Todo lo que usted siempre quiso saber sobre las criptodivisas

¿Qué es una criptodivisa? Es una moneda virtual, creada por un grupo de personas con intereses en común, y sostenida no por un banco o una institución financiera sino por computadoras y ecuaciones matemáticas. Sí, este concepto, que nos vuela la peluca, ya existe y se está haciendo cada día más común en el mundo.

La criptodivisa más conocida es el bitcoin. Hasta en las verdulerías podemos escuchar esa palabra. Pero, ¿qué es exactamente? ¿Puedo comprar las papas, las zanahorias y el osobuco que necesito para el puchero pagando con bitcoins?

Esa pregunta se la hicieron muchas personas ya. Desafortunadamente la respuesta fácil es: no. En Argentina difícilmente podamos encontrar una verdulería que acepte débito, así que pretender que se pueda comprar directamente en bitcoins es una utopía hilarante. Pero también sabemos que no podemos ir a lo de doña Matilde y pagarle en euros o dólares, ¿verdad? Sin embargo muchos de nosotros compramos y vendemos euros o dólares cada tanto.

Entonces, la respuesta a la pregunta sigue siendo no, pero nos da una esperanza. ¡Todavía es posible tener bitcoins y usarlos para hacer las compras! Eso sí: hay que cambiarlos primero. Como hacemos con los dólares o los euros, si tenemos la suerte de poder conseguirlos.

¿Qué es entonces un bitcoin?

Un bitcoin no es una moneda tangible como la de un peso, un euro o un dólar. Es una serie de números almacenados en distintas computadoras en todo el mundo. Cada bitcoin vale, al momento de escribir esta nota, unos USD 9600. Casi ARS 200 000. Una fortuna, bah. Actualmente hay unos 16 800 000 bitcoins en circulación, y el número máximo posible es 21 000 000.

Cada bitcoin está respaldado por el poder de cómputo de decenas de millones de procesadores, que cada segundo realizan miles de billones de cálculos para proteger —mediante cifrado— la información que contiene los datos de cada bitcoin emitido, así como su actual dueño y todas las operaciones realizadas hasta el momento. Todo eso se guarda en algo llamado blockchain. Este blockchain es donde se almacena lo que llamaríamos los libros de contabilidad de todo el sistema bitcoin. Así, al conectarnos a un nodo bitcoin, podemos saber el status de cada bitcoin emitido: quién lo posee actualmente, cómo llegó allí, por quiénes pasó antes, etcétera.

Es importante entender que el bitcoin no es indivisible; por el contrario, existen fracciones de bitcoin hasta el octavo decimal. La mínima fracción posible se llama satoshi, en honor al pseudónimo de la persona que ideó el sistema: Satoshi Nakamoto. Un satoshi, entonces, equivale a 0,00000001 BTC.

¿Dónde los puedo comprar o vender?

En Argentina es posible comprar o vender bitcoins a través de un servicio que apareció relativamente hace poco tiempo. Se llama Ripio y se puede acceder desde internet mediante la dirección http://ripio.com . Es necesario abrir una cuenta antes, y por supuesto, tener a mano documentos, una factura de servicio (para certificar el domicilio) y una cuenta bancaria a nuestro nombre. Todavía es posible abrir una cuenta gratuita en cualquier banco, y se entrega una caja de ahorros en pesos y una tarjeta de débito.

Este es el primer paso, el imprescindible, para poder operar con criptodivisas en Argentina. Veamos ahora cómo lograr algo más: comprar, vender, enviar, recibir y participar de airdrops.

Envío y recepción de bitcoins

Como el bitcoin es algo intangible que sólo existe en internet, la manera natural de enviarlos y recibirlos (así como comprarlos y venderlos) es a través de internet.

Como la terminología del bitcoin utiliza analogías con las monedas físicas (esqueumorfos), además del bitcoin es necesario contar con una billetera o monedero. Cada una de estas billeteras no es más que un contenedor que agrupa distintas direcciones (o identificadores) para operar con los bitcoins.

Una dirección bitcoin se ve así: 135kAt6kwqJt1jJfzuAqWwpoGAK3NiqjCz

Es una serie larga de letras y números, que permite identificar con seguridad al destinatario de los bitcoins que queremos enviar. Ahora bien: además de la dirección bitcoin (que es pública, ya que se puede compartir), existe una clave privada, mucho más larga, y que bajo ninguna circunstancia debemos compartir con nadie: esa clave es la que controla la dirección bitcoin asociada, y por supuesto, los bitcoins allí almacenados.

