Mucho mas que una ciudad, Alenjandría fue una civilización. El "Alejandrísmo" sobrepasa Egipto, donde nació, y también el periodo prestigioso de una metropoli fundada por Alejandro (332 a.C) y se mantiene intelectualmente activo hasta la conquista árabe (640). Desde la muerte de Alejandro, Alejandría destrono a Atenas, convirtiéndose en la metrópoli de la cultura griega. Hizo resplandecer la poesía, con Calimaco (310-325) y Apolonio de Rodas (295-215). Con todo, el escritor mas notable fue Teocrito, inventor de la idilica rustico, del genero bucólico. La prosa no descolló, pero se inventaron la filología y la critica literaria; Aristarco particularmente, edito a Homero y a los poetas.

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Ya desde el siglo III a.C, Alejandría emprende una de las operaciones alquímicas mas asombrosas y mas decisivas de toda la historia: incorporar y fundir en su crisol la brillante cultura griega y el monoteismo triunfante de la biblia judia. La ciudad se convierte entonces en uno de los dos polos del judaísmo, junto con Jerusalen. Cuatro siglos mas tarde, los pensadores cristianos de la escuela de Alejandría fecundada por el celebre Orígenes, desarrollan y perfeccionan las concordancias entre la filosofía griega y la teología bíblica.