Siempre me encanta hablar de la ciudad que me ha visto caminar desde los ocho años, hoy tengo 43, y me preocupa seriamente como la locura comienza a apoderarse de ella. La última caminata fotográfica la realicé con un grupo concurrido de colegas fotógrafos en el mes de febrero de 2018, y en esa ocasión retraté algunos episodios comunes en nuestro casco histórico, pero cada vez mas divagantes, como para hacerse la gran pregunta bajo esta crisis que vivimos... ¿qué pasa por nuestra cabeza?, comencemos...

Este es el letrero que anuncia a todos los marchantes la entrada al "Callejón de los pobres", tranquilícese... no es un pasillo atestado de gente pidiendo en las calles -bueno, casi-, pero este sitio representa para Maracaibo lo que fue su antigua calle comercial, donde se agrupan la mayoría de los comerciantes formales e informales a vender su mercancía.

Maracaibo es una ciudad puerto, así que con ella el comercio estuvo presente desde su fundación. Se podía ser médico, ingeniero, obrero o lo que sea, pero vivir en Maracaibo y no tener un tarantín en la antigua "calle comercio", era inevitable. Hoy en día a lo largo de este bazar oriental, se esconde mucha historia de una Maracaibo que en otrora la hacía mas elitista, mas cosmopolita, pero hoy se encuentra cubierta de la ignominia de todos los gobiernos que han pasado y contribuyeron a su destrucción arquitectónica y cultural.

La calle comercio o "callejón de los pobres" hoy en día es una calle de unos 300 metros de longitud, aproximadamente, que alberga a derecha e izquierda puestos de vendedores informales, pero que a su vez ellos ocupan lo que sería el frente formal de un establecimiento comercial establecido como indican las leyes, por mas que en estos tiempos la cosa está dura para mantener un comercio al día, ambas figuras se fusionan y el resultado es que el producto que se ofrece y se vende puede ser tan imitación del original así se lo compres a un "buhonero", palabra característica utilizada para describir a un vendedor ambulante, o que se la termines comprando al patrón de una tienda.

Toda la rivera del lago de Maracaibo estuvo y sigue atestada de comercio. Uno de los más emblemáticos fue el mercado principal, convertido hoy en día en el Centro de Arte Lía Bermúdez, y así como otros puntos comerciales ubicados en el centro fundacional de la ciudad, están los alrededores de la plaza Baralt, paseo Ciencias y hacía la periferia, mercado Las Pulgas, Las Playitas y Santa Rosalía. De cada uno de ellos sigue existiendo el comercio vivo de esta ciudad nueva que ya no se parece a la gaita del parroquiano Astolfo Romero, cuando describía exactamente en su gaita de furro "El mercado de los buchones", como el zuliano buscaba la economía acudiendo al centro de la ciudad.