DEL REPOSO Y DEL ARDOR

En un río distante
apenas inocente
vestíamos de carnavalescas
miradas
Mi traje dejado
a las sedas de tus manos
de Penélope sin malicia
Te espiába a través
de las ventanas
en ese momento del reposo
y del ardor
Solo mi canto entre las ramas
de las uvas te llamaba
te seguía
dejaba un hilo
a nuestro laberinto
Era inminente tu desnudez
la nube que rozara
nuestros labios