Fantástica / Capítulo 1.
Había una vez un mundo, donde la tierra era una sola, un gran continente de tierra y sus islas alrededor, una tierra pasada, donde no existía el ser humano, ese lugar se llamaba Terria, antes de que lo conocido fuera conocido, existían diversas razas, las que nosotros conocemos como seres místicos, mágicos, de leyendas y cuentos, elfos, ninfas, trasgos, goblins, orcos, todo tipo de licántropos que puedas imaginar, además de animales sin nombre que servían como ganado, un mundo de apariencia parecida al medievo, sin embargo, muy diferente de lo que se pueda creer de un mundo fantástico, este era deplorable, horrible y crudo, donde solo aquel que fuese el más fuerte vivía bien y aquellos que no, bueno, preferían la muerte antes que vivir como lo hacen.
Este mundo era gobernado por la fuerza y el poder, aquel que la tuviera se bañaría con riquezas y lujos y los que no, servirían a sus pies o vivirán en la inmundicia. Sí, una jerarquía era este mundo, se basaban en combates en arenas o donde fuese, para disputar todo, terreno, comida, riquezas, estatus, todo. En la cima de toda esta locura se situaban las que, a vista y experiencia de todos, eran los seres mas poderosos y su vez nobles y de alta estigma, los Dragones, pero no dragones como conocemos, si no una especie de dragones licántropos, semihumanos, con la fuerza de un dragón entero y con sus rasgos, por debajo de ellos, criaturas despiadadas a quienes nadie osaba entrometerse en su camino, mucho menos enfrentarles ya que sabían que de hacerlo su vida seria finiquitada, Vampiros, seres cuya capacidad física era inmensa y que, gracias a su habilidad de succionar sangre de su contrincante, ningún combate acabaría en K.O, si no en la muerte de su oponente, y otra raza más, los Ainu, seres de energía que materializaban elementos y estaban recubiertos por estos, juntos estas 3 raza formaban una trinidad de poder ya que ninguna raza osaba pelear con otra ya que no llegarían a nada, un poco más abajo diversas clases de licántropos le seguían a estos, y así un sinfín de razas en jerarquías y otras luchando por subir, parecido a una facción, cada raza tenia a quienes enviaban a luchar en combates diplomáticos, por tierras, estatus o lo que fuese, no es una manera fácil de vivir, algunas razas preferían optar por servir a otras, crear mercancía, productos, mano de obra en lugar de luchar. Había una raza en particular que era extraña, estaba entre los escalones mas bajos de todo el mundo, no podían ganar, pero tampoco perdían, los Elfos, qué, pese a lo que puedas pensar, no podían usar magia, porque, en esta tierra ruda, no existía tal cosa como la magia, sin embargo, los elfos tenían una habilidad muy molesta para las otras razas, la cual era utilizar los compuestos de su cuerpo y duplicarlos para nuevo uso, es decir, que hasta cierto punto, podían regenerarse, brazos, piernas, cortes, rupturas, pero, “en un mundo donde la fuerza manda ¿de qué sirve regenerarse si no puedes ser mas fuerte que tus rivales?” fueron las palabras que dijo Savak, un elfo joven, de 17 años, que vivía en una ciudadela inferior del sur, un lugar de mala muerte y pocos recursos, habitado por elfos y otras razas pobres, dominados por orcos, la mafia y la delincuencia era un pan de cada día.
Ciudadela: Twatten.
Capitulo 1:
Era un día más en Twatten, una ciudadela inferior en la región del sur de Terria, se podía escuchar una banda de 4 orcos merodeando afuera de su casa.
“Sé que ese maldito está allí, puedo olerlo, aquí es donde vive.” dijo uno de los orcos mientras olfateaba con una sonrisa despiadada.
“Vamos a cobrarnos por lo que nos quitó la ultima vez.” Dijo otro de los orcos mientras le hacia una señal a su otro compañero.
Luego de esa señal uno de los orcos echó su puño hacia atrás mientras se preparaba y como si de un martillo neumático de gran potencia se tratase derribó la puerta de un solo golpe llevándose parte de la pared por delante también. Se escuchó el estruendo por toda la calle, la gente empezó a espantarse, pero, como si de algo rutinario se tratase todos apartaron las miradas y trataron de seguir su camino lo más rápido posible. El grupo de orcos entraba a la casa con furia y aunque, entre escombros y polvo no veían nada, sabían que él estaba allí.“Sal pequeño cobarde, ¿no buscabas pelea?” dijo uno de ellos mientras gruñía y sostenía un garrote
En ese momento escucharon como el sonido de una piedra sonaba a la derecha de ellos y sin pensarlo se lanzaron a atraparlo y, como si de una trampa majestuosa se tratase, del lado contrario al sonido salía por la ventana Savak, quien estaba sosteniéndose de una de las vigas del techo.“ATRAPENLO Y MATENLO YA” grito el orco más grande, quien era el pseudo líder, gritaba a la par de empujarlos para que corrieran tras él.
