Cuando la buena suerte se disfraza de mala suerte

in #castellano6 years ago

Hay veces que nos suceden situaciones que consideramos desastrosas, y nos hacen sentir como si nos echaran un balde lleno de agua helada directo al rostro. Pero a veces no todo lo que parece malo tiene que serlo.

Cuando la buena suerte se disfraza de mala

mala suerte
Fuente de imagen: Pixabay

Hay situaciones en las que es preferible tener un pequeño momento de "mala suerte", que el pasar penurias peores si esa "mala suerte" no llega en el momento correcto.

Por ejemplo, a muchos de ustedes de seguro les ha sucedido que pretenden vender un dispositivo electrónico, el cual puede que lo hayan usado por algún tiempo, o incluso puede que lo vendan como nuevo, pero que resulta que cuando se disponen a enseñárselo funcionando a su cliente potencial, sucede que este ya no funciona, lo cual puede hacerles desear que se los trague la tierra, y los deprime al pensar que, si hubiese funcionado correctamente, lo pudieran haber vendido y con ello hacerse de una cantidad de dinero que les pudo ser de mucha utilidad.

Lo primero que se les viene a la mente cuando les falla algo que pretenden vender, es que se trata de mala suerte, pero todo depende de la perspectiva con que se vea, pues imaginen que el producto que muestran funcia correctamente, y con ello lo logran vender, pero que resulta que al poco tiempo este deja de funcionar por completo, obligándolos a regresar el dinero. Y esto mimo puede crear algunas asperezas cuando se trata de ventas entre amigos, como cuando venden algo sin ofrecer garantía mínima.

En este mismo ejemplo de producto que falla al poco tiempo de ser vendido, se puede llegar a escalar a una situación peor, como cuando el producto falla, y ustedes tienen que regresar el dinero, pero que resulta que ustedes ya dispusieron de ese dinero, por lo que no cuentan con que responder a la garantía.


Experiencia personal de aparente mala suerte

Resulta que por la avanzada edad del sistema de depósito de agua (tinaco) de mi casa, ya era necesario reemplazar el sistema del flotador que abre y cierra el agua de manera automática. Razón por la cual un amigo fontanero me hizo el favor de reemplazar el juego completo del flotador, por uno completamente nuevo. A los pocos días de lo reemplazar esa pieza, un domingo llego mi amigo a pasar el rato, y por alguna causa que no recuerdo subí a la azotea, y me llevé la sorpresa al ver que el tinaco estaba tirando agua, pues resulta que se rompió el flotador nuevo, y de no haberme subido a la azotea en ese momento, pudo haber pasado incluso hasta semanas, para que me diera cuenta de la fuga, y con ello se hubieran desperdiciado cientos de litros de agua.

Al momento de lo sucedido me lamenté por mi "mala suerte", pero viéndolo en perspectiva, fue todo lo contrario, pues debido a que subí a la azotea me di cuenta del problema, y al estar mi amigo fontanero en casa, se dio la oportunidad de reemplazar la pieza de inmediato, lo cual me ahorro problemas mayores, al evitar mayor desperdicio de agua.

*No tenía perros en la azotea por lo que no había necesidad de subir regularmente a la azotea, por lo cual pueden transcurrir semanas sin que haya la necesidad de subir a la azotea.


Conclusión:

No se trata de ver el vaso medio lleno o medio vacío, se trata de contemplar todas las posibilidades, para darnos cuenta de si es mala suerte o simplemente es buena suerte disfrazada de mala. Todos quisiéramos que nunca tuviéramos problemas, pero siendo realista, eso es prácticamente imposible, por lo que al menos debemos conformarnos con que esos momentos de "mala suerte" lleguen en el momento correcto.

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