La adaptación de 2018 de Bradley Cooper es la tercera versión de A Star is Born que se ha realizado en el cine a partir de la original, estrenada en el año 1937 y protagonizada por Janet Gaynor y Fredric March (dirigida por William A. Wellman). Luego surgió el primer remake en el año 1954, protagonizado por Judy Garland y James Mason (dirigido por George Cukor); el segundo remake se realizaría dos décadas después, en 1976, siendo probablemente el más popular, protagonizado por Barbra Streisand y Kris Kristofferson (dirigido por Frank Pierson).

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La versión más reciente, protagonizada por su director Bradley Cooper y Lady Gaga, mantiene la esencia de las películas anteriores: relata la historia de una estrella en decadencia que descubre un gran talento en la voz de una mujer, se enamora de ella y la lleva a la fama, lo cual no terminaría muy bien para el protagonista masculino.

Sin embargo, el enfoque de cada versión es diferente y está sujeto al contexto social y cultural de cada época, los cuales se reflejan en cada filme. Lo que hace especial a la versión del 2018 es que Bradley Cooper quiso centrarse más en la manipulación de la industria a los artistas, la pérdida de la originalidad, y el amor puesto a prueba en un mundo de fama y, sobre todo, en medio de la adicción.

En este post, les hablaré de las principales diferencias entre la versión de 1976 y la de 2018 en cuanto a su enfoque romántico.

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Empieza el romance...

Cuando Ally (Lady Gaga) y Jackson Maine (Bradley Cooper) se conocen, Ally se presenta en un bar drag y canta La Vie en Rose. Jackson habría entrado al bar sólo porque quería un trago, pero quedó hipnotizado ante la voz de Ally. Observa cada movimiento suyo y escucha con atención toda la canción, conmovido hasta las lágrimas.

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En el caso de Esther Hoffman (Barbra Streisand) y John Norman Howard (Kris Kristofferson) la situación es similar, pero con una gran diferencia. John entra a un bar por la misma razón que Jackson, porque quería un trago. En ese momento Esther está cantando con su grupo de coristas y llama la atención del cantante; sin embargo, es interrumpido constantemente por fanáticos que quieren hablar con él y, además, están borrachos y son groseros con él y no le permiten disfrutar del performance de Esther. Finalmente se cae a golpes con los sujetos, Esther lo ayuda a salir del bar y él la lleva hasta su casa.

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Aquí las diferencias comienzan a ser bastante marcadas. Por alguna razón, John se obsesiona con Esther (tomando en cuenta que realmente no pudo escuchar su performance) y quiere, de buenas a primeras, entrar en su casa, actuando de una forma acosadora bastante preocupante. En la versión de Cooper, aunque la relación también se da rápidamente, se siente más natural. Jackson se toma el tiempo de hablar con Ally y conocerla, preguntar si compone canciones y reiterarle que es una mujer hermosa, a pesar de lo que ella piensa de sí misma a raíz del estereotipo de belleza que quieren imponerle en el mundo musical.

En la versión del 76 no nos queda claro que el protagonista se haya enamorado de Esther por su voz, sino por su belleza principalmente. En la del 2018 hay una mezcla de ambas, pero está claro que lo que le fascina a Jackson de Ally es su voz y su talento, y además de eso la encuentra hermosa.

Al igual que John, Jackson es insistente y quiere que Ally permanezca a su lado, llevarla a conciertos, etc., pero espera por su consentimiento. En el caso de John, todo es mucho más apresurado y Esther se ve presionada en muchas ocasiones a hacer lo que John quiere.

Salida al estrellato y trabajo en equipo

En la versión de 1976, si observamos un par de veces a Esther y John cantando o componiendo juntos, es mucho. En el remake del 2018 contemplamos a los protagonistas, desde que comienzan a interactuar, compartiendo su talento y creando canciones. Esto permite que el momento del salto a la fama de Ally sea mucho más orgánico que el de Esther; la canción que Jackson quiere que Ally interprete en su concierto no es otra que "Shallow", un tema que ella le mostró la noche que se conocieron. Jackson le dio la sorpresa de haber realizado el arreglo musical, y ante los nervios de Ally, él le dice "La cantaré de todas formas, si te quieres unir...". Él la empuja a dar ese salto a la fama, pero no la obliga, y además la acompaña y canta junto a ella; esto hace que Ally reúna el suficiente valor y se le una en la interpretación, creando una hermosa escena en la que la pareja muestra verdadera química, apoyo y trabajo en equipo.

En la versión de Pierson, John repentinamente deja de tocar en el concierto y le da el micrófono a Esther, sin dejarle muchas opciones. Ante los abucheos del público impaciente, ella debe reunir todo el valor que puede y pararse frente al micrófono y cantar. Termina siendo un éxito y John la ve con orgullo. Más o menos de esta forma transcurre el romance entre los protagonistas; es algo abrupto, se siente algo forzado y se apoya más en la pasión que en el trabajo en equipo que vemos en Ally y Jackson.

