario por unos 18 meses, y pensé que obtendría libertad condicional o tal vez otro año de arresto domiciliario, ¿pero dos años?
El New York Times escribió:
Antes de la audiencia del jueves en la corte federal de Nueva York en el centro de Manhattan, el Sr. Shrem, vestido con jeans y una chaqueta oscura, estaba sentado solo en un banco fuera de la sala 14B, con la pierna derecha cruzada sobre la izquierda mientras leía un libro. Parecía tranquilo, apenas un poco inquieto una vez que ingresó a la sala del tribunal. Conocido por su carisma, era más bien estoico, su voz era firme.
Mirando hacia atrás, este día, 19 de diciembre de 2014, fue uno de los días más importantes de mi vida e incluso uno de los más felices. ¿Por qué? Finalmente hubo luz al final del túnel. Estaba enfrentando 30 años y me fui a dormir todas las noches desde mi arresto domiciliario pensando que pasaría el resto de mi vida adulta en prisión. Cuando el juez dijo dos años, suspiré de alivio. Después de un buen comportamiento, sería tan solo poco más de un año.
Puedo hacerlo, creo
Fue acordado. Tendría 90 días para ordenar mi vida y prepararme para entregarme el 30 de marzo. En este momento, Courtney y yo vivíamos en la ciudad de Nueva York, disfrutando de cosas que no podría hacer una vez que estuviese en la cárcel. Pasamos los días y las noches viviendo como si fuera el último. Continué siendo parte de la comunidad de Bitcoin, participé en conferencias y consultas para diferentes compañías pasando el tiempo hasta mi inminente encarcelamiento.
Dos meses después, era el 1 de marzo, y no estaba listo. Había estado viviendo la vida como si no pasara nada, y como si no fuera a ir a la cárcel. ¿Cómo te preparas mentalmente para eso? No es posible. Te preparas físicamente, conduces hasta la prisión y entras.
Entonces eso es lo que hice. Llame a la compañía de mudanzas y empaqué mi vida en cajas. Cancelé mi contrato de arrendamiento, suspendí mi número de teléfono celular, agregué múltiples factores de seguridad a mis cuentas de correo electrónico, cuentas de Bitcoin, y recé a Dios que un hacker no ingresara a ninguna de mis cuentas mientras yo estaba "fuera".
- Teléfono móvil: llamé a Verizon y mi número de teléfono fue suspendido. Necesitaba mantener mi número y muchas compañías de teléfonos móviles te permiten pagar $10 USD por mes para mantener la línea en estado suspendido.
- Gmail: me aseguré de que el factor de doble verificación funcionara y le di códigos de respaldo a mis seres queridos. Era importante asegurarse de tener suficiente espacio de almacenamiento para cubrir el correo electrónico de un año. Tuve que pagar a Google $10 USD al mes por almacenamiento adicional en mis varias cuentas de correo electrónico.
- Monedero de Bitcoin: sin decir mucho, tuve que asegurar varios monederos. Incluso configuré monederos honeypot suponiendo que alguien intentaría entrar (Spoiler, alguien lo intentó).
- Cosas físicas: en nuestro departamento, se alquilaron los muebles, por lo que programar una recolección fue fácil. Tuvimos un camión un día antes y recogimos el resto de nuestras cosas.
- Cuentas bancarias: hablé con mi banco y les hice saber mi situación. En ese momento, trabajaba para la Internet Archive Credit Union y era un buen amigo de su staff. Entendieron perfectamente y suspendieron cualquier transferencia dentro o fuera de mi cuenta.
Poder notarial: muy importante antes de ir a prisión o incluso una cirugía. Haz que alguien pueda tomar decisiones en tu nombre.
30 de marzo, 5:30 a.m. Hacía mucho frío en la ciudad de Nueva York. Todos nos acomodamos en el automóvil y fuimos a Lewisburg, Pensilvania. Después de un desayuno rápido en Panera, que sería mi último como hombre libre, fuimos a la prisión.
Mi despedida a Courtney fue rápida. Le dije que la amaba y que la vería en la primera visita. No lloré, aunque quería hacerlo. Necesitaba ser fuerte. Atravesé esas puertas y no miré hacia atrás.
Pasarían 13 meses antes de que volviera a cruzar esas puertas otra vez.
...Próxima publicación: Día de la prisión 1
Charlie
Esta es una traducción al español del texto en ingles publicad por Charlie Shrem en A Geek in Prison — A Life Series by Charlie Shrem (Part 1)
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