Además de la clave privada (que por lo general los usuarios no ven), el monedero o billetera tiene una contraseña, que puede ser una clave como la del correo electrónico o una serie de palabras que forman una semilla o seed en inglés.

En el caso de Ripio, no tendremos acceso a la clave privada ni al monedero; sólo tendremos una dirección bitcoin y una contraseña de acceso a la aplicación. Por el momento es todo lo que necesitamos para poder operar. La aplicación es bastante sencilla e intuitiva, por lo que por el momento no la veremos aquí en detalle.

Para enviar bitcoins desde Ripio hace falta contar con la dirección a la cual queremos enviar los bitcoins, detallar la cantidad y nada más. Ah, sí: tener los bitcoins en la cuenta.

Para recibirlos, sólo hace falta copiar nuestra dirección y enviársela a la persona que nos quiere enviar bitcoins. ¡Siempre hay que revisar que esté bien escrita! De otro modo, si nos equivocamos, los bitcoins se perderán.

Para comprar y vender, sólo hace falta seguir los pasos que detalla la app Ripio. Por lo general el proceso de compra consiste en cargar saldo (por débito en la cuenta) y luego, con ese saldo, se compran los bitcoins. El proceso de venta es similar: se venden los bitcoins almacenados en nuestra dirección y en el momento se convierten en saldo en pesos. Ese saldo se puede retirar (si supera el monto mínimo, que hoy día está en ARS 1000) y al cabo de algunas horas se acredita en el banco.

Es importante saber algo de antemano: cada operación con bitcoins tiene un costo, que actualmente está alrededor de los USD 15 o USD 20. Puede ser que suba un poco más. No es redituable comprar o vender si se hace por sumas pequeñas. También es importante saber que en Argentina estamos en franca desventaja cambiaria con respecto al mundo. No conviene comprar bitcoins cuando el valor está alto. En este momento está en alrededor de USD 9600. Podría bajar mucho más, o podría dispararse y llegar a USD 15 000, 20 000 y más. Eso nadie lo sabe. En Argentina sólo sirve comprar muy barato y vender cuando el valor está muy alto; de ese modo se genera una diferencia en pesos apreciable.

Entonces, ¿qué alternativas existen para conseguir bitcoins? Es aquí donde entran en juego las altcoins.

Altcoins

Se llaman así a las copias o competencias del bitcoin. Existen al momento miles de opciones. Algunas son muy buenas y otras no tanto. Las más rescatables son Ethereum, Litecoin, Dogecoin, aunque existen también muchas otras con gran valor intrínseco, como veremos un poco más adelante.

Estas altcoins vienen a solucionar el problema que presenta bitcoin en la actualidad: el enorme costo por operación, y los tiempos extensos de espera hasta que las operaciones se confirman.

Dogecoin es una criptodivisa con emisión infinita (el total de unidades es infinito, aunque actualmente hay en circulación sólo unos pocos cientos de millones). Cada transacción cuesta exactamente un dogecoin, y cada dogecoin actualmente está valuado en unos 46 satoshis. Olvidé mencionarlo: las altcoins generalmente se valúan con respecto al bitcoin, que es como el dólar en el mundo del cripto. El euro vendría a ser Ethereum.

Ethereum es hoy la alternativa más seria al bitcoin. También tiene costos relativamente elevados por transacción, pero es mucho más ágil, y permite la generación de algo llamado contratos inteligentes. Ah, también permite la emisión de fichas (tokens en inglés), que son como lo que nosotros alguna vez conocimos como fichas de ENTeL o fichas de videojuegos; en realidad son criptodivisas basadas en un estándar llamado ERC20, que almacena los datos en el espacio de datos de Ethereum (que es a la vez el nombre de la criptodivisa principal y el nombre del protocolo). Hay cientos de estos tokens o fichas, algunas más útiles que las otras.

