No tengo miedo a los fantasmas

No creo en fantasmas. O realmente no lo sé. Es que eso pensaba hasta que me mudé a mi nueva casa, no dejaba de escuchar esos sonidos que se asemejaban a alguien que caminaba o golpeaba.

Al principio pensé que era un roedor que había entrado, pero eso no podía explicar las ráfagas de viento ocasionales que sentía a pesar de que las puertas y las ventanas estaban cerradas. Sentía que los muebles se movían de sus posiciones iniciales.

Una semana después y ahora estos sonidos se transformaron de chasquidos y murmullos. Así es que instale algunas cámaras para averiguar si alguien me estaba haciendo una broma o algo así. Esa noche me quedé dormido mientras veía la tele, mi sueño fue particularmente malo esta vez. Cuando me desperté de esta pesadilla, vi la pantalla en blanco de mi televisor, mis ojos parecían estar pegados a la pantalla y luego me di cuenta de que no la había pagado.

Fui a ver la imagenes de la cámara cuando escuché la introducción de mi programa de televisión favorito. Esto me aterrorizó y empecé a cantar por nervios, decía -no creo en fantasmas, no creo fantasmas- repetidamente. Justo detrás de mí oreja izquierda escuché un susurro que dijo, yo tampoco.