"SLC-S24/W3 - Debate poderoso | Amor y argumentos".

in Ladies Universe8 days ago
Debatir sobre los comportamientos humanos siempre será interesante. De acuerdo con el equipo de debate deberíamos reflexionar, a partir de la siguiente premisa:

En una relación matrimonial pueden ocurrir malentendidos, pero en ese caso, ¿debería ser el marido siempre el primero en pedir perdón o disculparse, o deberían ser ambos los primeros en pedir perdón? ¿El error debe admitirse?

Primero narraré una historia y luego profundizaré en el análisis de la misma.


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Pixabay

Valentina y Manuel se conocieron en una tasca que ambos frecuentaban los fines de semana. Él era comerciante y viajaba continuamente por varios pueblos del estado Sucre para vender sus quincallas. Pero cuando llegaba el viernes, allí estaba, en la barra del "Café Boulevard" con su vestimenta impecable, su fragancia de costo excesivo, y su vaso de wisky Old Parr. A Manuel le gustaba cantar y era un virtuoso tocando el tambor.

Por su parte, Valentina era enfermera, trabajaba en el hospital y en una clínica privada. A pesar de no tener hijos, se hizo cargo de tres sobrinos. Trabajaba muchísimo. Pero, cada quince días, iba al "Café Boulevard" a compartir con sus hermanas, y a escuchar a la gente cantar en karaoke.

Uno de esos tantos fines de semana en el "Café Boulevard", Valentina y Manuel comenzaron a conversar; luego intercambiaron teléfono y así se inició una relación amorosa entre ellos. Todo iba bien. Hasta que en Venezuela ocurrió la conversión monetaria y Manuel se quedó sin capital para comprar mercancia. De esta manera, el hombre que era próspero económicamente comenzó a vivir una profunda debacle económica y financiera, que no solo se notaba en su vestimenta, sino también en su espíritu y estado anímico.

Así, los fines de semana festivos se transformaron en hostiles encierros en la casa, caras largas, discusiones interminables y rencores que germinaban y echaban raíces a su paso.

Valentina se convirtió a el "brazo económico" del hogar. Tuvo que incrementar sus guardias como enfermera, porque se sentía en la obligación de ayudar a Manuel económicamente. Pero, él, que siempre había tenido en abundancia, le parecía poco lo que Valentina le daba. Ella se sentía explotada económica y emocionalmente; y él se sentía humillado cuando ella le decía que trabajaba, prácticamente para él.

Manuel parecía una fiera enjaulada. Ya no cantaba, ni reía, mucho menos tocaba el tambor. Se quejaba de todo y de todos. Quería volver a tener solvencia económica. No soportaba a los sobrinos de Valentina, y los trataba mal. Discutían continuamente, incluso en público, y en esa casa se respiraba odio. Por otra parte, ambos eran orgullosos, y se creían dueños de la verdad. Ninguno de los dos se mostraba dispuesto a dialogar, a pedir disculpas y, de alguna manera, se negaban a vivir en armonía. Cuando Valentina había tomado la decisión de ponerle fin a la relación, a Manuel le dio un infarto. Para ese entonces él tenía 42 años. Los dos vivían en la misma casa, pero no se hablaban. Él murió a raíz del infarto, y ella, de alguna manera también, pues se sentía culpable de la muerte de su marido.


1.- Revela tu ingenuidad y muéstranos que, ante cualquier disputa o problema de pareja, lo primero que hacen los hombres siempre es admitir sus errores y disculparse con sus esposas para preservar la relación. ¿Es correcto esto, o debería el que tiene la mayor culpa admitir primero sus errores, disculparse con su pareja e intentar arreglar la relación?

En algunos hogares, sobre todo en aquellos en los que los padres son orgullosos, casi como si de una genética se tratara, crece el orgullo y la soberbia en sus hijos. Por eso, pedir disculpas puede llegar a convertirse en la palabra prohibida para muchos, ya que es un signo de "debilidad".

En mi caso, fui criada por mi hermana, una mujer que a su vez la criaron bajo los preceptos de que: "Equivocarse es lo peor que le puede pasar a un ser humano". Por tanto, NUNCA se debe pedir disculpas. Es preferible dejar que el tiempo pase y que el ofendido o afectado se olvide de la situación.

Yo estaba convencida de que eso era una "gran verdad". Sin embargo, cuando me tocó salir de casa para estudiar en la universidad, me di cuenta de que no permitirnos equivocarnos es terrible para nosotros mismos, porque nos limita el aprender de los errores. De manera que el aprendizaje se da por repetición de experiencias ajenas; y no de experiencias propias. También comprendí que pedir disculpas no me hace sentir ni ser "menos que nadie". Al contrario, me hace corregir mis fallas y ser cada día mejor persona.

En el caso de Valentina y Manuel, ambos se sentían infelices: Él quería que ella lo atendiera como un rey, y que le diera todo lo que él necesitaba; y ella se sentía como una "mujer explotada". De una relación afectiva se pasó a una relación financiera; y el descontento de los dos sumado al orgullo de ambos convirtió al hogar en un campo de batalla. Ninguno de los dos reconocía sus errores, y mientras más dolidos se sentían, más daño querían hacerle a su pareja.


