El amor no tiene condición (parte 2)
El amor no tiene condición parte 2
Había pasado tres años desde que la invité a la primera cita, lo sabía porque ese mismo día le había propuesto ser mi novia, fue un poco apresurado tal vez pero todo había salido mejor de lo planeado. Esa misma noche ella me había rogado de poder conocer mi cara a lo cual muy estúpidamente balbucee puntualizando que me gustaría que ella me viese pero no podía hacerla ver por arte de magia, por suerte ella lo tomó con humor y aclaró que la manera de ella saber mi físico era tocándome y fue algo que la dejé hacer gustosamente, ella comenzó a pasar la yema de sus dedos por mi frente, bajando lentamente por mi sien, tocando mis cejas y lentamente por mis párpados, a ese punto recuerdo que mi respiración era lenta y pausada, aquel momento era tan íntimo que no quería que nadie nos interrumpiera. Clary siguió pasando sus dedos por mis mejillas y luego recorrieron mi nariz y por la boca, terminando así en mi barbilla; ella me sonrió ampliamente y murmuró la palabra “Demasiado lindo”.
A la semana conocí a sus padres y a sus hermanos, me llevo muy bien con todos, pero tengo una cercanía muy especial con Darío pues me recordaba a él cuando era muy pequeño. Su mamá me invitaba a almorzar todos los domingos ya que siempre era el “día de la comida italiana” y dado que era mi comida favorita no iba a decir que no.
Nuestra relación tuvo altibajos importantes, ella se sentía insegura porque no me creía que no tenía ojos para nadie más que para ella; en muchas discusiones Clary me recalcaba que de un momento a otro me iba a cansar de estar con una invidente y la iba a dejar, ella no podía estar tan lejos de la realidad. Si ella pudiera ver como la miraba estaría tranquila pero lamentablemente no podía hacerlo.
El primer día que ella conoció a mis padres yo estaba muy nervioso aún cuando ya ellos sabían de su falta de visión. Recuerdo que fue un 23 de diciembre que ellos llegaron a pasar navidad en mi casa y ese mismo día a la noche ya ella se estaba presentando, Clary se veía tan tranquila que fue la que me dio fuerzas en vez de ser al contrario; demás está decir que mis padres la adoraron.
No sabía porque estaba recordando toda la experiencia que tuve con ella justo en este momento en que estoy por pedirle matrimonio, pero si algo estoy seguro es que ella me dará el SÍ, sin embargo, no puedo evitar sentirme nervioso, ansioso y con muchas ganas de hacer pasar el tiempo. Estaba pensando en recrear lo mismo que cuando la conocí, pero yo quería un capítulo nuevo en la historia y no una copia por lo cual me esmeré un poco más.
Yo no podía ponerle fuegos artificiales, ni adornar un cuarto lleno de rosas, tampoco podía hacerle una mega pancarta pidiendo que se casara conmigo porque no podría ver, pero si podía escuchar.
No sabía cuantos minutos había estado en el baño mientras me miraba en el pequeño espejo sobre el lavamanos. Respiré profundo varias veces repasando todo lo que tenía para decirle y sólo esperaba que saliera según lo planeado.
Tragué hondo para salir del baño de aquel restaurante, había invitado a mis padres y su familia con ese propósito, aunque a ella le dijera que era para celebrar nuestro noviazgo en familia. Apreté mi bolsillo donde estaba la caja de terciopelo azul y caminé a pasos decididos hacia donde estaba a ella
Ella ya sabía que estaba a su lado porque sonreía de una manera en que sólo lo hacía cuando yo estaba cerca.
—Ven conmigo— Le susurré a su oído, ella asintió y me tomó del brazo para caminar.
Desde que estábamos juntos ella había dejado de usar el bastón, yo era su guía siempre y era un placer para mi ser sus ojos.
Estar con una persona invidente era un poco complicado, pero todo tenía solución, ella perfectamente podía hacer las cosas de una persona con todas sus facultades, lo único es que siempre había que tener un orden y jamás pero jamás cambiarlo, no sin un aviso previo. Ella ya reconocía donde estaba guardado cada cosa en mi casa, podía caminar libremente sin tropezarse además podía presumir que hacía muy buena comida, claro normalmente siempre estaba yo para ayudarla en todo aunque ella se las arreglaba muy bien a solas.
Con ella aprendí que en esta vida no hay límites y que los obstáculos nos los ponemos nosotros mismos, ella era fiel prueba de ello.
La ayudé a subirse después de que me preguntara dos veces hacia donde íbamos y yo la hubiese ignorado olímpicamente, la senté en una silla y ella estaba nerviosa. Otra de las cosas que aprendí es que ella era muy perceptiva aún con su discapacidad de visión, ella sabía que en ese momento era el centro de atención a pesar de no saber el motivo.
—Muy buenas noches por favor, esta es una noche muy especial para mi porque este día cumplo tres años de novio con esta preciosa mujer— El tragó hondo para hacerle una seña a algunos instrumentistas que había contratado previamente para ello. La música comenzó a sonar con dos violines y un teclado dando una música totalmente ambiental y clásica —El día en que te conocí estaba muy indignado porque nadie prestaba atención a que ibas sola con tu bastón bajo la lluvia, nadie te daba una mano por lo cual te seguí aun cuando me faltaban cuatro cuadras para llegar a mi casa— Sonreí recordándolo, la miré a ella y podía ver la emoción que había en su sonrisa; deseaba con todas sus fuerzas que ella abriese los ojos así sea un ratico como lo hizo una vez que se lo pedí. —En ese momento no me di cuenta que tú habías robado mi corazón desde el mismo momento en que me dijiste “Me podrías avisar cuando ya esté el paso peatonal abierto” — Imité patéticamente su voz logrando sacarle una risa por lo cual ella ya estaba derramando un par de lágrimas. —Clary, este día quiero que sea el inicio de toda nuestra historia juntos. Estar contigo me ha hecho madurar en todos los sentidos, aprecio mucho más aquellas cosas que creí absurdas como por ejemplo el sonido del silencio, los colores de la oscuridad. Me hiciste entender que, como bien dice en el libro "el principito" lo esencial es invisible a los ojos y tú lo sabes bien, porque ves de una manera que nosotros no podemos ver, ves el alma de las personas y explotas las mejores cualidades de las personas que te rodea, es por ello que aunque crea que mereces a alguien mucho mejor que yo y que de hecho siento que cualquier mortal no estaría jamás a la altura de ti, me ofrezco a tratar de llenar tus días de vida, de ser un compañero de aventuras; seguir intentando de hacerte saber cómo son los colores aunque pasara mi vida describiéndolo. Te amo y porque te amo...— Me coloqué de rodillas para estar a su altura, a este punto sabía que ella sabía lo que iba a hacer. Clary se tapaba la boca para acallar sus sollozos, pero eso me parecía el gesto más tierno del mundo. —Me harías el hombre más feliz del mundo si tú te casaras conmigo ¿aceptas? —
Ella asintió enérgicamente mientras yo torpemente abría el terciopelo azul y sacaba el anillo, se lo di a ella para que leyera el grabado en Braille que le había mandado a hacer “El amor no tiene condición”, después que ella sonrió al leerlo, le puse el anillo en el dedo sellando una promesa de amor, el más puro y sincero amor.
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