The Great Snack || La Gran Picada [Eng/Esp]steemCreated with Sketch.

in GEMS3 days ago

Today was one of those days when you decide to treat yourself to a good time. No rush, no notifications, and in the best company: we were two friends, sitting at a rustic wooden table in a charming restaurant we found almost by chance.

The glasses of red wine were already poured when we arrived, glistening in the warm light, as if they'd been waiting for us. And then the great appetizer arrived. What a way to start a meal...

In front of us was a generous platter of sautéed prawns with squid, golden garlic, roasted peppers, and that touch of fresh parsley that perfumes everything. On the side, some green tortillas—probably made with chard—served with a red sauce that cried out for bread. The croquettes, golden and crispy, didn't last even five minutes on the plate.

The star, for me, was the cold cuts platter: thinly sliced ​​prosciutto, sliced ​​tomato and mozzarella with fresh basil, olive oil, and freshly ground black pepper. Classic, yes, but served with a dedication that was evident in every detail.

And the bread... oh my! Varied, homemade, warm. A basket full of focaccia, rustic bread, and rolls that we used guiltlessly to mop up every sauce, every corner of the plate.

We looked at each other laughing, knowing we had chosen well. Those simple, shared, and delicious moments are the ones we cherish.

This was today's great snack. In good company, in a great location, and with flavors that still make me smile.

Hoy fue uno de esos días en los que decidís regalarte un buen momento. Sin apuros, sin notificaciones, y con la mejor compañía: éramos dos amigos, sentados en una mesa de madera rústica en un restaurante encantador que encontramos casi por casualidad.

Las copas de vino tinto ya estaban servidas cuando llegamos, brillando bajo la luz cálida del lugar, como si nos estuvieran esperando. Y entonces llegó la gran picada. Qué manera de empezar una comida…

Frente a nosotros, una fuente generosa de langostinos salteados con calamares, ajos dorados, pimientos asados y ese toque de perejil fresco que perfuma todo. A un costado, unas tortillas verdes —probablemente de acelga— servidas con una salsita roja que pedía pan a gritos. Las croquetas, doradas y crujientes, no duraron ni cinco minutos en el plato.

La estrella, para mí, fue la tabla de fiambres: jamón crudo en finas lonchas, rodajas de tomate y mozzarella con albahaca fresca, aceite de oliva y pimienta negra recién molida. Clásico, sí, pero servido con una dedicación que se notaba en cada detalle.

Y el pan... ¡mamita! Variado, casero, tibio. Una canasta llena de focaccia, pan rústico y bollitos que usábamos sin culpa para limpiar cada salsa, cada rincón del plato.

Nos miramos entre risas, sabiendo que habíamos elegido bien. Que esos momentos simples, compartidos y sabrosos, son los que uno se lleva guardados.

Así fue la gran picada de hoy. En buena compañía, en un buen lugar, y con sabores que todavía me hacen sonreír.