BREVE ENSAYO DE TI...
No es la necesidad lo que me conmueve, ni la efervescencia de la carne sujetándose a la tierra lo que me incita a quedarme, esta cualidad tan tuya de solevantar las ruinas, encareciendo cada gesto mío, apuntalando hasta las discrepancias como armonías reveladas es la imprenta de todas mis respuestas; incluso, teniendo la distancia como testigo, no es la necesidad lo que me conmueve, porque no es común mi pretexto de ti, ni es acostumbrado, ni habitual.
De tu boca soy una resurrección constante, una calzada sin barandas, yo la hondura, el tajo, la brecha; de cada profundidad una sima, así te me confiesas, te me siembras. Como papagayo induces el vuelo repentino, acróbata de mi vientre. Tú, eres la orilla que aguarda, yo la ola excedida. Insisto, no es la necesidad lo que me prende, subyugas todo límite, emancipando todas las razones.
Aprendí de ti la filosofía de una espera dispensada, absuelta de todo error que confluya con el arrepentimiento, solo estás, y es allí donde haces camino. Nosotros, la filantropía hecha paraje, donde se disipan las oscuridades, la plaza de todas las promesas inscritas.
Yo sé que no es la necesidad de ti lo que se traspasa mis conceptos, es esta urbanidad que has hecho de mí desde que llegaste.
Sin regreso, ocupas la infinidad, ese algo que es silencio y es retórico; la historia antes nunca escuchada. En el momento que me hiciste la tierra parió otra oportunidad, entonces, no es necesidad lo que me une, y me suelda, es la certeza del ensayo que somos, es el error y la corrección, es la finura y el desborde, océano y río, enseñanza y preceptos; donde estas me consiguen, donde estoy, justo allí, eres calle, y creación; el elemento y la unidad conferida por todo lo que una vez fue y será.