Flores, y su hija Camila, llegaron a un pueblo nuevo en el cual todas las recibieron con cariño, pero entre la multitud resaltaba una mujer mayor de edad, la cual lloraba de la felicidad. Flores y su hija se quedaron algo sorprendidas, pero no se le acercaron. Casualmente, la casa que compraron quedaba al lado de la casa de la mujer mayor, ellas se asustaron por esa mujer y hasta pensaron que era una bruja, pues sus pensamientos iba más allá de lo habitual. Un día Flores decidió preguntarle a un vecino: ¿Quién era esa señora? Y le dijeron que era Marta, una anciana que vive en esa casa desde hace muchísimos años, y no trataba con nadie. Parecía que fuera una bruja con intenciones malas, y Flores se asustó muchísimo, y sin dudarlo ni un minuto se lo fue a contar a su hija para que estuviera pendiente de esa señora.

Camila no creía tanto eso de que la señora fuera una bruja, pero igual le tenía mucho miedo, un día Camila estaba en la ventana de su casa, y cuando volteo a ver para la casa de su vecina Marta, vio que ella estaba regando las matas y en un momento muy raro ambas se miraron, pero Camila en vez de asustarse la saludo, y Marta le respondió el saludo, Camila cada vez le tenía menos miedo a esa mujer por qué algo en su corazón decía que ella no era mala y simplemente era cuánto de las demás personas, pero ella igual no se le acercaba y nada por él estiló, ya que no quiere que pasara nada malo, además de que su madre la iba a regañar, por ir para esa casa.

Otro día, Camila, cuando fue a ver por su ventana, vio que estaban unos dulces de la parte de afuera, con una nota que decía: "Para ti, cariño, de parte de Marta" Camila estaba muy contenta con sus dulces, y se lo fue a decir a su madre, la cual al ver los dulces los votó por miedo a que estuvieran envenenados, o tuvieran algo malo, cuando en realidad no era así. Camila estaba muy triste y decidió hablar con su madre, la cual se dio cuenta de que estaba actuando mal, y tenía que hablar con Marta para ver si era como decían o era pura mentira, así que ambas esperaron el día siguiente para llevarle un pastel a esa pobre anciana.

Resulta que al llegar Marta sacó una lágrima, pues era su cumpleaños y ese pastel que ellas llevaron, sin saber nada, era como una sorpresa la cual la puso muy contenta. En ese momento conocieron más a Marta, comieron pastel y se dieron cuenta de que ella no era mala, así como decían, siendo grandes vecinos. Fin.

Y bueno amigos de mi país, como de otros países presentes en esta publicación. Espero que les haya gustado mucho mi participación, y que les sirva de reflexión. Suerte para ustedes y para mí. Bendiciones y anímese a participar en este concurso; abrazos.

Invito:

@santi06
@aplausos
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