Musicalidad, placer y poesía
Hay poemas tiernos, llenos de colores, otros arrinconados en la oscuridad, algunos llenos de fuego que simplemente incendian todo lo que los rodea y todo poeta ante estas esencias literarias concibe desde su manera de versar la musicalidad.
No se trata de que un poema "está bueno para darle un fondo musical y recitarlo", mucho menos de rimar cada verso con gerundios, se trata de hacer magia con las palabras.
Sencillo, cada verso debe ser tan musical como una obra de teatro, que su música estimule tanto y no te des cuenta que en vez de recibir sonoridades percibes placeres para el alma.
Recuerdo una crónica que contaba un amigo sobre una mujer que prefería oír a un poeta recitar sus textos que tomarse un café con alguien. Ella amaba oír una voz grave como de locutor, tenía grabaciones en su móvil y por las noches se masturbaba al escuchar la poética de un amante que llegó a tener y que en teoría conoció mucho mejor gracias a sus declamaciones. Decía que la poesía aumentaba su placer y el amor propio, el apego a su cuerpo, porque encontrar a alguien que la complaciera en la cama era difícil (y ella era exigente), entonces optaba por introducirse la poesía.
El truco
La poesía tiene sus secretos. Sinceramente he pasado por un camino no tan largo donde he aprendido mucho de ella y ahora que ya aspiro a dejar en algún momento la literatura creo que me queda enseñar las pocas cosas que aprendí mientras vivía en poesía.
Para mí la poesía siempre debe evocar el placer. Es decir, que vivir en poesía sea una forma de estimularnos, divertirnos, desde lo que más nos guste hacer, hasta el acto carnal. La poesía es viajar, alucinar, Bukowski ya nos sugería que la poesía era una forma de drograrse.
Cada verso que es parte de nuestra creación debe estimular al lector/oyente, de cualquier forma, desde una sonrisa hasta un orgasmo, de lo contrario está condenado al aplauso hipócrita jalabolístico, a la palmada en el hombro o simplemente a que comiencen a llamarte poeta.
La soltura
El truco en realidad está aquí. Antes daré un ejemplo de como sería un poema sin este truco:
El mar viene hacia mí
espero que venga
no pasa nada
lo espero,
hermoso mar
muero.
Esta vez no son versos tomados de otro texto, pero así lucen muchos de los "poemas" que a veces me toca leer en una plataforma donde recompensan cosas así.
Un amigo a quien admiro mucho como poeta me decía que en los poemas debemos soltar las palabras, refiriéndose a diluir o estirar, en cuestiones metafóricas darle musicalidad, sin meternos con la rima o la métrica (otra bendita cuestión que veo le dan mucha importancia, casi como si fuera una regla en literatura, pero no hablaremos de eso).
Esto al saber que los versos toscos, torpes, secos, no estimulan, a menos que tengan un estudio previo, casi como la música contemporánea y su torpeza no sea notoria. Alguien que a veces sonaba seco pero con musicalidad, podría ser Cesar Vallejo, aunque su tristeza era muy sonora, recuerdo su voz seca de memoria.
Hay golpes en la vida tan fuertes, ¡yo no sé!
Pero respecto a la musicalidad con el poema de ejemplo podría ser así:
En la espera viene ese gigante
es el mar quien cabalga hacia mí
solo pasa el viento y nada sucede,
se acerca la muerte a mi espera,
despido mi existencia.
Bien, no han sido los mejores versos, pero de esto más o menos se trata la consecución de la soltura dentro de la poesía. Lo que he hecho: diluir las palabras en la imaginación. Pensar un poquito más de lo normal (no tanto) hasta encontrar las palabras que conciban esa musicalidad que quiero.
Siempre invito a hacer poemas más creativos, donde se usen las palabras sin miedo, ya que avivan nuestra imaginación y poco a poco comenzará a costumbrarse a crear con mas naturaleza. Por eso escribir versos cortos y toscos, solo darán los mismos resultados o parecidos.
Gracias.
Vallejo siempre nos dirá algo, ¿no?; tremendo post. La reflexión sobre la creación es siemprenueva. Un abrazo.
Seguro hermano, me alegra tu comentario bro, otro abrazo!
Musicalidad, eh? Jaja. Coincido contigo: los versos cortos y secos no estimulan, y particularmente me vuelvo un culo cuando intento recitarlos. No me excitan. No me mueven. Hace unos meses compré unos libros de poetas contemporáneos, pero por más que intento no puedo leerlos. Cada poema es insoportablemente tosco y, para rematar, complicadísimo.
Me quedo con tu amigo y su soltar y diluir.
La musicalidad y el placer forman parte de la cúspide de la vida, no solo de la poesía, es bueno saber que lo has entendido. Diluir es hacer magia, como bañar una piel con rosas, esparcir.