El atractivo que tienen las altcoins en general es que permiten realizar operaciones de compra y venta y obtener ganancias de ello. Por ejemplo, si tengo 1 bitcoin puedo comprar en este mismo momento alrededor de 2,2 millones de dogecoins (cuyo precio es de 42 satoshis), esperar a que el valor suba a 60 satoshis, venderlos y cobrar la diferencia, o seguir invirtiendo. Pero no tienen por qué ser dogecoins; puede hacerse con cualquier otra criptodivisa a la que le tengamos fe.

Estas operaciones de compra venta se realizan en casas de cambio, que son sitios web en los cuales, tras una registración y envío de datos personales, es posible canjear los bitcoins por altcoins y hacer operaciones de compra venta con la esperanza de aumentar nuestro capital inicial. Un ejemplo de casa de cambio es BIT-Z (https://www.bit-z.com).

El otro gran atractivo de las altcoins son los airdrops.

Airdrops

¿Qué es un airdrop? Es una palabra en inglés que remite a las entregas aéreas de paquetes en épocas de guerra. Dentro de esos paquetes uno podía encontrar comida o dinero. Era una estrategia de propaganda destinada a los civiles, para que desertaran.

En estos días la palabra cambió de significado; hoy implica la entrega de criptodivisa en forma gratuita o a cambio de algunas tareas sencillas, que todo el mundo puede hacer sin moverse de la silla.

Para participar en un airdrop hay que tener en cuenta algunas cosas esenciales: en primer lugar, manejarnos más o menos bien con el inglés, ya que es el idioma universal hoy en día. Segundo, tener un mínimo de conocimientos sobre seguridad en internet: saber detectar una página falsa, tener configurado el navegador para que se bloqueen páginas maliciosas, etcétera. Tercero: tener cuenta en Telegram, Twitter y un correo electrónico especial para ellos, pues enseguida veremos que la bandeja de entrada empezará a llenarse de mensajes. Cuarto: tener a mano nuestra dirección de Ethereum (que es más o menos así: 0xC12Df5F402A8B8BEaea49ed9baD9c95fCcbfE907), nuestra dirección Bitcoin, una contraseña distinta a todas las que usamos siempre, y un bloc de notas para ir llevando el apunte de todos ellos.

Algunos airdrops nos piden que nos unamos a un grupo de Telegram, que nos demos de alta en una página y que confirmemos el email. Otros van un poco más allá y nos piden que compartamos algo en Twitter o Facebook. Y otros tal vez nos piden un poco más de compromiso y que participemos activamente de algún grupo de Telegram.

Por lo general, a mayor compromiso, mayor recompensa. A fines del año pasado, por ejemplo, el token Rebellious (https://www.rebellious.io) lanzó un airdrop en el cual entregaron 4000 REBL a quienes se inscribieron y ayudaron a votar para que ese token se diera de alta en la casa de cambio Bit-Z. Como el compromiso fue un poco más alto que el habitual en este tipo de airdrops, la recompensa fue sorprendente: en dólares, unos USD 600.

Seiscientos dólares por compartir algo en Twitter y votar. Tal vez me haya llevado todo unos diez minutos. Pero por supuesto, fue una excepción notable. La mayoría de los airdrops entregan tokens o altcoins cuyo valor, en total, no llega a superar los USD 50. Aún así, es dinero casi gratuito, que bien podemos aprovechar en esta época de crisis.

Veamos un ejemplo concreto y ficticio para saber cómo hacer, paso a paso, para participar y poder comprar verduras en lo de doña Matilda.

Primero necesitamos una dirección bitcoin, que se ve así: 135kAt6kwqJt1jJfzuAqWwpoGAK3NiqjCz. Eso, como ya vimos más arriba, lo logramos con Ripio. Si asociamos la cuenta bancaria, ya estamos casi listos para empezar.

¡Pero momento! Falta tener una dirección Ethereum, y eso por el momento no lo ofrece Ripio. Ningún problema: vamos a MyEtherWallet (http://myetherwallet.com) y allí, con sólo ingresar una contraseña (ANÓTENLA EN UN LUGAR SEGURO) ya tendremos una dirección ETH. La mía es así: 0xC12Df5F402A8B8BEaea49ed9baD9c95fCcbfE907.