2.- Mucha gente piensa que, en una pelea, el esposo debe ser el primero en disculparse y la esposa la primera en resolver el conflicto y mejorar la relación. ¿Estás de acuerdo con esta opinión o crees que es diferente en tu caso? Expresa tu opinión.

Las disculpas no tienen género. Es decir, el análisis no debe girar en torno a si es el esposo el que debe tomar la iniciativa de disculparse si algo no va bien en la relación, o si es la mujer la que debe hacerlo. Más allá de eso, lo ideal es que cuando haya diferencias de criterios entre las parejas, descontentos o resentimientos por acciones realizadas por alguno de los dos, ambos dejen "reposar los malos momentos" y luego dialoguen sobre ellos.

Parece mentira, pero hay parejas que nunca se regalan tiempo para conversar sobre lo que a cada uno les gusta como persona y qué esperan del otro como pareja. Si hubiesen más conversaciones de este tipo, probablemente, la convivencia en el hogar mejoraría profundamente.


3.- Sin embargo, en este caso, ¿sería prudente que ambos admitieran sus errores y se disculparan para preservar su relación, o sería mejor seguir manteniendo su ego y seguir causando malestar familiar día tras día? ¿Cuál crees que es correcto?

Admitir los errores no es fácil ni usual, si así fuera, casi nadie tendría problemas con otras personas. Pero no es así, ya que, por lo general, la gente que ofende a otros o, por qué no, el ofendido, siempre se cree dueño de la verdad. Y desde siempre nos han educado para admitir una sola verdad, no dos ni tres. De allí la dificultad de reconocer cuando nos equivocamos. Sin embargo, cuando los seres humanos alcanzamos la madurez biológica y mental, y echamos a un lado las pasiones; comenzamos a sentirnos menos atados a los "egos", y más ganados para el amor. Eso se debe, quizás, a que sentimos que la muerte probablemente la tenemos muy cerca, y que no vale la pena vivir nuestros últimos días cargados de odios y de resentimientos.

En el caso de Valentina y Manuel esto se puede notar. Él murió bravo con su mujer, porque nunca se dio la oportunidad de ser feliz al lado de ella, luego de que sufrió su crisis económica. Desde mi punto de vista, la plenitu de Manuel solo dependía del dinero que tenía en el bolsillo; y cuando no lo tuvo se convirtió en el hombre más infeliz del mundo y deseaba contaminar a los demás de su infelicidad, porque el que está mal o se siente mal, se molesta si los demás están y se sienten bien.

Bueno, este es todo mi debate, que me dejó agotada de tanto pensar, jajaja. Me gustaría invitar a @cruzamilcar63, @leonciocast y @marianri.

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Como siempre un análisis, y reflexión, impecable. Lo triste es que la historia de ficción que hiciste para iniciar tu debate puede ocurrir, perfectamente, en la vida real.

Ahora bien, el caballero basó su relación en lo económico de allí que al irle mal en este sentido sintió que todo tendría que ir mal, incluso el amor.

Por otra parte, siento que ella basó su relación en el sacrificio (posiblemente, porque fue lo que aprendió en su hogar).

Desde el inicio está relación cojeaba y el ego de él lo terminó de fulminar todo.

Me encantó la afirmación, sin medias tintas, de que disculparse "no tiene género"; directo, preciso y conciso.

Un gran abrazo y éxitos!

 7 days ago 

Amiga, como siempre tu lectura es acuciosa y tu comentario profundo, lo cual le agrega un "plus" a mi publicación. Te cuento que realizar estos ejercicios me dejan extenuada, porque es fácil desviarse del tema. Sin embargo, son ejercicios interesantes, pues hay personas que juzgan de buenas a primeras, sin antes detenerse a analizar lo que cada quien vive.

Gracias por dedicarme tu tiempo. Un abrazo.

Te quiero un mundo. Que pases un excelente día consintiendo y siendo consentida.

Congratulations!

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Salir del hogar con el fin de estudiar en otra ciudad se convierte en un gran aprendizaje y responsabilidad ya que nadie quiere ausentarse para regresar derrotado. En tu caso, aprendiste que el perdón es necesario y estoy seguro de que muchas cosas más.

Hay preguntas, por otra parte, en estos retos que nos parecen extrañas. Ya lo dices tú por ahí: "la culpa no tiene género". La conciencia de reconocer nuestros fallos depende de la sensatez de cada quien, así como la necesidad de disculparse, por tanto, nos descoloca esa interrogante.

Éxitos, amiga.

 7 days ago 

Así es, amigo mío. A veces creo que la traducción nos traiciona y todos quedamos entrampados por ella.

Por otro lado, confieso que no hay mejor escuela para crecer que salir de casa. Eso nos cambia por completo la vida. Por eso creo que, a pesar de nuestros temores como padres o responsables de las crianzas de los jóvenes, es necesario darnos y darles a ellos la oportunidad de volar su propio vuelo.

Gracias por tu comentario tan valioso.