El arte y sus origenes
Establecer con precisión los orígenes del arte es sin duda, una tarea extremadamente compleja.
Con toda seguridad, los objetos más antiguos conocidos como piedras talladas, huesos afilados, otros. Fueron fabricados por los hombres de la prehistoria con fines de supervivencia, cotidianos y hasta rituales, pero en ningún caso con fines estéticos o decorativos. Aun así, en la manufacturación de tales objetos se advierte sin embargo un rudimentario cuidado con respecto a las líneas y formas.
Muy pronto el hombre prehistórico comenzaría a dibujar y pintar figuras sobre las paredes de las cavernas, utilizando para ello, arcilla, metales y otras sustancias. Para determinar éstos orígenes, la historia del arte se apoya en muchas ciencias auxiliares, entre las que destaca, sin duda, la Arqueología, fundamental en el descubrimiento de los hallazgos arqueológicos más grandiosos de la historia y en la datación de sus edades y orígenes aproximados. Para el desarrollo de este fascinante trabajo de investigación, la arqueología se basa en tres fases fundamentales: La prospección, que incluye toda la metodología para detectar los yacimientos arqueológicos, aunque puede abarcar todo el proceso incluso hasta la investigación de laboratorio. La excavación que consiste básicamente en el estudio estratigráfico de los objetos encontrados.
Y finalmente, el estudio y datación de los hallazgos mediante técnicas como la desintegración radiométrica (Prueba del Carbono 14), La dendrocronología, la termoluminiscencia, etc... Los estilos y formas, así como los trabajos de cerámica, son también fundamentales para la clasificación y datación de hallazgos arqueológicos. Son muchos los grandiosos hallazgos arqueológicos que se han descubierto a lo largo de la historia: Los Moais de la Isla de Pascua. La Piedra Rosetta. Las ruinas de la enclave Nabateas de Petra. Las ruinas de la antigua ciudad de Troya. El enclave neolítico de Catal Hoyuk. Los bronces de Riace, entre otros..!
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