Adicción, celos y fama

Para el momento en que tanto Ally como Esther se vuelven famosas, ambas atraviesan cambios importantes y su relación con Jackson y John comienza a enfrentar problemas, aunque por razones muy distintas.

En la versión del 76, el problema parece radicar en los celos de John hacia Esther; él sabe que su carrera es casi inexistente en la actualidad, mientras que la de su pareja empieza a tomar vuelo. Esto, sumado a su alcoholismo, hace que cometa decisiones desacertadas (por no decir carentes de sentido), como acostarse con una periodista drogada que quería entrevistar a Esther, para después pelear con ella y tener una reconciliación pasional. La toxicidad de la relación se vuelve evidente y lo que nos queda claro es que el ego de John está herido.

Mientras, en la versión de Cooper, el problema en la relación se enfoca más hacia la adicción de Jackson, quien decide proponerle matrimonio a Ally una vez que ella le da un ultimátum luego de que él dejó de asistir a un concierto de ella debido a su ebriedad. "Si me vuelves a hacer esto, no volveré por ti, no vendré a buscarte". Asimismo, Jackson critica el rumbo que está tomando Ally en su camino a la fama, al ver que los productores comienzan a cambiar su apariencia y las letras de sus canciones, haciéndolas más comerciales y banales. Él le insiste a Ally en que ella debe ser fiel a sí misma y a su música, y al mensaje que desea transmitir. No es su ego el que está golpeado, a pesar de que sufre la decadencia de su éxito, sino que le preocupa que Ally deje su esencia a un lado y se entregue a las demandas de la industria, convirtiéndose en un producto prefabricado.

Los Grammys

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En este punto, los premios Grammys son una constante en todas las versiones de la película. Tanto Ally como Esther ganan el premio a Mejor artista, y durante su discurso de agradecimiento, sus esposos respectivos las hacen quedar en ridículo, haciendo una escena bochornosa debido a su estado de ebriedad.

Incluso esta escena presenta diferencias entre ambas películas. Jackson se levanta de su silla tambaleándose y se acerca a Ally sin saber qué ocurre realmente, y entre balbuceos se levanta junto a su esposa y se orina encima. Ally intenta cubrirlo de las cámaras y lo ayuda a llegar al baño, mostrándose más preocupada por la salud de su esposo que por el daño que acaba de sufrir su carrera.

Por su parte, John también se encuentra ebrio y llega repentinamente a los premios, interrumpiendo el discurso de Esther, y se coloca a su lado. Habla de sí mismo y que deberían darle el premio al "Peor artista" dirigiendo toda la atención hacia él. Luego se pone violento, empuja a Esther (accidentalmente) e igualmente terminan yendo al baño y Esther intenta comprender lo que sucede y discute con él.

En la película del 76 esta acción pareciera no traer consecuencias, mientras que en la del 2018, Jackson va a rehabilitación para recuperarse y se muestra muy avergonzado frente a Ally por lo que le hizo. Todo esto tortura a Jackson mientras lucha por ser una mejor persona y digno de su esposa.

Punto de quiebre

En ambas versiones (igual que en las anteriores), el protagonista se suicida al ver que es un obstáculo para que su esposa progrese en su carrera. En el remake del 2018 es particularmente doloroso tomando en cuenta que Jackson intentó mejorar y librarse de la adicción, pero la depresión y una conversación con el manager de Ally lo llevaron al punto de no retorno; sumado a esto, Jackson sufre una enfermedad que hace que su audición disminuya y progresivamente no pueda escuchar más, lo cual terminaría de sentenciar su vida como artista. La última escena en la que él y Ally están juntos, se puede apreciar la angustia que atraviesa el personaje y se despide de ella, haciéndonos saber que él ha tomado una decisión.

John, por su parte, no muestra intenciones de mejorar, sino que observa cómo la carrera de su esposa obtiene más relevancia y la suya está destruida. Una mañana se despide de Esther y decide manejar su auto a toda velocidad, lo que causa el accidente que lo llevaría a la muerte.

Deseo aclarar que la versión de 1976 no me parece una mala película, es una versión tan válida como las demás y cuenta con el gran talento de Barbra Streisand, quien es la estrella de la película. Pero sí pienso que la forma en la que la historia de amor es contada, junto con las motivaciones de los personajes (influenciados por el contexto de la época, evidentemente) no está tan bien representada como sí lo hace la versión de Bradley Cooper, quien plasma en su ópera prima una hermosa historia de amor entre dos personajes que aprenden a conocerse, respetarse y apoyarse, pero resultan víctimas de una enfermedad que se llevó lo mejor de Jackson, y también dejó lo mejor de sí en su legado: Ally.

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