¡Quisiera volver!

     Volver a esos días donde mamá era mi curita al alma, volver a sentir su calor y esos olor peculiar que sentía al abrazarla. Volver aquellas noches cuando con sus tiernos ojitos me miraba susurrando al oído para que yo sintiera calma.

      Mamá es valiente, recuerdo que al caer la noche todos los sonidos me daban un poco de miedo incluso imaginaba que entre los árboles se escondían cosas muy extrañas, pero en medio de eso estaba mi mamá a quien podía acudir. Cuando por alguna razón me mandaba al estanque a buscar agua me daba muchísimo miedo pero solo tenía que llamarla y ella al instante llegaba con su dulce sonrisa diciendo; ¡No te va a pasar nada!.

     Siempre he querido tener su valentía y fortaleza, pero es difícil llegar a ser como ella. No existe una copia es única en el mundo.

     Mamá solía dormirme, no se cómo sabía cuando yo solo fingía estar dormida, en medio de canciones y pequeños arrullos mamá me regañaba para decirme que era hora de dormir, fui feliz en aquella camita acolchada que preparaba para mí. Nunca tenía la cama desentendida en aquella humilde casa su amor me sostenía.

     En los días de enfermedad estaba pendiente de darme mis medicamentos al día, historias de la biblia me leía, me hablaba del amor de Dios y como nos protegía. Aun se que Dios nos protege y agradezco por darme la mejor mamá, mi mamá es única no la quiero cambiar.

     Cada recuerdo que tengo de ella cuando yo estaba pequeña lo llevo en mi corazón, no importa la edad que tengas el amor de madre siempre sanara nuestro corazón con una sonrisa y abrazo transforman nuestro alrededor.