El Camino del Guerrero

in #castellano6 years ago
Hoy inicia mi mañana, como casi todas, con el sonido incesante de una dulce melodía que me indica que es la hora de desarraigarse de las cobijas y dar comienzo a las acciones del día. Abro los ojos y entendiendo el significado de aquel sonido, sin embargo albergo en mi corazón la esperanza de sentir la calidez de un susurro que me diga descansa aún no hay que levantarse, pero no sucede y es que la razón y el sentido de responsabilidad se hacen presente y como el impulso del atleta que remata en los últimos metros de la carrera, toca levantarse silenciar la alarma y apurar el paso.
Son las 3:20 de la mañana y el primer pensamiento consciente va dirigido a la noticia que me dio mi papá el día anterior, “hija el carro esta accidentado aparentemente es la caja y no sabemos cuando lo podremos reparar”, eso se siente como si te lanzaran un balde de agua helada en una fría noche de invierno. Una vez en pie y habiendo culminado las rutinas básicas para poder salir de la casa, me dispongo a trazar la estrategia que me permitirá llegar a mi lugar de trabajo, y es entonces cuando me siento la productora de alguna película o serie de acción-terror; entonces cual protagonista de MAD MAX, en una especie de ciudad ambientada en una época post apocalíptica, camino por las calles desprovistas de iluminación, con el miedo latente como cual sobreviviente de THE WALKIN DEAD, a la expectativa de que en algún próximo cruce me convierta en una cifra más de la terrible estadística como víctima del hampa que azota a mi país.
[Fuente]( https://www.vidaextra.com/analisis/analisis-mad-max)
Como buena venezolana, mientras camino las sombrías calles, elevo una plegaria y me encomiendo a cuanto santo me permita recordar el estado de agitación que llevo conmigo, ansiosa de poder abordar un transporte que me lleve hasta mi lugar de trabajo. Durante el trayecto y en repetidas ocasiones, escucho el zumbido de motos que se acercan, todos los sentidos de alerta se disparan, el miedo se hace presente y me siento como Alan en JUMANJI cuando se encuentra de frente con el cazador, enseguida me escabullo para esconderme en el primer recoveco que puedo visualizar, me mantengo allí estática y en estado de alerta hasta que al fin sucede, veo aquellas luces del transporte marca YUTONG de aproximadamente 30 puestos, apuro el paso y siento mi corazón latir aún mas acelerado, alcanzo el autobús subo en el y luego de un caluroso saludo de buenos días, saco mi smartphone, estratégicamente escondido, y escribo las dulces palabras que me sosiegan y que les dan tranquilidad a mis padres “voy en el transporte, todo bien”.
Actualmente los venezolanos estamos sometidos a muchas carencias y entre ellas esta la escasez de medios de transporte ya sea público o privado, lo que nos ha convertido en expertos sobrevivientes en las calles de nuestras ciudades, Guerreros dispuesto a seguir adelante motivados por el compromiso y la responsabilidad, andando calles y avenidas sumergidas en la desidia tanto de gobernantes como de sus ciudadanos, oscuras y llenas de basura, desprovistas de seguridad, ambientadas de forma idónea para quienes se dedican hacer fechorías de distinta índole.
Ante esta situación, los ciudadanos añoramos cada vez más lo que un día fuimos como país, reflexionamos sobre malas decisiones y sus consecuencias y mantenemos la esperanza de poder pronto cambiar toda esta crisis en la que estamos sumergidos.