Porque cinco minutos después de tu nacimiento deciden tu religión o secta, sin posibilidad de réplica. Naciste rodeado por ella y se infiltra en tu mente por vía emocional; luego, te pasas el resto de tu vida defendiendo algo que ni siquiera elegiste. Así la religión consigue su objetivo, que no es otro que atemorizar y adoctrinar a la humanidad, prohibir la capacidad de pensar y aprender, hacer que desconfíes de la ciencia y veas a los científicos como unos mentirosos, y poner en tu boca una única respuesta: “dios lo hizo”. Así a los creyentes no les importa si sus creencias carecen de evidencia, si son dudosas o si le fueron impuestas de niño sin su consentimiento, menos si el cura o pastor hace negocios con su fe, lo único que les interesa es postular a tener vida eterna y liberar así de la angustia de la muerte

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