Con ambas direcciones anotadas y a mano, nos metemos en alguno de los airdrops que cada tanto voy a publicar en mi cuenta de Twitter (https://twitter.com/asberserker) bajo el hashtag #AirdropsDelBerserker. Allí publicaré los que a mi juicio valgan la pena. Recuerden que en algunos se les pedirán datos personales sensibles, como foto del documento y una factura del domicilio. Esto es normal (forma parte de una política a nivel mundial contra el lavado de dinero, y en inglés se llama KYC, Know Your Customer). Muchas empresas y criptodivisas están obligadas por ley a solicitar esos datos. Lo mismo con las casas de cambio.

Bien, supongamos que entramos al airdrop de BerserkerToken. Allí se pide ingresar a Telegram y hablar con un bot. Este bot nos pide que le demos RT a un tweet sobre el tema y a continuación nos pedirá nuestro usuario de Twitter y nuestra dirección ETH. Nos dará también una dirección web en la que nos tenemos que registrar con varios datos personales. Una vez hecho todo eso, nos mostrará en un dashboard que tenemos, por ejemplo, 5000 BerserkerTokens (BKT).

¿Cuándo podremos sacarlos de ahí para canjearlos por bitcoin y pasar por ventanilla a cobrar? ¡Paciencia! Muchas veces (casi siempre) los airdrops coinciden con lo que se llama ICO, que es una preventa para financiar el desarrollo de esa criptodivisa o token. Normalmente el proceso puede durar un mes, o dos, o tres. Por eso la necesidad de llevar la cuenta de los airdrops en un bloc de notas: sitio web, cantidad obtenida y fecha estimada de lanzamiento.

Supongamos que BerserkerToken se lanza el primero de abril en la casa de cambio Bit-Z. Bien, nos registramos de antemano en esa casa de cambio y llenamos el papeleo necesario. Y esperamos al día glorioso. Ese día transferimos desde la web de BerserkerToken los 5000 BKT a la casa de cambio. Si la casa de cambio ya tiene la capacidad de recibir depósitos en BerserkerTokens, vamos ahí y obtenemos la dirección, que podría verse así: 0xC12Df5F402A8B8BEaea49ed9baD9c95fCcbfE907. ¡Igualita a la de una dirección Ethereum! En la mayoría de los casos se verán así si son tokens ERC20 (derivados de Ethereum, ¿recuerdan?). En otros pocos casos son blockchains aparte, y tendrán otro formato (por ejemplo rix-saravuqehg3475t000000Porp).

Enviamos los tokens o los altcoins. Esperamos un poco con paciencia, ya que estas operaciones pueden demorar desde segundos hasta horas, dependiendo de cómo esté la red. Finalmente el momento llega: ¡los BerserkerTokens se acreditaron en Bit-Z! Ahora podemos ir a la compraventa de BKT-BTC y convertirlos a bitcoin.

Supongamos que al momento del lanzamiento BerserkerToken se valúa en 0,00003 BTC por BKT. Eso, multiplicado por 5000 tokens, daría unos 0,15 BTC. A valores actuales, unos USD 1440. Nada mal, ¿verdad?

Vendemos, nos secamos la baba por la cantidad de dinero que de pronto obtuvimos, y ahora viene la parte más densa: enviar los BTC a Ripio y esperar a que se acrediten, se puedan vender y se acrediten en el banco.

Cada casa de cambio funciona de una forma más o menos similar. Vamos a BTC, sección withdrawals, pegamos en el cuadro de texto la dirección BTC de Ripio (revisar diez veces que esté bien escrita) y solicitamos el retiro de los fondos. Lo más normal es que tengamos que verificar dos o tres veces mediante email y mediante el Google Authenticator o con un código que se envía por SMS. Esto si bien es tedioso es lo único que nos protege de que cualquier persona con nuestra contraseña nos robe todo ese dinero.

Una vez enviados los BTC a Ripio hay que esperar. Generalmente tarda una hora en acreditarse del todo la operación. Primero aparece el saldo pero dice «no confirmado». Se requieren tres confirmaciones para que el saldo se acredite en Ripio y se pueda liquidar en pesos. Esto último es fácil. Se vende el saldo al valor del momento (si es bajo como ahora esperen a menos que lo necesiten con urgencia; lo normal es que BTC esté por arriba de los USD 10 000). Luego se solicita el retiro de los fondos en pesos a la cuenta bancaria. Esto puede demorar un poco más; por lo general son 36 horas. Finalmente, sólo resta pasar por el cajero y por lo de doña Matilda. ¡Pudimos comprar verduras con bitcoins!