Story between two World || Historia entre dos Mundos [Eng/Esp]

It wasn't the first time I'd been in that park, but this time everything felt different. As if the trees were a little stiller than usual. As if the air knew too much about me.

The sun was shining, yes, but behind that natural light, there was a faint vibration. An almost imperceptible interference that only a few of us noticed. I stopped in front of the steps, the same one where, according to the archives, "The Fault" had occurred.

The city in the background rose just as bright, its glass towers touching the sky. No one else seemed to notice that some windows were flickering out of sync. I did. I'd been studying it for months. The pattern repeated itself. And it all started here, under the shade of the central tree.

I took the scanning module out of my pocket. It simulated an old cell phone, but it was able to read distortions in the space-time matrix. The reading was clear: right here, at this point, reality was not stable.

And then, as if responding to the scan, the image of the buildings in the background distorted for a second. Subtle ripples, as if the city were a reflection on water. No one else saw it. Or maybe they couldn't see it.

I climbed the stairs. Each step triggered something. Memories, perhaps. Or perhaps they were inserted fragments. I'd been warned that emotional anchors could affect perception of the time node.

She appeared at the top of the steps.

Tall, serene. Same face. Same voice from the recordings.

"You shouldn't be here," she told me. "This is a frozen sector. Unauthorized."

"I'm looking for answers," I replied, holding the module. "I'm looking for the truth about Project Threshold."

Her gaze hardened. The light changed. For an instant, I saw the real city behind her: not skyscrapers, but control towers, quantum antennas, and climate-controlled domes. The illusion was perfect... almost.

"You know too much," she whispered.

And then, everything vibrated. The tree disappeared. The concrete beneath my feet became a metal grid. The park was just a layer of simulation. I had crossed without permission.

But I didn't care. Because for the first time, I saw what no one else could see: the real world... or what was left of it.

No era la primera vez que me encontraba en ese parque, pero esta vez todo se sentía distinto. Como si los árboles estuvieran un poco más quietos de lo normal. Como si el aire supiera demasiado de mí.

El sol brillaba, sí, pero detrás de esa luz natural había una vibración tenue. Una interferencia casi imperceptible que solo notábamos algunos. Me detuve frente a la escalinata, la misma donde, según los archivos, había ocurrido “la Falla”.

La ciudad al fondo se alzaba igual de brillante, con sus torres de cristal tocando el cielo. Nadie más parecía notar que algunas ventanas parpadeaban fuera de sincronía. Yo sí. Lo había estado estudiando durante meses. El patrón se repetía. Y todo empezaba aquí, bajo la sombra del árbol central.

Saqué el módulo de escaneo del bolsillo. Simulaba ser un viejo celular, pero era capaz de leer distorsiones en la matriz del espacio-tiempo. La lectura era clara: justo aquí, en este punto, la realidad no era estable.

Y entonces, como si respondiera al escaneo, la imagen de los edificios al fondo se distorsionó por un segundo. Ondulaciones sutiles, como si la ciudad fuera un reflejo sobre el agua. Nadie más lo vio. O quizás no podían verlo.

Subí las escaleras. Cada paso activaba algo. Recuerdos, tal vez. O tal vez eran fragmentos insertados. Me habían advertido que los anclajes emocionales podían afectar la percepción del nodo temporal.

Ella apareció en la cima de la escalinata.

Alta, serena. Mismo rostro. Misma voz de las grabaciones.

—No deberías estar aquí —me dijo—. Este es un sector congelado. No autorizado.

—Busco respuestas —le respondí, sujetando el módulo—. Busco la verdad sobre el Proyecto Umbral.

Su mirada se endureció. La luz cambió. Por un instante, vi tras ella la verdadera ciudad: no rascacielos, sino torres de control, antenas cuánticas y domos climatizados. La ilusión era perfecta… casi.

—Ya sabes demasiado —susurró.

Y entonces, todo vibró. El árbol desapareció. El concreto bajo mis pies se volvió rejilla metálica. El parque era solo una capa de simulación. Yo había cruzado sin permiso.

Pero no me importaba. Porque por primera vez, veía lo que nadie más podía ver: el mundo real… o lo que quedaba de él.