"Una imagen una historia"

Se conocieron siendo muy jóvenes y poco tiempo después se casaron, por algo que ellos mismos denominaron “golpe de suerte”, ya que estando juntos compraron en común un “billete de lotería” el cual resultó ganador, entonces con el dinero adquirido…decidieron casarse…se lo dejaron al azar.

Los primeros meses transcurrieron fácilmente dentro de lo posible, fue allí que comenzaron a conocerse de verdad, las costumbres iniciaron a no ser tan coincidentes, los hábitos empezaron a ser fastidiosos, la pasión eje principal que conduce al enamoramiento también entro en una etapa de declinación...de manera que cuando ocurrió lo inesperado…salieron embarazados. Pasaron más de dos años unidos con un bebé, ya cada uno era infeliz a su manera, un “desliz”… otro hijo casi inmediatamente después del primero. Fueron aplazando conversaciones, llegaron las discusiones, los desencuentros y de paso se acabo la bonanza económica del famoso premio de la lotería. La juventud no vivida a plenitud les pasaba factura también, ganas de salir con amigos, caminar, divertirse y debían cuidar de dos niños y mantener un hogar, pero especialmente sostener la pesada carga de un matrimonio que ya no querían continuar.

Llegaron entonces la traiciones por parte de él, mentiras, miradas esquivas y enormes silencios…fue de esa manera como abordó sus vidas la violencia, no solo ya no se amaban (si es que alguna vez lo hicieron) sentían rabia el uno por el otro… ¿pero, y los niños?...crecían como podían, vivían las escenas de violencia y a la vez eran bien atendidos, llegaron a los golpes, gritos, las peleas eran cada vez mas continuas…una situación de casi siete años se torno..intolerable. Ella ya cansada, utilizó una de las infidelidades para traer la conversación final, la cual tampoco fue placida ni en paz, fue a alaridos, lanzamientos de objetos contundentes y la partida del hogar del padre de forma abrupta con una de los hijos prendidos de sus piernas para que no se marchara…se fue…se rompió lo que en realidad nunca debió suceder, muchas víctimas en el intento, en especial los dos inocentes…mi hermano y yo.

Veinte y cinco años pasaron para que volvieran esta vez a sentarse a conversar, durante ese tiempo transcurrido sus hijos crecieron con la dualidad de estar entre uno y otro, ellos jamás acordaron los cumpleaños, ni la comunión, ni las graduaciones de los que habían nacido de su ser aunque ambos los amaban mucho. María Jesús y Evelio llegaron con su nieto a aquel lugar, venían de pasar largas horas en un hospital donde ella había estado gravemente enferma. Se sentaron en un banco del sitio, uno al lado del otro, a perdonarse, reencontrarse y un poco reconstruirse, recordaron lo bueno, dejaron atrás todo lo “malo”. Mi hermano y yo los veíamos a lo lejos, también para nosotros llegaba la paz desde esa imagen de aquella silla de parque, mi hijo correteaba y se reía era lo único que interrumpía aquella larga conversación que mi padres se debían desde hacía 25 años… nunca es tarde para encontrar desde el no amor pero si afecto un espacio para coincidir…esa escena será eterna en mis ojos.

Invito a: @lucymavarez @rashel