Fragmento de un poema.
Fuente
En aquel tiempo,
exhausto de lo mismo
dejé el puerto, y me
aventuré en zarpar,
empeñado en ser
polizonte de un crucero
que recorría el espacioso
océano: "el cual reflejaba
la monstruosidad de mi
vereda".
Cada muelle para mí
significaba más y más
tripulantes a bordo, lo cual
parecía que manipulaban
el mando, y agitaban mi viaje
de tal forma que cambiaba
la trayectoria que me había
planteado.
Cuando sentía náuseas y
olvidaba lo esencial de mi
estancia, las olas arremetían
contra el navío, provocando
formidable estremecimientos
que me hacía caer en aguas
infectadas de peligros, y de
nuevo recordaba que debía
remontar y arrebatar el
mando, porque el capitán
era yo.
PD: ¡Hola! Este pequeño fragmento lo compartí hace un mes en mi cuenta de Facebook. Es bueno volver o eso creo. :)
Bienvenida amiga, siempre será bueno retomar, caer y levantarse de nuevo. Me alegra saber de ti amiga querida!!
¡¡¡Felicidades!!!