No aparecen los guías confiables en nuestra Venezuela
¡Ay de ustedes, guías ciegos, (…)!. ¡Tontos y ciegos! (Evangelio según San Mateo)
Esta frase tomada de la polémica de Jesucristo contra las autoridades religiosas de su época, me hace pensar en un gobierno que parece no tener la capacidad de discernir lo importante de los secundario y accidental, y por eso se convierte en un guía ciego, incapaz de medir las consecuencias y evolución de sus decisiones antes de tomarlas.
Pero guías ciegos conduciendo gente ciega es el peor escenario porque como dice en alguna otra parte de la Biblia, el fin es que ambos caigan estrepitosamente en un hoyo de impotencia y frustración.
Tomemos el ejemplo de un joven en la Venezuela de hoy consciente que si termina una carrera profesional, no le asegura subsistir de modo digno, todo eso fue producto de la decisión de un líder ciego. En otras palabras, si Venezuela fuera un equipo deportivo entonces tenemos entrenadores que no saben cómo llevarnos hasta la victoria; o si fuera una empresa, no tiene un gerente que evite su quiebra produciendo los beneficios y las ganancias más adecuadas para repartirlas. Venezuela necesita guías verdaderos, la necesidad de identificarlos es abrumadoramente urgente; la buena noticia, es que puede ser uno de nosotros mismos.
Los pocos vestigios de democracia que quedan, podemos utilizarlos para desenmascarar a los que aseguran tener la respuesta a todos los problemas,a los que descubrieron la fórmula mágica para llevarnos al Mar de la Felicidad,y despertar del sueño en que nos sumergió aquel Gurú de las Peroratas.
Abrir nuestros ojos es impedir que nadie ignore nuestro más preciado bien, la inteligencia; porque esa es la pretensión más importante de los falsos guías obsesionados con marcarnos el camino, y decirnos como recorrerlo.
Habremos conseguido un gran tesoro, cuando hallemos un guía que vea. El guía que ve siembra paz, justicia, tolerancia, confía en el diálogo para zanjar las lógicas diferencias que surgen entre quienes tienen distintos puntos de vista, y no verlos como enemigos a quienes exterminar. Los cristianos, tenemos un ejemplo palpable de ese guía, por eso estamos en posición clave para catalogar la hipocresía de quienes creen que liderar es un patrimonio personal y no un servicio, aunque haya algunos que parece que nunca le preguntaron en su vida a Jesús ¿Dónde vives? para contagiarse de su forma de ser
¡Viva Venezuela!