Las palabras.

Corría el mes de octubre, el otoño llegó y con el recuerdo de muchas historias.

Alberto era un joven con mucho amor que dar, pero ha sido muy lastimado por las personas que ella “jamás pensaría que iba a recibir tanto dolor”, a la medida que fue creciendo y madurando fue entiendo muchas cosas de la vida que naturalmente sigue ocurriendo a diario en otras personas, los recuerdos son dolorosos pues el desea borrarlos de su mente.

Alberto se ha enamorado, cuantas veces a sido necesario para entender que el amor es el “interés de algo, el interés del sexo, de la conveniencia, entre otros”.

Alberto es un hombre , con ciertas características que la manifiestan como “extraordinario”, el sentido de superación ante su condición es magnífica.

Para Alberto el amor y el sexo es un diálogo al qué hay suavizarlo para comenzar a entenderlo, en una oportunidad un amor le mostró que su forma de manifestar su sexualidad era escasa y que si continuaba así la dejaría. Alberto al momento se sintió con dolor pues el sentía que hacía un gran esfuerzo pero no podía brindar más de lo que podía. Alberto comenzó a escribir En sus hojas pero este le mostraba ciertas palabras que ella tenía que descifrar “trueque” “interés”. El tomó las palabras y buscó el significado de eso, es donde comienza la búsqueda de todo lo que ocurría, la palabra trueque sería la palabra que debía usar el a su pareja, el recibiría amor, detalles de su mujer, el cual había olvidado que eso generaba más satisfacción como
pareja, a cambio sería el sexo; el interés era la palabra usada para satisfacer la necesidad de ella.

Alberto, era una hombre de valores, toda su familia había hecho su consumación matrimonial, el dejó de mostrar interés en ello, pues la excusas estaban siempre en la puerta, tocando constantemente entre uno u otro. Su tío Luis, un día le manifestó, “un día llegara ese gran amor que te vestirá y te mostrara la princesa que llevarás al altar , no se necesita mucho tiempo para lograr un compromiso eterno, no te dejará escapar, sabrá que tú eres para ella, ten paciencia”.

A todas estas Alberto, no era una hombre de ser egoísta, más sin embargo sabía que debía tener en cuenta que en la viña de señor hay corderos blancos y negros, después de todo lo vivido el quería lograr un hermoso hogar, pero con alguien que mostrara que lo material no era obstáculo, el capcioso de todo lo que escuchaba siempre estaba atento de lo que su círculo hablaba, como se mostraba la gente con lo material y pues nadie fue de confiar. “Lo material siempre fue fundamental para otros, a pesar que dijeran lo contrario”

Con mucha suerte Alberto tiene a su gran amiga , Ana es un ángel un ser especial que está en su vida desde hace muchos años, está siempre lo está acompañado es sus momentos, esta siempre le dice te daré el “amor que nadie a sabido darte”.

Alberto es muy afortunado por todo lo aprendido, sin embargo el no es el mismo desde hace un tiempo, el está muriendo pero nadie lo sabe, pronto será el recuerdo y las palabras de muchos.

Nadie sabrá que lo que el buscaba era lo que menos abundaba en las miserias de los demás.