Savak corría por la calle, saltando entre puestos y cajas y no muy detrás de él venían persiguiéndolo 3 de los orcos, quienes destruían todo a su paso, uno de ellos mientras corría, sostuvo una viga de madera que estaba en el piso y con una fuerza descomunal lo aventó hacia el elfo, como si de una jabalina se tratase, una jabalina del grueso de un poste, el cual impactó en la pierna izquierda de Savak con tal fuerza y velocidad que se la desgarró casi por completo, Savak cayó dando vueltas en el suelo, todo magullado y con una pierna destrozada. En ese mismo instante ni siquiera sangró, su cuerpo empezó a regenerar tejidos, músculos y hueso, algo lento, pero logró recuperar su pierna, para su desgracia ya habían llegado los orcos hasta él.“¿Robarnos te perece divertido, asqueroso niño?” decía uno de los orcos mientras lo levantaba por la camisa.
“Ustedes se lo merecen, cerdos estúpidos, solo vienen aquí a cobrar impuestos falsos, comerse nuestra comida, robarse nuestras cosas, ustedes me dan asco, deb-“
Savak fue callado de un gigantesco golpe en el estómago, suficiente para hacerlo vomitar y perder el aire, seguido de ello fue golpeado varias veces más, cada golpe igual de intenso retumbaba el piso, su cara reflejaba dolor puro, cada golpe le hacía perder más y más la conciencia.- “Ahora me toca a mí, niño inmundo, suéltalo.”. Dijo el orco quien cargaba el garrote.
su compañero soltó a Savak dejándolo en el piso, lleno de sangre y heridas, el orco procedió, levantando su garrote hasta lo más alto que podía y arremetiendo con toda su fuerza contra Sterk, el piso temblaba a cada golpe, primero sus piernas, luego su abdomen, poco a poco fue quebrando al chico.
- “Ahora me toca a mí, niño inmundo, suéltalo.”. Dijo el orco quien cargaba el garrote.
“Un último golpe en la cabeza para saborear.” Dijo el orco mientras se lamia la boca con una mirada de odio y placer.
En ese momento, mientras levantaba el garrote, una sombra apareció, en ese instante, a una velocidad de vértigo que no alcanzaba a divisarse al ojo común, entre Savak y el orco, mientras bajaba a toda velocidad su garrote un puño lo interceptó, tan directo y duro que logró quebrar el garrote como si fuese una galleta.“¡¿Qué?! ¿Qué rompió mí...? “dijo el orco mientras el retroceso de aquel golpe a su garrote lo echaba hacia atrás.
La sombra con un simple movimiento ya se encontraba a la derecha del orco, la sombra era más pequeña qué él y en pleno aire logró conectarle una patada de revés en la cara del orco, mandándolo varios metros atrás, como si de un látigo de acero se tratase, en ese momento, los otros dos compañeros segados por la ira arremetieron contra el sujeto encapuchado, este se puso en una posición firme con ambas piernas separadas y en fracción de segundos, justo como si fuese un jet a presión, ambos puños chocaron el estomago del orco que venia primero, haciendo una presión de aire tan inmensa que escombros, ventanas y puertas se tambaleaban, el golpe fue tan intenso que el orco fue mandado ese mismo segundo contra la pared de una casa que se encontraba a varios metros, no paso ni un segundo cuando el encapuchado saltó en frente del ultimo orco, este no lo vio venir, lo único que pudo ver fue una rodilla acercándose, un solo rodillazo de ese sujeto fue suficiente para destrozarle la mandíbula y nariz al orco quien cayó desmayado en el lugar. Un espectáculo lo que sucedió, 3 orcos inmensos, destrozados en una calle.
El sujeto encapuchado se acercó a Savak, quien se encontraba en el piso todo malherido pero consciente.
“¿Cuándo te piensas levantar?, tu habilidad ya debió haber curado parte de tu cuerpo, es una gran habilidad, más aún para combatir” dijo el sujeto.
Savak quien estaba en el piso contemplaba con impotencia a ese sujeto que hizo lo que solo aquellos de jerarquías altas podrían hacer.““en un mundo donde la fuerza manda ¿de qué sirve regenerarse si no puedes ser más fuerte que tus rivales?” Dijo Savak con ira y frustración.
“¿Quién dice que no puedes ser mas fuerte? Y aunque no puedas serlo ¿Quién dice que por ser más débil no puedes levantarte seguir peleando?” dijo el sujeto mientras se quitaba la capucha. Quien diría que quien abatió 3 grandes orcos sin ayuda ni sudar seria...
“¡¿Una Elfa pequeña?!” dijo Savak impactado mientras trataba de levantarse.
Ciudadela del sur: Twatten.